lunes, febrero 28, 2011

NOCHE DE MARZAS


Somos nuestra memoria. Estamos hechos de pequeñas briznas de felicidad y de tristeza, de experiencias y sueños que se fueron haciendo nosotros a lo largo del camino.

Vivíamos en Reinosa, en un quinto piso en plena calle mayor, la que había crecido a las orillas del viejo Camino Real que en su momento uniera la Castilla palentina con los puertos cantábricos. Un mirador céntrico y perfecto para asomar la pequeña nariz entre las ventanas y observar desde lo alto, resguardados de la helada, el ir y venir de los marceros.

Qué poco hace falta para la fiesta cuando se es niño, qué noche tan especial, casi como la de Reyes o la de las carrozas de San Mateo, qué nervios los que pasábamos apostando qué cuadrilla, qué ronda, se pararía en nuestro portal, acertaría con algún timbre hospitalario e iniciaría el recorrido por nuestra escalera ("Marzo florido, seas bienvenido"). Y más nervios cuando ya escuchabas la música ante la puerta de los vecinos del primero, del segundo ... y te preguntabas si tendrían resuello para llegar hasta el quinto. Un quinto que a muchas rondas resultaba demasiado lejano, y eso a pesar de que mis padres, siempre generosos con las tradiciones, tenían por costumbre una más que buena propina para los cantores arriesgados.

Supongo que saldríamos con aquellas viejas batas de cuadros rojos y negros, con la cara asombrada y hambrienta de música, con la mirada inocente de quienes apenas comienzan a descubrir el mundo. Y que reiríamos con las ocurrencias de mi padre, siempre bromista, que sorprendía a alguna de las rondas con una cesta de huevos y unos chorizos en vez del dinerillo que, ya eran tiempos modernos, los mozos esperaban. Y luego entre risas desfacía el entuerto.

Más tarde saldría a cantar con el grupo de marzas de mi colegio, del Antares. Cantaban siempre los de octavo, los del último curso, que conseguían así unas buenas pesetas para el viaje de fin de curso. Pero como uno fue tempranero en la música y desde bien peque formaba parte de la pequeña y no mala agrupación musical que el querido Don Ramón formó en el colegio, desde los diez años me tocó salir para darle un pequeño soporte instrumental a los cantantes mayores. Y hasta uno o dos años después de terminar el colegio continué con la tradición. Uff, cinco o seis años de marzas, con el uniforme del jersey azul, la camisa blanca y la corbata roja, con la guitarra o el laúd, con mucho mucho frío y la mayor parte de los años bastante o mucha mucha nieve.

Y aquel primer año, tan especial, en el que cantamos marzas para Sergio y Estíbaliz, que habían cantado en el Vejo y a los que esperamos en el recibidor del hotel, y que nos agradecieron el regalo con unas francas y abiertas sonrisas. Y un par de billetes. Sí, el mismo año en el que irían a Eurovisión con el "Tú volverás".

Somos lo que recordamos. Somos también esa vieja tradición de las marzas, que ya perdía el fuelle de la fratría masculina pero que recobraba un vigor que no ha perdido desde entonces. Esa vieja tradición que no pude compartir con Leo, que no llegó nunca a ser parte del nosotros. Pero que sigo recordando cuando la última noche de febrero me asomo a la ventana, husmeo el frío, y en este Santander de silencio sueño con escuchar cómo se acerca por la calle una ronda, buscando portales y públicos para empezar otra vez con la pregunta tal vez milenaria, "¿Dan marzas?" perdiéndose en la niebla de sus propios ecos.

martes, febrero 22, 2011

DURÁN Y REVILLA: GIRA LA NORIA


El pasado sábado, en La Noria, tuvo nuestro peculiar presidente autonómico un encuentro, desagradable, claro, con Isabel Durán. Una de esas periodistas que han hecho del grito, la manipulación y la mala educación libro de estilo en las ondas del TDT Party.

Es posible que Revilla haya aprendido algo de la experiencia. Hasta ahora, había obtenido pingües beneficios en imagen y votos al vender de cadena en cadena el personaje que tantos años lleva construyendo. Pero desde sus primeras y exitosas comparecencias en La Noria era cuestión de tiempo que por primera vez a los minutos de publicidad política gratuita se sumara algún episodio desagradable. Y ese fue el que llegó con la Durán.

Por lo que hemos visto y escuchado, Revilla habría sido una vez más invitado para formar mesa en un debate a dos, un cara a cara, sobre la actualidad, no sé si con temas pactados. Y así comenzó el combate, con el habitual desparpajo de Revilla ante una Isabel Durán que a pesar de sus inclinaciones histéricas permanecía misteriosamente callada. Cerrado turno, atacó la periodista, no para responder a la pregunta sino para, tras un introito auto-laudatorio ("yo sí vengo con los deberes hechos"), atacar al Presidente de Cantabria por su pasado en los sindicatos verticales, acusándolo de mentiroso y detallando una entrevista en la prensa del movimiento en la que Revilla cantaba las excelencias de las unidades de destino en lo universal.

