lunes, enero 29, 2024

MOMENTOS ESTELARES: LA FUNDACIÓN (Kafka en Cantabria)


 

    Andaba despistadillo, sin duda y como siempre, el malvado Rukaegos, aquella tarde fresquita de mayo del proceloso año del Señor de dos mil y siete, cuando manifestó su aquiescencia a incorporarse como patrono a la Fundación Política, Social y Deformativa Mari Juli de las Almenas, en homenaje a la docta polígrafa y señera diputada por el Valle de Allí. Y más atocinado todavía cuando prestose a ser, además, secretario de aquel patronato que con el tiempo devendría en cruel herramienta de Satán para buenos y malos cristianos. 

    Y es que, tras un tiempo de mínima observancia y operatividad, y algunos disgustos y hartazgos personales, se decidió Rukaegos, reconvertido de pronto en el kafkiano agrimensor K., a presentar su renuncia a patronazgo y secretaría, por escrito, pero sin acuses de recibo, que siempre ha sido el chico un poco de andar por casa en materias protocolarias y administrativas. Más o menos por el 2011.

    Llegado el 2017, y bajo el advinimiento de Vicecalcetines I, fue requerido una y otra vez para prestar su secretarial firma una y otra vez en documentos bancarios básicos. Y él, de buen carácter como es, y a pesar de los pesares, continuaba firmando, añadiendo a cada firma la coletilla A: Oye, que yo he dimitido hace sopotocientos años, y la coletilla B: Es la última vez que firmo, a ver si lo arregláis de una epanadiplósica vez.

    Hubieron de llegar los tiempos post pandémicos para que la corte de meninas del cotolengo de Vicecalcetines se decidieran a organizar y legalizar todo aquel paramento de papelucos y papelajos, con la consiguien y feliz algarabía en do mayor del malvado Rukaegos, que viose de pronto, en pleno 2020, libre de cautiverios turquescos y fundacionales. 

    Así pues, se presentaron los documentos pertinentes e impertinentes en el Registro de Fundaciones del Gobierno de Cantabria. Que contestó sí, bueno, es que, o sea. Y que faltaban dos pólizas, una firma electrónica, un kilo de percebes y seis gotas de sangre de virgen birmana.

        Se puso el Comandante Pakuko al mando, y se recogieron  firmas, mariscos y sangres, para aportarlo al Registro de Fundaciones. Que contestó sí, bueno, es que, o sea. Y que las pólizas estaban bien, pero les gustaban más de otro color, que se habían confundido con la firma y tenía que ser a bolígrafo, y que faltaban una botella de albariño de Cantabria y las uñas purulentas de un ojáncano lebaniego.

    Fueron presentadas en tiempo y modo libaciones, uñas y mugre. Y pronto resolvió el Registro que sí, bueno, es que, o sea. Para invalidar las pólizas a cambio de una deposición del documento en formato electrónico, exigir (con modos notablemente desagradables) que la firma fuera en tinta verde y con pluma de ganso del S.XI, y que se añadieran dos rizos rubios de anjana trasmerana y un revuelto de réspigos primaverales de Ampuero con tocino veteado.

    Engordaban debidamente en el Registro, mientras el comandante Pakuko se desesperaba y al Malvado Rukaegos facción K. se le empezaba a notar el rictos de odio atroz. Pero fueron aportadas las nuevas dádivas sacrificiales a la diosa Admistra Ción, que tampoco esta vez quedó satisfecha, requiriendo el concurso de un notario, dos alas de murciélago tartamudo, polvos de la Madre Celestina y la tinta en estilográfica y color azul cobalto.

    Fueron luego cambiando las marcas de estilográfica, los manjares y pócimas, los horarios, los modos, los concurrentes y concurrenciales y las madres que se tranquilazaron al parir y deshacerse a todo engendro oscuro vinculado por una u otra maldición al Registro de Fundaciones Cántabro. Mientras Rukaegos facción K. aprendía nuevos idiomas para descubrir nuevos y más terribles insultos, intercalados en las más horrendas maldiciones del repertorio universal, desde el proto hitita al klingon, pasando por el castellano cervantino y el elfo sindarin. Mientras pasaban las horas, los días, las semanas, los meses, los años, los siglos con lentitud exasperante y el pobre y malvado autor de este blog continuaba amarrado al duro banco de una galera turquesca, con una pena más grave y cruel que la del mismísimo Edmundo Dantés, temblando de pánico cada vez que el Comandante Pakuko llamaba por el móvil para relatar las nuevas exigencias del sangriento y falso ídolo conjurado bajo la apariencia de Administración Autonómica de Cantabria en forma de Registro imposible, impenetrable e impresentable.  Y firmando y firmando y firmando y firmando, y sin esperanza, por los siglos de los siglos.

