sábado, agosto 02, 2008

UN PEQUEÑO RECUERDO PARA LEOPOLDO ALAS

Conocí a Polo hace algunos años. La poesía y la militancia en el activismo por los derechos lgtb fueron dos buenos pilares para iniciar un contacto habitual que se fue alargando en mis visitas a Madrid, a través del correo electrónico y, cómo no, siguiendo su programa de radio "Entiendas o no entiendas" hasta alcanzar un momento cercano a la amistad.

Recuerdo algunos momentos como nuestra primera conversación, en el bar de COGAM, o una tarde estupenda de conversación en la que también estuvo Lawrence Schimmel.

Hace mes y medio, una afección respiratoria, lo llevó a ese filo peligroso entre la vida y la muerte del que no ha podido regresar. No me cogió por sorpresa porque sabía de la extrema gravedad de Leopoldo por Eduardo Mendicutti. Pero no por eso el vacío será menor.

Habrá que recordar a Leopoldo Alas como un poeta de sensibilidad, ironía y reflexión, como un narrador divertido y provocador, como un comunicador nato, como un hombre afable, simpático y generoso, como un luchador por las causas que consideró justas, como un referente público de la pelea por la igualdad para gays y lesbianas en nuestro país, como un divertidísimo creador de conceptos para estudiar el lado rosa de la vida (su "mariliendre" acabará en el diccionario de la RAE, y si no, al tiempo ...).

Sin su sonrisa, su particular tono de voz, su mordaz visión del universo, Madrid estará más oscuro la próxima vez que lo visite.

La última vez que nos encontramos, le pasé un libro en el que aparecía mi poema "Orvieto", un poema que quise dedicarle y que él agradeció y hablamos de un proyecto que pensaba poner en marcha sobre una generación de poetas nacidos en los 60 que a él le interesaba especialmente y que consideraba poco reconocida, un grupo en el estaría él, claro, y también otros como Luis Cremades. Y más por su generosidad que por mis méritos, pensaba incluirme.

Os dejo con un poema de Leopoldo. Que sea como una libación con el vino de las palabras en recuerdo de un hombre libre, brillante, culto y pagano.

AL FILO DE LOS CUARENTA

Hasta cuándo podré querer a muchos sin entregarme a nadie.
Cuántos días de espontánea indefinición me quedan por delante.
Él me espera y tiene mis facciones.
Cuarenta años, hermano.
Lo prefiero a todos: amables rostros que reflejaron el mío volátil,
almas afines que completaron mi esencia fragmentada.
Después de tanto errar por tantos cuerpos, doy con el mío.
Por fin un hombre interesante. Soy él.
No era yo dirigiendo una nave imperfecta de carne,
tan firme y rotunda en su ingrata juventud.
Tomad y comed porque yo soy mi cuerpo.
Yo quise ser vosotros, amigos del alma,
y en cada uno aprendí a quererme.
Pero en mí mismo estoy mejor acomodado
que en la insaciable búsqueda exterior de inteligencia y belleza.
Cuarenta, hermano.
Olvida el paraíso de la infancia, que muchos cuestionan:
tan hermosos fueron aquellos días suspendidosde horizontes inmensos
como estos de ahora, caídos y sin perspectiva.
Y del amor ni hablemos
pues todo lo apostado se perdió en el propio engaño.
Pero me tengo al fin.
Ya no me busco en el espejo. Soy el que soy.

3 comentarios:

Alfonso Saborido dijo...

Me mandaron la noticia hace unos días. No tenía ni idea que el término 'mariliendres' era suyo, mira que lo he escuchado veces.
Descanse en paz este buen hombre.

Anónimo dijo...

Se agradece un recuerdo a Leopoldo Alas. La poesía que he leido de él me ha parecido brillante.

Frantic St Anger dijo...

A ti al menos, te quedará el consuelo de haberlo conocido.

A los demás ni eso, :(

Adios, Leopoldo.

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