Enloqueció a partir de ese momento el show circense. Revilla recordaba que nunca ha negado su pasado y denunciaba a su vez que la Durán había estado preparando el encuentro junto a Nacho Diego en Comillas. La periodista sufría ataques espongiformes en los que a grito pelado, como suele, y sin permitir hablar a nadie más, como es su costumbre, acusaba a Revilla de franquista y de mentiroso y, ya de paso, de espía fascista que controlaba los movimientos de la pobre Isabel que tenía, faltaría más, derecho a reunirse en Comillas con quien le viniera en gana. Desplegando sus dotes de actriz histriónica en sus limitados movimientos: sonrisa cínica, grito pánico, y altiva indignación llena de desprecio hacia el contrario.

Supongo que Revilla habrá aprendido que, como cantaban Los Secretos en la voz triste de Enrique Urquijo, "siempre hay un precio que tienes que pagar". Y que a veces las ofertas de propaganda tienen gatos encerrados en las aguas de la noria. Supongo también que Isabel Durán no habrá aprendido nada, ni siquiera educación. Y es que cuando te sale tan rentable tu zafiedad hipócrita (por mucho menos, ella abandonó el plató de La Noria hace unos meses, clamando por su herida dignidad), ¿para qué vas a dejar que unas migas de civilización contaminen la pureza de tu arrogancia, la inamovible fortaleza de tus prejuicios, la pétrea razón de tus alaridos?

Lamentable espectáculo el que vivimos, por Tutatis.

lunes, febrero 21, 2011

LOS AMIGOS DE LA BOTELLA


Estoy seguro de que no es la primera vez que Ana Botella encuentra tiempo para declarar a los medios que "tengo muchísimos amigos gays, como todo el mundo". Y eso a pesar de lo ocupadísima que está en cambiarse cada mañana la pincita de la nariz para no verse afectada por la contaminación que asuela los aires madrileños y en sentarse con su Sumador de Frutas de la Señorita Pepis para ver si es posible la adición de frambuesas y kiwis o la de melones y albaricoques.

Ha aparecido en Vanity Fair esta última proclama de sus intimidades amicales. Y ha servido de nuevo para confirmar la profunda y radical homofobia que corroe la cristianísima alma de doña Botella. Porque sólo quien se sabe martillo de homosexuales sería capaz de comparecer con este titular. ¿Han escuchado alguna vez a una persona que no sea racista desayunarse con un "yo tengo muchos amigos gitanos, o muchos amigos bantúes, o muchos amigos cherokees"? ¿Alguna persona que no padezca de un atroz machismo perdería su tiempo en explicar que tiene "grandes amigas"?

Seguimos siendo víctimas de un uso trivial del lenguaje, en el que parece que so pena de ser expulsados de ese nuevo Edén que son los mundos de Yupi tenemos que proclamar amigo a todo vecino que nos cruzamos una vez por siglo en la escalera, al compañero de trabajo con el que no nos hablamos y al primo de una vecina del compañero de estudios de una amiga de mi ex con el que una vez nos tomamos unas cañitas y unas rabas. Y pasamos así a consolidar un término, amigo, que no tiene contenido alguno. Pero si entendemos amigo como sujeto activo o pasivo de un sentimiento o de una relación de amistad, parece difícil entender que sea posible sentir un afecto personal, puro y desinteresado por una persona ante la que no sientes respeto alguno, por una persona a la que calificas de enfermo, a la que pretendes relegar a un segundo escalón de ciudadanía, a la que consideras lacra social moralmente incapacitada. Porque esa es la visión que Botella y los clubes que prefiere ofrecen de gays y lesbianas. Esa la que escupen cada día en foros de internet, en púlpitos, en cátedras polainescas y en diarios de sesiones.

Por supuesto, no descarto que haya algún homosexual que por interés, por empecinamiento apostólico, por odio autoinfligido, o porque es capaz de respetar incluso a personajes como la señora de Aznar, que considere a Ana Botella como amiga. Que la respete, la disculpe y hasta la admire.

Porque es el respeto una de esas adiciones imprescindibles a toda relación que pretendamos calificar en términos de amistad. Y es ese mismo respeto, la falta de respeto, el que hace imposible e increíble concebir que Ana Botella considere a una persona lgtb como su amiga. A no ser que sea (seguro que sí) de las que vinculan homosexualidad con pedofilia, y esté tratando de reflejar en el Vanity su cercanía a esa internacional de la suciedad y el abuso que han venido siendo sus amados legionarios de Cristo. Condena papal mediante.

No, definitivamente Ana Botella podrá decir lo que le dé la gana, pero no tiene ni un solo amigo gay. Por las mismas razones por las que yo jamás podré afirmar que tengo muchísimas amigas Anabotellas. Aunque sí una gata. Pobre.


domingo, febrero 20, 2011

ESTAMOS LEYENDO ... "EL CASO MORO", DE LEONARDO SCIASCIA


"Anoche, saliendo de paseo, vi una luciérnaga en la grieta de un muro".

Tal vez la primera sorpresa al enfrentarse a la lectura de El caso Moro sea esa lírica de la luciérnaga entrevista durante una noche siciliana cercana en el tiempo a la escritura del texto (1978). Un arranque magistral en el que la pequeña visitante luminosa permite a Sciascia evocar un artículo de Passolini sobre la desaparición de las luciérnagas como fenómeno que habría marcado un antes y un después en la historia de Italia. Y de las luciérnagas según Pasolini, a la crítica feroz contra Il Palazzo, el poder, que centra el mismo artículo del cineasta.