*NOTA: Trece años después de la renuncia, en el día de hoy, sin ir más lejos, he firmado lo que ha había firmado después de firmarlo sobre lo firmado afirmado tres documentos por enésima vez, aunque no recuerdo en qué color, formato o marca de plumier. 

        


jueves, julio 13, 2023

ESTAMOS LEYENDO...LOS ELEGIDOS, DE NANDO LÓPEZ


 Hace ya muchos años que conozco a Nando López. Fueron las tan denostadas redes sociales las que oficiaron como celestinas, el Facebook, donde no sé muy bien en qué momento, en qué conversación, en qué muro, se produjo primero el encuentro y después la solicitud de “amistad”, con la respuesta favorable correspondiente. Estoy casi seguro de que se trataría de alguna discusión sobre la dignidad y los derechos de las personas LGTBI+, probablemente algún muro militante tanto de esa causa como de la literatura y otras hierbas culturales y culturetas. El caso es que se produjo el encuentro, y pronto el conocimiento de que publicaba una novela, La edad de la ira. Mi intuición me ordenó encargarla y leerla. La disfruté y se lo dije. Y en algún momento, antes de un viaje a Madrid, le comenté que estaría por allí unos días y que me encantaría saludarle. Qué suerte un Nando amable, afable y abierto que era capaz de responder que sí a los pelmas de provincias, y que me citó para una cerveza en una terraza (¡cómo no!), la del Círculo de Bellas Artes. 

 

A Nando se le coge muy pronto cariño, a los dos segundos después del saludo, más o menos. Y además escribe muy bien y mucho (demasiado, va a ser la ruina de su extenso club de fans). Así que el principio lo fue de muchas pequeñas conversaciones y ligeros intercambios en redes, de mucho tiempo en compañía de sus páginas, celebrando sus éxitos, y después de su teatro, y de sus adaptaciones a la televisión, y, cuando sus visitas a Cantabria lo permitían, de un café o una cena por los pagos norteños. Pude invitarle a hablar sobre Cultura y Juventud en un curso que dirigí en la UIMP; pude también disfrutar de su teatro ofreciéndoselos a audiencias jóvenes cuando la vida me llevó a decidir los contenidos del Palacio de Festivales de Cantabria, en aquella preciosa aventura que fue el ciclo Nos gusta el teatro, por el que pasaron Los amores diversos, La edad de la ira Malditos 16. Al cabo del tiempo, le tengo por uno de esos amigos que sientes cercanos y dentro del corazón, aunque esté lejos, aunque sea intermitente, aunque sea desde el mundo digital las más de las veces. Por tres razones: Porque es un campeón de nuestros derechos, porque es un excelente escritor tanto para jóvenes como para adultos, pero sobre todo porque es una grandísima persona.

 

Pero no me he acercado hasta el blog para hablar de Nando, sino para hablar de la que es, hasta el momento, su última novela. Para adultos esta vez: Los elegidos

 

A ver, que no os va a extrañar que os diga, llegados a este punto, que me gusta mucho cómo escribe Nando, su cercanía, su sencillez. Que tras tantas páginas he aprendido a reconocer algunos aspectos de su estilo, de sus particulares obsesiones (“recuperar ese mar que les habían robado”, “escenas que pertenecían a vidas distintas a la suya y en las que aparecían personajes que no reconocía”, “una isla muy diferente a aquella en la que no sería preciso conformarse con vivir con discreción porque al fin podrían vivir con dignidad”… la necesidad que tienen sus personajes de “contarse”, de tomar la palabra para recuperar la historia). Pero, cada vez un paso más allá, al leer los elegidos he tenido la sensación de que Nando se está haciendo grande, muy grande. Una historia compleja, enhebrada con maestría, como un pequeño puzle en el que cada pieza encaja; varias historias entretejidas, a modo de teselas del mosaico; la sabiduría que da tanto trabajo para documentar y dar vida a esa vida que no lo era durante la dictadura franquista: la clandestinidad y sus estrategias, el “matrimonio blanco” para dar cobertura al activista homosexual que podría caer en las garras de los sicarios del régimen más por “violeta” que por rojo. Me ha sorprendido la delicadeza de la intimidad entre Asun y Santos, el amor imposible al que el roce, sin embargo, va dando forma y volumen. Me ha convertido en un indecente voyeur de los cuerpos de Santos y Alonso, de Santos, Fabián y Alonso, de Asun y Miguel, la piel como carta que escribe las mejores páginas de quienes amamos y deseamos. 

