lunes, agosto 22, 2022

PERRINALINDA EN MODO ECTOPLASMA

 


- Eh, Gafapasta: Buuuuuuhh

-Anda, vaya, un fantasma.

-No, Caraculo, yo fantasma no: Yo Perrinalinda ectoplasmática.

-Pues me has dado un buen susto, Perrinalinda ectoloquesea.

-Un mordisco es lo que te tenía que dar, descastado. ¿No me debes tú nada a mí?

-A ver, yo creo que lo que me prestaste para jugar al bingo te lo devolví y esto... no sé, creo que habíamos arreglado cuentas hace tiempo, ¿no? Espera que revisto la libretuca.

-Pero qué libretuca ni qué libretuca. ¿Es que no me merezco yo unas palabras bonitas, como las que escribiste para Mami Glenda, y para Harley, y para el Chico Guapo, y hasta para la micifuza absurda de Tiberio? (Que esa es otra, contenta tienes a la Anabotella, yo te voy avisando). ¿Tan poca cosa he sido para ti?

-...

-...

-Es que... a ver...

A ver ahora cómo le explico yo a Gin  que el golpe fue tan duro que me dolían los ojos tanto como el corazón, que yo me esperaba varios años más compartiendo su ternura infinita, riéndome con sus locuras, alimentándome de esa alegría canina que parecía no tener fin. Cómo le explico la nube oscura que me invadió aquella noche que sigo sin entender, tras una hora de juego en los Jardines de Pereda con la última pelota, con los sollozos que me despertaron a eso de las cinco de la madrugada, cuando de pronto te habías convertido en una masa de pelos incapaz de moverse, incapaz de entender. Y el descubrimiento de ese maldito tumor que se había escondido entre los costillares para no dar señales y te había invadido poco a poco, hasta alcanzar un peso y un tamaño sorprendentes, ese tumor que se había movido por quién sabe qué razón y te estaba aplastando la columna y el sistema nervioso, ese tumor que no se dejó operar.

-Y la Hechicera de la bata blanca y tú empeñados en que estaba engordando y que me sobraban dos kilos. Que me encontráis el tumor a tiempo y me quedo con un tipín de estrella de rock liverpulesa.

A ver cómo te explico que cierro los ojos y veo esa primera fotografía, cuando les dije a las Hadas de Sos Setter eso de "madre mía, qué cachorrona más linda". Sí, cuando te llamabas Lona porque te ibas para Barce-idem y yo ni sospechaba que acabarías siendo la parte más loca de la familia, y te llamarías Gin, y jugarías con Glenda y con las gatas, y te escaparías, y correrías, y darías tanto amor, tanto, que parece mentira que tanta ternura pudiera caber en un cuerpo tan chico. Cierro los ojos y veo tus carreras por la playa, aprendiendo a nadar gracias a Viejuno Harley, incapaz de agotar tanta energía, veo tus movimientos de sirena bañándote en Gamazo con un estilazo que para sí quisiera Esther Williams, tus juguetes de peluche (gomas y plásticos no, gracias). Veo ese salto salvaje desde lo alto de las dunas de Loredo, para deslizarte luego en una especie de rafting que casi me provoca un infarto y a ti te dio el subidón de adrenalina de tu vida, disfrutando como nunca. Veo esa setter ya más calmada por la edad, que me usaba de almohada mientras me invadía el alma con su mirada, dulce, amorosa... ("Quédate con quien te mire como Gin a Regino", escribió alguien en Fabook tras ver la foto de un pregón en el Orgullo de Cantabria contigo al lado observando con cara de felicidad y de amor infinito).

A ver cómo te explico que te echo muchísimo de menos, porque dejaste un vacío denso y silencioso. Que esos once años de vida juntos fueron mejores gracias a ti, que fueron tuyas la mayoría de las sonrisas de ese tiempo (y casi todos los cabreos, por cierto, Perrinalindadelasnaricesaveces). Y que Gelo se quedó desolado, y lloraba toda la tarde, preguntándose por qué ya no estaba en casa la que había sido su compañera durante media vida, y que tuvimos que buscarle nueva familia, con Camila y su TOC, y con la blanquísima sombra gatuna de Lannister.

-Pero si habías dicho que gatos nunca más.

-Pues ya ves...

-Y menuda la liada con Camila, la mi pobre, a ver si la cuidas para que se le pasen los miedos.

-En eso estamos.

-Pero más rápido, coñes, que tiene demasiada tensión la chiquilla. Y cuida a Gelo, que se le ve la cara de viejuno cada vez más, y está cabezón y cascarrabias y empalagoso. Claro, como no estoy yo para darle vidilla...

A ver cómo te explico...

-A ver cómo te explico que te calles ya, Gafapasta. Que ya lo he pillado, que eres vago, melancólico y procrastinador, y que lo habías ido dejando. Pero con lo de antes me vale. ¿Chuches para ectoplasmas tienes? ¿No? Pues menuda mierda de disculpa, tío. En fin. Me voy a morder a Tiberio y a volver loca un rato a Mamiglenda, que andan por las nubes. Ah, y oye, que conocí al Chico Guapo y que... mira, que tenías toda la razón, que es un amor y requetemegaguapo. ¿No va siendo ya hora de otro mozo?

-Es que no es fácil, Gin.

-A pacer, tío, que me voy al séptimo cielo. Otro día te asusto más.

Licencia de Creative Commons
Un Santander Posilbe by Regino Mateo is licensed under a Creative Commons Attribution-NonCommercial-NoDerivs 3.0 Unported License.
Based on a work at unsantanderposible.blogspot.com.