De la mano de Sciascia y Pasolini, nos conduce el escritor siciliano a la presentación del particular lenguaje de Il Palazzo, a las perversiones, elisiones y dobles sentidos de un código de comunicación propio de una clase política convertida en espiral autorreferente, un código que Sciascia conoce y que llena de matices el análisis pormenorizado de varias de las cartas que Aldo Moro envió a sus amigos, familia y compañeros de la Democracia Cristiana durante su cautiverio como rehén de las Brigadas Rojas, tiempo en el que sería juzgado por la organización terrorista y condenado a muerte. Condena que, como es de todos sabido, finalizó con su asesinato.

Llego a la lectura de El caso Moro, reeditado recientemente en Tusquets, por la recomendación de Jesús Cabezón. Y página tras página me dejo llevar por el lúcido proceso analítico al que un testigo de primera fila y todavía en caliente somete a los espacios en sombra del secuestro y asesinato de Moro. Convertido por su propia perspectiva sobre la corrupción, la mafia y el poder en la Italia contemporánea en una especie de conciencia crítica unánimemente reconocida, Sciascia nos lleva hacia las grandes preguntas sin resolver. ¿Por qué la policía italiana fue tan torpe y absurda en sus investigaciones? ¿Revelan las cartas de Moro realmente la presencia de un hombre aniquilado o también -el lenguaje del Palazzo- mensajes, críticas y acusaciones hábilmente encriptados? ¿Pudo el gobierno de coalición entre la Democracia Cristiana y el Partido Comunista Italiano, tejido a partir de la habilidad de Moro, haber evitado el crimen? ¿Es lícito invocar en un estado que no lo es el concepto de la "razón de estado"?

A lo largo de las algo menos de doscientas páginas revivimos la actualidad, el día a día, del caso, en un pequeño viaje en el tiempo hasta el 78 en el que al cerrar los ojos recordamos las fotografías que pudimos ver en la televisión durante la adolescencia. Penetramos también en el dolor profundo de Aldo Moro y su desconcierto, ante el abandono terrible del que es objeto por sus amigos. Y en la lógica absurda del Palazzo, en la necesidad de un poder que se justifica sólo por su voluntad de ser y de eternizarse.

Qué triste reconocer en el proceso signos de esa manipulación de lo real, de esa re-articulación del lenguaje, de esa vocación de casta inaccesible que definen al terrible Palazzo. Al de la Italia de entonces, al de la España de ahora.

miércoles, febrero 16, 2011

MOMENTOS ESTELARES: AL ANULAR EL ANULAR



No fue la impecable imitación del disco rayado durante un concierto en las Escuelas de Madernia el más y emocionante momento estelar del bueno de Rukaegos vinculado a su impecable trayectoria como concertista. Porque está claro que a cualquiera le puede pasar que después de la primera sección de una preciosa sonata en re mayor de Mozart se te olvide cómo empieza la segunda y entonces repitas la primera pero te vuelvas a olvidar de cómo coño sigue y entonces repitas la primera y entonc y entonc y entonc y entonc ces dejes de repetir después del cuarto intento y con una profesionalidad impecable te levantes, saludes muy, pero que muy, digno y te vayas a llorar al retrete de servicio.

Tuvo su miga también el inicio de la carrera de Derecho en la Universidad de Cantabria, en la que a un delegado de facultad ocurrente se le iluminó la sesera ideando una celebración ideal de la muerte del santo patrón, San Raimundo de Penyafort, con un recital de canto y piano en el que la voz de barítono aficionado del catedrático de Derecho Romano y Decano del centro repasaría su repertorio bien asentada su voz sobre los privilegiados dedos pianísticos del mismo delegado díscolo de primer curso que ya le había organizado tres huelgas, dos sentadas y un té con pastas. Sonaron Schumann, Schubert y Verdi. Y peligró la nota de Derecho Romano porque el memo del decano se perdió (¿por qué todo consiste siempre en que hay alguien que se pierde?) en mitad de una aria del Don Carlo, le echó la culpa a Rukaegos y amenazóle por medio de su fecunda esposa con tomar represalias. Mira que siempre pensé que fue ahí mismito, en el cambio de tonalidad del Aria de la Cripta donde se me escapó la matrícula de honor, sniff.

Pero no, el momento más momento estuvo dedicado a Haydn. Y no ocupó tiempo de concierto sino forma de examen. El examen del segundo curso de Música de Cámara (¡hala, chavalín, ánimo que este examen y el de octavo y terminas la carrera!) y el bellísimo Rondó Finale All'Ongarese del Trío HOB XV/25 en Sol Mayor, conocido popularmente como Trío Gitano. Que mira que me salía a mí perlado e impecable el fraseo del estribillo del rondó si-do-re-si-do-la - si - sol - la -fa sostenido - sol - si -re, con una digitación lógica que implicaba atacar el primer do y varias notas más con el cuarto dedo, de mal nombre anular. Un dedo siempre puñetero, y si no que se lo digan a Schumann, que acabó con él gangrenado por entrenarlo más de la cuenta.