 

Sobre todo, Nando ha conseguido indignarme, dolerme, provocarme gritos y náuseas, ha hecho que apretara los puños y pasara mañanas de muy mal humor, convirtiendo a Santos en víctima de la brutalidad de los curas, los esbirros y las leyes repugnantes del repugnante generalísimo. Santos en Fuerteventura, en el campo de concentración de Tefía, acompañado por Joaquín y por Ramón. Las mariconas humilladas, golpeadas, torturadas, insultadas, escupidas, degradadas por aquella España unidad de destino en lo universal que todavía hoy gentuza retorcida y miserable se atreve a defender. Las mariconas que en una uña del meñique conservaban más humanidad y dignidad que sus diabólicos cancerberos. Y es que Nando narra con tanta maestría, con tanta rabia y contención el recuerdo de Tefía, nos hace testigos de tanta indignidad, que consigue que sus palabras duelan, que nos duelan mucho. Que nos obliguen a buscar unos minutos de silencio y soledad para poder digerir lo que ya sabíamos (algunos), pero que solo a través de Los elegidos y gracias a la generosidad de Nando hemos podido vivir, revivir, contemplar en una mínima parte de su brutalidad.

 

Y dicho esto, gracias a mis chicas favoritas de Unquera, que me regalaron la novela antes de que a mí me diera tiempo a comprarla. Y mil disculpas a Nando, por haber escrito varias veces ‘solo’, sabiendo que es solotildista compulsivo e irredento. Gracias, amigo, por cada página.

miércoles, junio 28, 2023

CHIRINGUITOS, PAGUITAS, HIPOCRITITAS Y ESBIRRITOS


    La eterna cantata, no ya cada mes de junio, sino prácticamente todos los días y a todas las horas, en cuanto la caterva lgtbfóbica de pago ve el más mínimo resquicio para escupir su odio, sus prejuicios y sobre todo los mantras con los que van golpeando esas mil veces que apuntaba Goebbels para modificar la mente de la sociedad. Apuntando justo a esos dos o tres puntos en los que hacen de verdad daño. Ya que no tienen razón, ya que su mensaje anda en la escala de la evolución un punto por debajo del excremento de escorpión, necesitan descalificar el de activistas y colectivos. Y uno de esos mantras (hoy ha reaparecido varias veces en los comentarios a una noticia del Diario Montañés, a partir de una conversación con Kiara Brambilla y con un tal Regino Mateo, que no se oculta nada debajo del autor de este blog y que sonará vagamente a los habituales.

    Se trata de, ay, ese uso despectivo de los diminutivos en español, del clásico "chiringuitos y paguitas". Que ya hay cenutrios que se piensan que haber dado la cara, haber estado trabajando por los derechos, dignidad y visibilidad de las personas LGBTI+ nos hace propietarios de al menos un casoplón como el de Abascal y de una segunda residencia sin licencia ni pago al constructor diseñada por Rocío Monasterio.

    Resulta gracioso que en este país parezca quedar descalificada de antemano cualquier actividad remunerada. Supongo que es parte de los viejos (y teóricos) prejuicios cristianos frente a la riqueza, a la manera católica. Y es que ya decía la buena de la Bruja Avería aquello de "Viva el mal, viva el capital". O lo que es lo mismo, si uno se posiciona frente a los retrocesos en los derechos fundamentales, frente a la creciente violencia lgbtfóbica y al ascenso de los discursos de odio, es porque le pagan por hacerlo. Así que se me ha ocurrido acercarme a esta Bahía de Gotham para hacer un par de apuntes esenciales:

    1. Da risa floja ver al facherío ultra rancio habar de paguitas y chiringuitos. Ese mundo de privilegiados porque sí, que en buena medida no han trabajado ni diez minutos en toda su vida, que no han cotizado a la Seguridad Social, esos ninis de guateque casposo de club de campo, cubiertos siempre en su ocio infinito por las mamandurrias que lo mismo te inventan una Oficina del Español que una Agencia de Protección de Datos autonómica en la que se cobra más que en la Presidencia del Gobierno de la nación. 

    2. Más risa floja, con un poquito de rabia y otro poco de lástima, frente a esas hordas de esbirros anónimos y cobardes que infestan las redes sociales y los foros periodísticos para bramar sus consignas, desviar la atención y embarrar el campo, intentando implantar las viejas estrategias del populismo ultra, reinventado por el trumpismo, la alter-right y la Conferencia Baptista del Sur, bien jaleados desde otras esferas como el catoliquérrimo Ratzinger, inventor de otro asqueroso mantra, el de la ideología de género y la guerra cultural. Porque ellos sí cobran por insultar, mentir y descalificar. Engañados unos, fanáticos otros, cobrantes todos. Que de algo hay que comer, y si para eso hay que ser mamporreros de las peores subespecies de la humanidad, pues como Paco el Bajo, a correr a cuatro patas y a ladrar.