El caso es que después de un excelente recorrido por las páginas de Haydn, al llegar el espectacular final y producto o bien de los nervios propios de un examen o bien de una maldición premonitoria de Esperanza Aguirre o un aquellarre del Fraile Infinito, quién sabe, el dedo anular se decidió por fin y sin consultar con nadie a anular su capacidad para subir y bajar. Atacado de radical pacifismo se negó a atacar las teclas y militante de la causa de los derechos humanos, decidió detener la ejecución de la partitura.

A partir de ese momento, todo fue naufragar, que cantaría Aute. Puesto que el mardito dedo no funcionaba, y el mardito pasaje en el que se trababa el dedo se repetía unas chiqucientas veces, después de tres intentos infructuosos de comenzar de nuevo (Da Capo, gritaba muy musical ella la violinista) continuamos con la ejecución (esta vez en el más literal de los sentidos) del rondó un poco a la manera de un finalista de los cien metros lisos al que le faltan el tobillo derecho y la nalga izquierda: A trancas y barrancas, con un discurso musical cojo de cojones, trastabillado y, ¡ay! digno merecedor de una nueva oportunidad con un nuevo trío (esta vez de Mozart y sin florituras anulares) para repetir el curso.

Si es que mira que es bonita la obra, pero que todavía no puedo escucharla sin recordar al Horowitz que nunca fui, ay.

domingo, febrero 13, 2011

VÍSPERAS DE SAN VALENTÍN


Dicen que París es la ciudad del amor. Dicen también que muchas parejas de enamorados dejan un candado en las rejillas del Pont des Arts, el puente favorito de La Maga, olvidarán sobre el Sena el recuerdo de un amor que nunca se romperá, que nunca les dejará separarse.

Para Leo, Europa era sobre todo la posibilidad de conocer París, de pasear por esa ciudad con la que tanto había soñado. El sueño conquistado.

Como resulta habitual, al acercarse el 14 de febrero escucho en tantas voces escépticas, antirrománticas o tópicas el recuerdo del origen comercial de San Valentín. El día de los enamorados es pura parafernalia consumista, dicen; si estás enamorado, lo estás todos los días y no sólo en febrero, remarcan. Y me suenan a esa vieja cantinela que yo repetí tantas veces y que en un par de febreros escuché también a Leo.

En efecto. Todos los días son estupendos para celebrar el amor, para dar luz a ese gesto pequeño que le recordará y te recordará que no es parte de tu vida, sino tu vida. Pero como todos son tan aptos para tanto, nos olvidamos a veces del detalle y lo dejamos a la espera, y eso aunque tendríamos que saber que el tiempo es capaz de cortar de raíz todas las posibilidades.

Siempre me he visto como tímido, cerrado, tal vez poco cariñoso, poco detallista. Pero si exploro los meses transcurridos junto a Leo, me doy cuenta de que uno de los muchos cambios que provocó en mi día a día fue precisamente la aparición de la necesidad de ofrecer pequeñas palabras, pequeñas cosas, sonrisas pequeñas. A pesar de que tantas veces aparecieran también los pequeños disgustos, los tibios desencuentros, esas incompatibilidades menores que teníamos que aprender a sortear a medida que nos íbamos conociendo.

Leo no quería saber nada de San Valentín, pero el año pasado recordé su comentario sobre un perfume que le había gustado mucho y no quise, por suerte, dejar pasar la oportunidad. Y tuvo su perfume envuelto en papel de fiesta y a tiempo. Hubo fiestas sorpresas, alguna cena inesperada, libros con rosa. Y sobre todo muchos "te quiero". Un "te quiero" que llegó a ser obsesivo y que no faltó, creo, ni uno solo de los días. Aunque tiñéndose de preocupación a medida que avanzaba la enfermedad. Y de alarma en los últimos momentos.

Sí, ya sé que mañana se celebrarán de nuevo la frivolidad y el consumo. Pero yo voy a echar de menos tener a mi lado a esa persona con la que compartir el consumo, la frivolidad, el corazón y el dulce amor que se hizo esperar tanto, esa persona que se despertaría con un pequeño paquetito bien envuelto, una sonrisa y un pesado y mil veces repetido ya "te quiero".

No os olvidéis de decirlo. También mañana.

viernes, febrero 11, 2011

CUANDO LA PLATA NOS SABE A ORO


La intervención del anterior alcalde de Santander, intelectual reconocido, experto lector y perito en crítica literaria, consiguió (con la ayuda de los concejales de su equipo de gobierno, entre ellos el actual regidor y algunos de sus munícipes) agraviar al escritor Álvaro Pombo al tejer todo tipo de estratagemas para evitar que le fuera concedida la Medalla de Oro de la ciudad y conseguir, finalmente, que el autor de "Donde las mujeres" rechazara la de plata finalmente concedida, muy enfadado y con toda la razón.

No parece que vaya a ser ese el destino de la propuesta de un grupo de personas vinculadas a la cultura y la universidad cántabras, que han solicitado al Ayuntamiento la concesión de la Medalla de Plata de Santander para Manuel Arce. Una propuesta que desde el principio ha contado con el acuerdo y aval de los grupos políticos y que, suponemos, andará ahora en pertinentes trámites.