    3. No, los y las activistas lgbti no vivimos de las subvenciones. Vivimos, no demasiado bien en general, de nuestros trabajos. Gastamos tiempo, días libres, paz y... dinero, para que nuestros derechos y nuestra dignidad, pero sobre todo los derechos y la dignidad de quienes menos fuerza tienen para defenderse, queden protegidos tanto como sea posible (los niños y niñas del colectivo, nuestras personas mayores, la gente perdida en pueblos remotos de la España vaciada, las y los solicitantes de asilo y refugio, perseguidos y amenazados en sus países, nuestra gente con capacidades diversas...).

    4. Y sí, a veces, en general tarde, mal y escaso, el trabajo de nuestras asociaciones recibe un mínimo apoyo público. Para proyectos específicos, como asesorías jurídicas para delitos de odio, o asesorías psicológicas, para que nuestra gente no se rompa. Asumiendo nosotros funciones que no nos corresponden, que deberían formar parte de las prestaciones públicas, sí y siempre, y que a la larga lo que nos regalan es más necesidad de tiempo y de gasto de recursos propios. 

    Da igual. Las fauces de los esbirros no se van a cerrar. Nos seguirán acusando de ser lo que son ellos, vagos y vividores, hipócritas que nos atacan mientras esconden y salvaguardan a sus hijos, y asisten a sus bodas con la pamela bien pinada, gracias a que ese derecho se lo conquistamos desde su odiado activismo. Y tal vez calen sus insidias y sus mentiras, sus delitos de odio (es lo que son, hablemos claro de una puñetera vez) en una ciudadanía que a veces no es capaz de analizar mínimamente los pensamientos tóxicos con que les bombardean una y otra vez. Esos hipocrititas y esos esbirritos que manchan, excitados, los calzoncillos solo con pensar que pueden devolvernos a los armarios, a los campos de concentración, a las palizas, a los acosos, a la indignidad y la invisibilidad, donde ellos tendrían puesto fijo como verdugos.

    Ya no somos víctimas. Es lo que más odian, que hayamos dejado de serlo. Somos mejores, somos más fuertes, tenemos la razón, tenemos el convencimiento. Pero sobre todo, nos estamos jugando la vida. Y si hace falta nos encontraremos allí donde haga falta.

    ¿Chiringuito pagado? El que traigo aquí colgado. Ojalá vuestra vida sea al menos la mitad de miserable de la que os merecéis.

    

jueves, junio 15, 2023

JUNTO AL MAR DE LOS MUERTOS


 
    Fue en 1972. en el Mar Jónico, a solo 200 metros del pueblo calabrés de Riace. Un submarinista se alarmaba al detectar en el fondo lo que él imaginó un cuerpo humano. En realidad, la primera de dos estatuas en bronce, del S.V antes de Cristo, conocidas hoy como Estatua A y Estatua B, de valor extremo, al tratarse de dos de las cuatro únicas estatuas en bronce que nos han llegado desde la antigua Grecia, junto al Auriga de Delfos y al Poseidón del Cabo Sunión. Los Bronces de Riace. Dos guerreros, sobre cuya interpretación han corrido ríos de tinta y que hoy exhiben sus perfectos cuerpos en el Museo de la Magna Grecia, en Reggio di Calabria.

    Fue en 2017. Visité por cuestiones artístico-profesionales Reggio di Calabria. Como no podía ser de otra forma, aproveché una mañana libre para acercarme al museo, con el apremiante deseo de disfrutar de esa oportunidad para encontrarme con dos obras de tal impacto emocional. Quién sabe, pudieron ser parte de un grupo de guerreros embarcados, que simbolizaran... ¿cómo adentrarse en la mente de su autor, con tan poca información? En una de las guías sugerían, en pleno arrebato poético, que así, como nuestros guerreros de Riace, habrían sido Ulises-Odiseo y sus compañeros de peripecias. Me persiguió esa idea cuando me acerqué hasta el mar, al balcón sobre el Mediterráneo desde el que vislumbrabas frente a tus ojos, en la tan cercana isla de Sicilia, el terrible Etna, morada de Polifemo, el cíclope. Girabas el rostro a la derecha y sentías a lo lejos la silueta de Scilla, el pueblo cortado a cuchillo sobre un acantilado, que ha mantenido hasta hoy el nombre de uno de los monstruos, Scilla y Caribdis, a los que se enfrenta Ulises, uno a cada lado de un paso estrecho, el hoy Estrecho de Mesina, claro. Unos monstruos que convierten al mar en pesadilla hasta entregarle los cuerpos de los marineros atrapados en cruenta ofrenda. ¿Llegaron así hasta el fondo del Jónico nuestros dos guerreros?¿Se habían convertido en bronce dos de los compañeros del héroe de La Odisea?