No soy, no puedo ni quiero serlo, objetivo en cuanto a Manuel Arce ataña. Mis primeros pasos en la poesía han contado siempre con la cercanía de Manolo, que estuvo en el jurado que me otorgó el Premio de Poesía Joven "José Hierro", que creó, inspiró e igualmente juzgó más adelante el Premio de Poesía Consejo Social. Pero que sobre todo ha sido siempre, desde esos primeros momentos, una presencia cordial, cercana, amable y generosa, una sonrisa constante. He disfrutado de su compañía y de la de su esposa Teresa tantas veces, he aprendido tanto de su sabiduría y de su memoria, que para mí la previsible concesión de la Medalla de Plata de Santander tiene el dorado y luminoso sabor del oro.

No sé cómo habría sido la historia cultural de esta ciudad posible sin la presencia, la huella y el entusiasmo constante de este nativo asturiano llegado a Santander en los felices años de la infancia. No sé cómo habría sido, pero sin duda habría adolecido de mayor pobreza. Su librería y galería Sur llegó a ser un espacio de referencia en las artes contemporáneas hispanas en los años del franquismo, un oasis en el que los nuevos lenguajes, los nuevos y más sobresalientes nombres presentaban su obra en Santander y abrían muchas colecciones privadas que todavía hoy continúan creciendo. Una apuesta importante que ya mereció homenajes en el aniversario de su creación, entre ellos el que le rindiera el Reina Sofía de Madrid. También fue mostrador discreto y amable en el que conseguir los libros prohibidos que Pancho Pérez importaba de las Américas a través del puerto de Santander.
Su pasión por la literatura le hizo formar parte primero, como ejecutivo junior, de la experiencia tan mitificada de la revista Proel, y finalizada la empresa, muñidor único de una nueva revista literaria, La Isla de los Ratones, que se convirtió en crisol de voces esenciales y página abierta para nuevas plumas, tanto en los años de la revista como en los que siguieron ya como colección de libros. Esa misma pasión fue la que le permitió construir muchos buenos poemas, recientemente recuperados por Icaria, y algunas novelas que tuvieron cierto éxito, bien escritas, comprometidas con la estética social imperante, y que todavía hoy se leen con agrado y consciencia de calidad: Testamento en la Montaña, Anzuelos para la lubina, Oficio de muchachos...

La madurez le llegó con ese punto escéptico y cansado que sin embargo encontró siempre tiempo para continuar ofreciendo oportunidades para nuevos aventureros de la prosa y del verso. Y creo que todos los que hemos nacido y sobrevivido en las últimas promociones, los últimos certámenes, sabemos que Manuel Arce ha estado siempre ahí, al lado, abriéndonos puertas, tejiendo proyectos en los que siempre se acordaba de reservarnos algún espacio. Con esa generosidad que no siempre se encuentra y que en Manuel Arce brotaba y brota a borbotones.

Mérito también las esperadísimas y extensas memorias recientemente publicadas por Valnera, que se constituyen en un testimonio único y riquísimo sobre la vida de Santander en la segunda mitad del s.XX, sobre todo en sus dimensiones culturales. Y cómo no su compromiso cívico que plasmó de manera más visible en su candidatura por el Partido Socialista de Cantabria - PSOE al Ayuntamiento de Santander. Una aventura que no llegó al puerto deseado y que nos dejó con la sensación de habernos perdido, seguro, a un gran alcalde.

No tengo claro que pueda existir en algún lugar el paraíso, ni cuál pueda ser la forma que adopte. Pero sin duda, ha de ser tan apacible y entrañable como una noche de agosto en la terraza de Manolo y de Teresa tomando un vinito frente al mar junto al matrimonio anfitrión, y acompañado por Pepe Hierro y Angelines, por Víctor García de la Concha y por Ana de la Robla. Hablando más de lo humano que de lo divino y dejando que el tiempo pasara entre palabras y sonrisas.

Es posible que no haya una forma real de devolver, de agradecer, a Manuel Arce cuanto ha trabajado en esta ciudad del norte que eligió mirar hacia el Sur. Pero la Medalla de Plata de la ciudad puede ser un buen comienzo. Sobre todo porque va acompañada de la gratitud, el afecto y la admiración de muchos hombres y mujeres de los que transitamos por Santander.

miércoles, febrero 09, 2011

COLMILLOS CONTRA LA IGUALDAD


Han coincidido en estos días un par de noticias relacionadas con ese bello principio fundamental de nuestro sistema constitucional que es la igualdad que, como no podía ser menos han desatado las ganas de sangre de las bestias ocultas tras el anonimato de los foros de internet y de las no tan ocultas de ciertos medios cavernosos a los que el odio pesa mucho más que la apariencia de objetividad informativa.

He dejado pasar un par de días, supongo que para intentar no escribir con demasiado cabreo, aunque alguna huella dejamos por los foros de alguna que otra edición digital, ante la verborrea incontenible de todos esos a los que la simple idea de una sociedad que no discrimine provoca alergias en forma de pus facha.