    No pude evitar un temblor ante la presencia tan real de aquellas historias que leía ya de pequeño y que me habían acompañado toda la vida, hasta llegar allí, al borde del Mediterráneo. No pude evitar una lágrima, cuando se me vino a la memoria un viejo verso que duerme en un viejo y mal poema mío, "Recuerda el mar el nombre de todos sus ahogados", y otra lágrima más, mientras me invadía el frío de diciembre en Calabria, al sentir la presencia de miles y miles de personas ahogadas estos años, tratando de huir de la guerra, del hambre, de la indignidad, de la miseria, rumbo a una Europa opulenta, vieja en insolidaria, que se regocija en su superioridad moral y sus valores, capaz de ¿vivir? tan vieja, seca y repulsiva como una Christine Lagarde de baratillo ajena, indiferente, incluso activamente hostil, ante este nuevo Holocausto.

    Ha sido este 2023. Ayer. Cuando de nuevo un naufragio ha rasgado todos los velos de todos los templos. Unos pocos supervivientes y demasiados muertos, muertos que se ahogarán también en el mar del olvido y extraviarán allí sus nombres. Niños, muchachos, mujeres, hombres, vidas que ya no están, esperanzas que ya no serán, relojes que dejaron de contar los minutos. Gentes sin nombre, gentes sin número. Dicen que hubo alertas, y que de nuevo la petición de auxilio encontró oídos sordos en las almas secas. 

    El barco había sido avistado en aguas internacionales, no lejos de la ciudad griega de Pylos. De Pilos, la patria del rey Néstor, el argonauta que recibió y acogió a Ulises en su derrota. Que una patrulla ofreció algún tipo de ayuda, pero eligieron proseguir su viaje (¿cuánto les habría costado a cada uno una plaza hacinada en el viejo pesquero? ¿qué familiares les aguardaban?¿cómo podrían justificar su fracaso y su regreso al punto de partida?¿tenían, siquiera, un lugar al que regresar?) y no mucho después volcaron sobre la Fosa de Calypso. De Calipso, de la ninfa que amó a Ulises y trató de retenerlo.

    Ulises y su viaje. Ulises y la muerte en cada gota de agua del Mediterráneo, ya para siempre rebautizado como Mar de los Muertos. Ulises en Calabria olvidando cuerpos que se hacen bronce. Ulises en Pilos, al viento de la desesperación. Ulises en la Fosa de Calypso, despojado de memoria y de sueños.

    ¿Por qué leer a los clásicos? Se preguntaba póstumamente Italo Calvino. Quién lo puede saber. Quizás para poder explicar el dolor y la desolación, para hacer soportable el horror que nunca podrá serlo. Quizás solo para no morir esta tarde de tristeza.

viernes, junio 09, 2023

DON´T PRAY FOR ME, ARGENTINA


 



    Llegan, con los calores de junio, las convocatorias, noticias y actividades vinculadas a la celebración del Orgullo LGTBI+. Y con ellas, algunas tradiciones ya debidamente estabilizadas, como el difundido "Bingo del Orgullo", para ir rellenando  tu cartón con las patochadas que Heteroworld On Fire escupirá de red en red, de conversación en conversación, de congreso de cuñaos en congreso de cuñaos. Si eres el primero en encontrate con clasicazos como "Pero si ya se pueden casar, ahora qué quieren", "¿Y por qué no puedo yo celebrar el Día del Orgulo Hetero?", "¿Dime qué derechos os faltan?" y nuevos hits como "Estos lo que buscan es la paguita" o "Ahora hay más de esos porque están lavando el cerebro a los niños en los colegios". Sin olvidar, claro, el sufrimiento de tantas mujeres aterrorizadas al ver los espacios femeninos por una turba de mujeres trans chonis y furiosas violando, asesinando y practicando rituales satánicos que ríete tú de aquel Holocausto caníbal del cine setentero.

    Por mi parte, ya me han explicado que con este careto feo necesitaré pagar a chaperos si quiero tema con alguien, me han  definido como La poetisa en un foro del Diario Montañés y me han llamado "pedófilo" varias veces por Twitter. 