Una de las noticias fue la mera reseña del encuentro sobre políticas de igualdad que el PSOE celebró en Santander el pasado domingo. Que desató toda una sarta de despropósitos centrados, cómo no, en el cuestionamiento de la capacidad de las mujeres para desempeñar labores públicas o profesionales, en la insistencia en que cuando una mujer está en algún puesto directivo es porque se ha discriminado a los hombres y, sobre todo, la autoconcesión de medallas de machos machísimos que a pesar de lo requetemachísimos que son de vez en cuando pasan la aspiradora. Supongo que encima habrá que darles las gracias.

La otra, en la que desde luego el noventa por ciento de los comentarios que pude leer eran dignos de demanda penal, y no digamos ya las barbaridades vertidas (estas al menos a fauce descubierta) en determinados medios que no hará falta que os aclare, fue el anuncio de que la activista transexual Carla Antonelli formaría parte de la lista que Tomás Gómez encabezará para las próximas elecciones autonómicas en Madrid. Un insulto tras otro, un concurso a ver quién mea más lejos con la barbaridad más ridícula, llamadas directas a la violencia, muestras continuas de perfecta ignorancia (periodistas todólogos que confunden travestismo y transexualidad). Y una vez más, la permanente pregunta del "¿qué ha hecho esa?" (un imbécil de los de fauce descubiera hubiera escrito ¿qué ha hecho esa-ese-eso?) y de qué sirve además de hacer de guiño demagógico a los gays.

Vale, que todo eso está muy bien (en realidad no, no está nada bien). Pero tal vez sea conveniente recordar que en los puestos públicos, en las oficinas profesionales y en todos los campos de la sociedad nos podemos encontrar con hombres perfectamente inútiles o incapaces, que están donde están por sus relaciones, por sus parientes, por sus lenguas lamedoras o por supuestamente representar a un colectivo, grupo o barrio. Y recordar también que nunca es noticia que alguno de ellos vaya en una lista, de tal manera que nadie se pregunta qué a hecho ese para formar parte de una lista electoral o para merecer su dimensión pública o su fuero laboral, nunca.

Y ahí está la clave de la cultura machista y discriminadora que continúa pesando demasiado en nuestra sociedad, sobre todo en determinados sectores de nuestra sociedad bien escorados a estribor: No se cuestiona, no nos cuestionamos, qué hace un hombre allá donde quiera que haya llegado, por méritos o deméritos propios o ajenos. Pero si se trata de una mujer, de entrada no sirve y tenemos que analizar bien las causas de su sorprendente ascenso. Eso sí, si ya se trata de un homosexual o una lesbiana, no digamos de una persona transexual, nada justifica su presencia social pública o privada que no sea la demagogia y los guiños electoralistas.

Porque algunos tipejos ladradores deben de pensar que los impuestos que pagamos algunos ciudadanos son menos valiososos que los suyos, que nuestros trabajos nada aportan, que da igual nuestra capacidad intelectual, nuestro trabajo social, nuestra militancia en causas y partidos: nosotros no podemos, no debemos, Carla no puede, no debe.

¿Se hubiera planteado el mismo debate si Tomas Gómez hubiera propuesto para ir en su lista a un supuesto Javier García García, tal vez secretario de la asociacion vecinal de Villaverde Alto? ¿se hubiera cuestionado su derecho a comparecer ante los electores? Todos sabemos que no. Porque a pesar de la que está cayendo, a pesar de la incapacidad mostrada por tantos hombres en estos momentos de crisis y sobre todo en los que provocaron la crisis, sólo nos parece un exceso, un interrogante, un atentado moral, cuando se trata de mujeres. Y si son mujeres transexuales, los berridos se pueden escuchar hasta en la Nebulosa de Orión.

Claro que Carla Antonelli. Por su trayectoria militante de muchos, muchísimos años, en movimientos sociales, no sólo lgtb, por su compromiso militante y público con las ideas de la izquierda, por su conocimiento ganado lucha a lucha y paso a paso en esos años del tejido asociativo, de la sanidad, de la dignidad, de los derechos humanos, de las organizaciones internacionales, de los tribunales. Claro que Carla Antonelli, por el esfuerzo que ha sido para ella cada minuto de su vida frente a vidas más muelles, fáciles y por tanto carentes de aliciente y de formación en la brega, por ser una ciudadana con las mismas responsabilidades, obligaciones y derechos (el de sufragio activo y pasivo entre ellos) que cualquier otro miembro de la comunidad social. Claro que Carla. Claro.

martes, febrero 08, 2011

MALA GENTE QUE CAMINA ...


Suele sacar Mayor Oreja tiempo suficiente entre rosario y novena para sumarse a las procesiones de los nuevos afanes de Alcaraz, para evocar la plácida España de Franco o sobre todo para incorporar un nuevo capítulo de su particular racarraca al circo mediático, bien recibido siempre en las cavernas y un poco cansino ya para otros.

De nuevo aprovechó el sábado los micrófonos a tiro para espetar que "ETA necesita a Zapatero como Zapatero necesita a ETA". O que "los fines de ETA son los mismos que los de Zapatero". Sin pruebas, sin sonrojo ni vergüenza alguna. Preso de esa obsesión compulsiva que ha hecho de Jaime Mayor Oreja un miserable.