    Pero en los temas del bingo voy, por el momento, retrasado. Aunque, eso sí, he descubierto que ahora, con sus líderes ultrafanaticoides muertos de envidia porque se hable de junio como Mes del Orgullo y dé la impresión de que ya no es de su propiedad todo el año, se nos han llenado las redes de católicos de curioso pelaje, proclamando junio como Mes del Orgullo Cristiano y tratando de quedar como guays y acogedores anunciándonos que rezarán mucho por nosotros, para que no sigamos empeñados en esta vida que nos hace tanto daño (la vida de follar maromos y tal, imagino que quieren decir).

    Estos presuntos católicos, muy en la onda de organizaciones transparentes y modélicas como las Avutardas Cristianas, HazteOrín, el Forro de la Fajilla y El Yunque, deberían quizás mirarse a sí mismos antes de juzgar a los demás. Y es que a lo mejor es necesario recordar que Santa Madre tiene una historia muy propia y muy poco ejemplar, que no es como para enorgullecer a nadie. Que en las tropas citadas la carencia de caridad, amor al prójimo, comprensión de las bienaventuranzas y práctica de las obras de misericordia resulta tan evidente como alarmante (¿católicos? Juas). Que sus mensajes y prácticas vienen (y con financiación paguito-chiringuitera) de organizaciones protestantes y evangélicas (¿católicos? Juas), acompañadas, además, de la negación de la ciencia y la exaltación del terraplanismo. Joyas.

    Uno, que aunque solo sea por respeto a su propia familia y a su historia personal tiene cierto respeto y cariño, a pesar de todo, por las cosas de Santa Madre, la Santa Madre de verdad, no la prostituida por los dinerucos de Banon, pues suele estar atento a las partes buenas, como el discurso blandito de Francisco (menos da una piedra, Santidad), que desde luego se percibe refrescante frente a las proclamas de odio camuflado en Juan Pablo II y en Benedicto Equis Uve Palito. También en los movimientos de algunas comunidades de base, algunas órdenes, algunas parroquias, algunos teólogos y teólogas y hasta las conferencias episcopales de Bélgica o Alemania, tratando de conquistar una Iglesia Católica más inclusiva o al menos un poco respetuosa. Esa transición, aunque parece que los del Orgullo Cristiano no se han enterado, ya es una realidad en muchas iglesias luteranas, episcopalianas, cuáqueras, universalistas, veterocatólicas, etc, cada vez más comprometidas con el respeto a la diversidad y que en junio (y más) también alegrarán sus templos con los colores del arco iris. 

    Pero también uno es capaz de recordar cuál es, a día de hoy, la doctrina oficial, hipocritona donde las haya: Nos respetan como personas (en general, en sus huestes y ministros este punto es falso) pero odian nuestro pecado (lo de los empotramientos y tal, pero imagino que también besos, caricias, acompañamiento, solidaridad, ternura y toda práctica asociada al concepto "pareja"), y eso odio a nuestro pecado sí que lo cumplen a rajatabla. Al menos, cumplen el 50%, ya es un logro.

    De todas maneras, a mí lo que de verdad me resulta molesto es esa obsesión que tienen de rezar por nosotros. Como si quisiéramos o necesitáramos la vana palabrería de semejante tropa de fariseos. No quiero que recéis por mí, ni en junio, ni en noviembre, ni en febrero. No quiero que vuestro vicio, vuestra intolerancia y vuestro fingimiento se ocupen de mi vida pasada, presente o futura ni un solo segundo. Diría más, no os lo consiento. ¿Que las personas a las que quiero, hay muchas que son creyentes, necesitan por alguna razón rezar por mí? Se lo agradezco. Desde el corazón. Porque nacen del cariño y del respeto. Porque no implican que tenga que negarme, ocultarme, torturarme, para no molestar la blancura de sus sepulcros. Porque ni juzgan, ni someten, ni humillan. 

    Pero a vosotros, fariseos, sí, fariseos, idénticos a los que Jesús apartaba con ira de su camino, sepulcros blanqueados que os creéis mejores que los demás, pero solo sois podredumbre, no os quiero  cerca. No recéis por mí, os lo prohíbo. Ya compartiremos los infiernos, pero hasta entonces, vade retro, hipócritas.

martes, junio 06, 2023

ATENEÍSTAS Y FEMINISMOS


 

    Se ha escuchado mucho en los movimientos sociales la frase "porque fueron, somos; porque somos, serán". Porque fueron, somos. Una afirmación justa y rotunda que recuerda que si hemos escalado hasta nuestra sociedad occidental, con sus patologías, pero también como ese espacio de libertad, seguridad, igualdad y bienestar sin parangón en la historia de la humanidad (ya se están ocupando de destruirlo por todos los frentes, no os preocupéis), que si hemos llegado hasta aquí, decía, es gracias a las vidas, los trabajos, los sufrimientos y las muertes de muchos de quienes nos precedieron. Hombres y mujeres que lo dieron literalmente todo, frente a las mismas fuerzas siempre, por la emancipación y dignidad de todos los seres humanos.

    En los discursos neoliberales, ultraconservadores y populistas estaba oculto y anda aflorando ahora, gracias a sus peones mediáticos, un profundo rencor contra todos los movimientos que contribuyeron a limitar un poquito el poder de los suyos. Al asalto cada día, con esbirros a sueldo en redes y tertulias, que abren en abanico discursos de tonos exaltados en barras de bar y griteríos de autobús, estos ya gratis, contra el movimiento obrero, contra el feminista, contra las oleadas de derechos LGBTIQ+, contra los movimientos pro derechos civiles que pusieron coto al racismo, contra las reflexiones ambientales, contra la democracia y sus instituciones, contra las organizaciones solidarias... Contra todo y contra todos, con un lema que podría resumirse en "Lo mío es mío y lo tuyo, a medias". Las estrategias son básicas, se trata de tener mucho dinero para comprar espacio y actores en los medios y meterse hasta la cocina casa por casa para excitar los más bajos instintos del personal. Relean Farenheit 451, anden; redescubran ese gran descubrimiento de Bradbury al que denomina "La Familia"...

    Entre esos discursos, es fundamental el de la negación del mérito. Solo cuestionando, arrasando más bien, el trabajo de quienes osaron enfrentarse a los poderosos resulta posible la construcción identitaria del Nuevo Tío Tom, del esclavo feliz y aspiracionista que una vez se compró un utilitario a plazos y se sintió primogénito del faraón. Y que aprende a odiar sus derechos y a despreciar a sus aliados, porque le han programado para indignarse ante realidades falsas, construidas expresamente para que las mentiras consuman su escasa capacidad crítica. Quienes son dueños de los grandes poderes transnacionales, vuelven a ser así nuestros dueños, acusando al resto, eso sí, de adoctrinar y programar cada vez que piden dignidad y respeto o trabajan por una sociedad mejor y más habitable.

       Voceros tienen muchos y en todos los espacios. Algunos muy conocidos en sus ámbitos. Como el ateneísta de pro de cuyo nombre no me da la gana de acordarme en este artículo, que ha aprovechado las victorias electorales en Cantabria de dos mujeres del Partido Popular, Gema Igual en Santander y María José Sáenz de Buruaga en la Comunidad Autónoma, para embarrar en la prensa clamando que el Feminismo no sirve para nada y que nada deben estas dos mujeres al movimiento, ya que llegaron a donde quiera que estén por sus propios méritos.

    No voy a caer en la trampa de cuestionar cuáles sean esos méritos (ya me intentaron enredar en Twitter). Porque me niego a cuestionar a las mujeres con escrutinios que nunca se utilizan para los hombres. Pero sí siento la necesidad de recordar en esta mi bitácora que fueron las feministas quienes conquistaron los derechos para las mujeres, entre ellos al sufragio activo y pasivo. ¿Les parece poco? De acuerdo, fueron las feministas quienes trabajaron para que las estructuras sociales se fueran transformando -ay lo que falta- y las mujeres pudieran acceder a los estudios, al trabajo, no se vieran condenadas a quedarse en casa con la pata quebrada, como querían los inocentes refranes populares, o a ser santa y señora de su hogar, como pedía esa señora que con la camisa nueva de su hermano se confeccionó un sostén para toda la vida. ¿Poco todavía? Miren las listas electorales del 77, del 79, del 83... y miren las actuales. Y ahora recuerden cuánto lucharon las feministas para que fuera obligatoria la presencia de mujeres en las listas, para que la visibilidad de las mujeres llegara a todos los ámbitos (en ello están todavía). Recuerden también cuánto lucharon los conservadores y los conservadores beyond, desde todas sus atalayas judiciales, políticas y religiosas para que esta visibilidad nunca se consumara. 

    No, querido y rancio ateneísta. No es precisamente el mérito, al menos si entendemos por mérito aquello que a hombres y mujeres nos hace mejores, el valor que más se cotiza en las andanzas políticas. Pero méritos aparte, y resultados aparte, Igual y Sáenz de Buruaga están ahí porque muchas mujeres les abrieron el camino. Ya sé que eso le molesta profundamente y que también esta realidad estaría encantado de modificarla hasta hacernos creer la mujer siempre ha podido acceder al poder porque Isabel la Católica. Pero usted, que es más malo que ignorante, sabe que eso no es cierto. Como lo sé yo. Y como sabe la mayoría, aunque mucha gente prefiera plegarse a los cantos de sireñoros, en contra de sus propios intereses, en contra del bienestar de sus hijos y de la dignidad de sus hijas.