Porque sí provocan esas declaraciones vergüenza ajena cuando quien las escupe es precisamente un señor que fue Ministro del Interior cuando Aznar dialogaba con ETA, el mismo señor que gestionó la cesión a una de las exigencias de la banda terrorista, el acercamiento de presos, el que convivió con las llamadas a la generosidad con la banda de su jefe, el que suscribió la reflexión de que se podía dialogar con ETA sin exigir el abandono de las armas, el que proclamó que estaría dispuesto a sentarse con ETA sin más condiciones. También el Mayor Oreja de la familia que con su capital invertido en empresas de seguridad privada lleva año obteniendo pingües beneficios con los escoltas que han acompañado y todavía acompañan a tantos cargos públicos en el País Vasco.

Supongo que para él basta juntar las manos y pasarse mañana por el confesionario de su director espiritual para corregir el yerro, o ni tan siquiera eso y piensa que con el gesto de santurrón se le va a notar menos la hipocresía, se le va a disimular la insidia.

¿Lecciones morales de Jaime Mayor Oreja? Las justas, o sea, ninguna. Si tiene pruebas de que Zapatero esté cometiendo un delito de alta traición, que las presente ante los tribunales y que lo haga ya, o será cómplice del mismo delito. Si no las tiene y simplemente las sueña, que se pase por un psiquiatra y le remedien el transtorno obsesivo-compulsivo.

Pero por favor, que deje de una vez de envenenar el aire y de dar vida, triste vida, a los versos de don Antonio Machado: "Mala gente que camina / y va apestando las calles".

viernes, febrero 04, 2011

PRECISAMENTE AHORA, SANTANDER


Durante su presentación a los medios y la militancia, Eugenia Gómez de Diego comentó que tras aceptar el reto de encabezar la lista del PSC-PSOE al Ayuntamiento de Santander, eran muchas las personas amigas que se le habían acercado para preguntarle el porqué de una decisión en principio arriesgada. Porque si Santander no es un territorio especialmente cómodo para la izquierda, la sacralización de la nada realizada por los medios de comunicación locales en torno al Batman Ingeniero, en un pintoresco ejercicio de culto a la personalidad, la crisis y el desconcierto cívico que ha traído aparejado, y, por supuesto, algunos debes en las alforjas del PSOE (que no siempre las responsabilidades son del maestro armero), convierten el reto de mayo en un reto duro.

Eugenia explicó que les contesta siempre que "Precisamente ahora" es necesario dar la cara en y por Santander.

Y es ese "Precisamente ahora, Santander" el que para mí fue el resumen perfecto de una decisión valiente que, como militante del PSOE santanderino quiero agradecer públicamente a Eugenia Gómez de Diego.

Precisamente ahora, Santander. Porque estamos en un Ayuntamiento que lleva años de parálisis, sin proyectos reales, sin capacidad para generar impulso hacia el futuro, demasiado perdido en los lloriqueos y el victimismo. Porque ya la anterior legislatura suponía un desafío importante para Santander, y no era bueno que ese desafío quedara en manos (como se ha visto) de los intereses privados de una oligarquí que nunca ha pensado en los ciudadanos y ciudadanas de la capital cántabra, y como siempre ha elegido paralizar proyectos al coste social que sea. Y porque aplicar el modelo de crecimiento que los populares quieren para Santander supone quemar las últimas naves y sobre todo los últimos espacios en los que los proyectos sociales y comunitarios podrían generar una ciudad más dinámica, más participativa, más viva. Y es que algo tienen los populares locales de caballería de Atila: por donde pasan no vuelve a crecer la hierba (desde luego no los árboles). Y otra ciudad es no sé si posible, pero desde luego necesaria.

Precisamente ahora, Santander. Porque los tiempos difíciles deben ser los tiempos en los que dar la cara y plantar compromiso y esfuerzo. Los tiempos de ese paso al frente de Eugenia para encabezar una lista municipal y para desarrollar en el ayuntamiento un trabajo abierto, cercano a la ciudadanía, sea como gobierno sea como oposición.

Que el reto es difícil, lo sabemos todos. Y mejor que nadie, Eugenia. Y la posibilidad de salir con bien de la empresa pasa por articular un Partido en el que todos sus militantes y sensibilidades se encuentren cómodos y acogidos. Pasa por configurar y liderar un equipo municipal comprometido al 150% con el objetivo común, la transformación de Santander. Pasa por construir una propuesta estable y creíble de cara a los habitantes de la capital cántabra, por reconstruir lazos que se han venido rompiendo o reblandeciendo más allá de lo deseable, por levantar una voz que no sea ya la de un grupo, ni la de un partido, sino la voz de la sociedad.

Será necesaria mucha ilusión. Harán falta mucho trabajo, mucha fuerza. Y muchas estaciones difíciles y muchos momentos de desánimo en los que habrá que tomarse un reconstituyente, pintarse la sonrisa y continuar con fuego renacido.

Ayer, la Ejecutiva del municipio de Santander decidió quiénes serían los compañeros y compañeras que acompañarían a Eugenia en la liza. Y somos muchas las personas que pensamos que ojalá esa determinación, que siempre es difícil y siempre frustra expectativas y miradas, haya sido la que permita la construcción de un equipo cohesionado, sólido y vital para el Ayuntamiento de Santander.

Porque sí, precisamente ahora, ahora más que nunca, Santander importa.

martes, febrero 01, 2011

DURÁN I LLEIDA, LOS FUNCIONARIOS POBRES Y LOS POBRES FUNCIONARIOS


Durán-te mucho tiempo se ha tenido a Durán i Lleida por un político de gran clase, con sentido común y capacidad para dialogar y para alcanzar acuerdos.

Pero al igual que unos meses atrás su sentido común y su inteligencia quedaban en cuestión con la defensa de los psiquiatras que se dedicaban a curar gays (supongo que en esencia porque alguno de esos psiquiatras es amigote suyo y no creo que haya muchos homosexuales en su círculo de amistades), estos días Durán i Lleida ha saltado a la palestra pública por un comentario airado y desabrido a los medios en el que parece demostrar que su alabada sensatez queda muy desmejorada cuando corre el riesgo de que sus haberes se hagan públicos. Y es que ante la noticia de que se iba a endurecer el régimen de incompatibilidades de los diputados, de que se iba a trabajar por una mayor transparencia del historial económico de nuestros representantes, saltó como lobo herido a contrapreguntar qué clase de políticos queríamos en este país, que si lo que pretendíamos era un Congreso de los Diputados lleno de "funcionarios y pobres".

Sería interesante que Durán i Lleida se explayara para dejar claro a los ciudadanos qué es exactamente lo que su preclara mente entiende bajo ambos calificativos. Y si los usa como sumandos o como alternandos. ¿Será que ha leído recientemente a Max Weber y a Calvino y ha decidido que los pobres son perversos per se y que su miseria es como la de María de la O, castigo de Dió ?¿Qué es exactamente un pobre para Durán? ¿Los que llegamos a duras penas a fin de mes los meses pares somos pobres? ¿Quiere decir que no tener una cuenta corriente saneada es sinónimo de imbécil o de incapaz? Y sobre los funcionarios, ¿querrá decir el muchacho que un médico no tiene motivos para ofrecer una opinión fundada sobre la Sanidad? ¿que un maestro nada sabe de Educación? ¿que es más docta y seria la opinión de un abogado como él que la de un profesor de la Orquesta Nacional sobre música? ¿también te convierte en imbécil o en incapaz haber aprobado una oposición y haber optado por la estabilidad frente a otras posibilidades?

Yo tengo aproximadamente claro qué tipo de parlamentarias y parlamentarios me gustaría encontrar en los sillones de la Carrera de San Jerónimo. Y como si de legionarios se tratase, poco me importaría su condición de funcionarios si eso significara su capacidad para enfrentarse a los problemas, para estudiar los conflictos y buscar soluciones que pudieran mejorar la vida de la ciudadanía. Tampoco me importaría que su cuenta estuviera más o menos saneada, porque sé (y conozco a muchos) que hay grandes personas con grandes cabezas y grandes capacidades que han dedicado su vida a cuestiones para ellos mucho más nobles y más importantes que convertirse en los ricos del cementerio.

Y es que de los representantes públicos me convencen su formación, su capacidad de respuesta, su capacidad para empatizar con los problemas de la gente, su cercanía a sus electores. Me importan su honestidad y su transparencia. Me gusta que se planteen su paso por la política como una experiencia más, una experiencia transitoria, y que no vivan sólo de su partido y de su puesto, que para ellos sea la política una vocación, un servicio, y no una profesión.

Y es ahí donde además me permitiría, como funcionario y como posible pobre, recordar a Durán i Lleida lo bonito que queda clamar por los prestigios profesionales en el ámbito público cuando se habla desde un historial profesional que apenas llega a cuatro o cinco años de vida fuera de la política. No voy a cuestionar que durante los últimos 32 años no haya sido responsable, cuidadoso con sus desempeños públicos, que no haya sido incluso brillante en sus intervenciones y actuaciones. Pero a lo mejor sí me permito recordarle que aparte de las relaciones que haya podido muñir y los beneficios que haya podido conquistar en el seno de la coalición Convergencia i Unió (en la que la mayor parte de los votos, por cierto, no los ha venido aportando precisamente el partido de Durán) es poco el bagaje que ofrece el currículo de Durán i Lleida para tan alto ego: Tiene una licenciatura en Derecho y cuatro o cinco años de ejercicio profesional, poco más de lo que vendría a ser un tiempo razonable de pasantía.

Y es que quizás lo que a muchos ciudadanos nos esté sobrando es la figura del político profesional. Que vive ajeno al mundo real y que para pagar sus tres hipotecas sólo dispone de su sillón en el Congreso de los Diputados, de su privilegiado régimen de pensiones o de las oportunidades que le ha dado su condición de concejal o de parlamentario en los diversos tiempos. Y eso, porque ya sabemos todos que algunos políticos de profesión, por sus hijos, por sus monxetes amb butifarra y por sus hipotecas ma - tan, como una Esteban cualquiera. Políticos de única profesión como por ejemplo ... Durán i Lleida.
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