    

    

lunes, junio 05, 2023

DARK BLOG RETURNS! (TERCER TÍTULO, TERCERA TEMPORADA)


 


Nació esta ubicación del cibermundo hace ya como porrada y media de años. Se titulaba entonces Un Santander Posible, y trataba de ser un espacio de propuestas, esperanzas, ilusiones, críticas -por qué no-. También de dimes y diretes, confesiones y miradas privadas de su autor y responsable.

Seguramente por eso, por el color amable con el que el blog quería nacer, su imagen fue la de Glenda, una pastor de Brie, color arena, carácter bonachón, prima de Chebwacca y con un carácter y un humor bastante peculiares, que le llevaron un día a regalarme las necesarias nuevas risas, tras la muerte de Leo, con su propio blog, Perra del Sábado Noche, que acabó generando un spin-off del spin-off: No solo de Ginebra vive el hombre, para que la buena (ejem) de Gin pudiera poligonear a sus anchas, con sus aires de setter enloquecida (ya sé que es un pleonasmo)

(Gin, modo fantasma ON: 

-Pero yo no sé qué es un pleonasmo, Gafapasta.

-Que si dices Gin, todo el mundo sabe que estás diciendo también setter. Y que si dices setter, no hace falta explicar lo de enloquecida, va de serie.

-¿Lo de pedante te lo he llamado ya?

-Varias veces, Perrinalinda de las narices.

-Pues eso.)


Cuando el Santander posible devino en imposible, quizás lo haya sido siempre, el blog siguió hablando de lo mismo, porque el mismo era su autor y similares sus obsesiones, valores, certezas, errores, aciertos y quisicosas. Aunque quizás el tono fuera más hacia lo personal y se pintara con colores algo más tristes. Al cambiar de temporada, parecía interesante cambiarlo de nombre, y se rebautizó como Desde una habitación desordenada. Un título, sin duda, muy yo, muy mi vida y muy mi habitación. En un desorden compulsivo que se agravó en la vida post Leo. Y que en estos últimos años, gracias a esas encuestas y valoraciones de todo a cien que aparecen en las redes, he conseguido resignificar, porque no sé quién en no se dónde afirmó con toda rotundidad que talento y desorden van de la mano (directamente hacia el caos, imagino, pero mola) y una chica me dijo el otro día que aunque yo me tengo por muuuuuuuuuy tranquilo, estoy lleno de TOCs y de Hiperactividad y no sé cuántas cosas más que no se diagnosticaban cuando yo era Peque Regi por Reinosa y en el siglo pasado.

Lo de la hiperactividad sí que me dejó un poco asombrado. Pero voy a dejar las cochinadas para otra entrada del blog, que no quiero empezar sin ropa.


Así se pasaron otros años en los que cada vez era más difícil una actualización del blog, pasaba más tiempo entre una y otra, sentía más pereza y finalmente acabó siendo un blog silencioso más, que solo se reactivaba para las oportunas necrológicas de perras y gatas. Y hasta alguna se quedó por escribir.


Pero parece que vuelven las ganas o las necesidades, y asoma una Tercera Temporada. Más oscura, sin duda. Porque oscuros vienen los tiempos en muchas cuestiones importantes, tanto a nivel local, como regional, como nacional, como internacional. Y son tantos los signos de interrogación abiertos, y tan pocas las esperanzas de que se salden con respuestas satisfactorias (para mí). Se me está agarrando al alma la sensación de que Years & Years era más un oráculo que una serie. Y por eso hacía falta un nuevo título, un título capaz de contener toda la oscuridad y toda la desazón. ¿Algo más oscuro que la Gotham City de la que acabó por huir hasta Batman? En ninguna de sus versiones tenía mar la tal Gotham, así que acabamos de imaginar una Bahía de Gotham, con su puerto, su azul noche, sus brumas y sus oscuridades húmedas. Una Bahía de Gotham en permanente proceso de auto destrucción, como la Hiroshima post apocalíptica, válida apenas para un poquito de amor y de desolación personal acompañada, a lo Marguerite Duras.


Así que, bienvenidas, bienvenidos a esta aventura nueva que no lo es tanto. Os recibe, con sus puertas abiertas, Gotham Bay, Mon Amour!


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