miércoles, junio 11, 2014

MOMENTOS ESTELARES: CIEN AÑOS DE LOGORREA



Hace ya tiempo que el Malvado Rukaegos, entre pertinaces sequías de ideas, sempiternas perezas y quisicosas varias, no solo no actualiza a la velocidad que sus lectores se merecen este blog al que tanto quiere y tanto debe, sino que además y para mayor pecado no se molesta en recordar o en encontrar nuevos episodios biográficos dignos de continuar la serie Momentos Estelares.

Así que tuvo que ser una actividad de riesgo, como ya viene siendo la llamada Twitterruca, la que pusiera las cosas en su sitio, los puntos sobre las íes y el cascabel al gato. La Twitterruca, que lo sepan ustedes, es una convocatoria mensual que se realiza en Santander para encuentros y a veces encontronazos de los tuiteros locales. Allí se pica un poco de tortilla, se charla bastante, se discute un porrón y se bebe alcohol a esgaya. Lo normal, vamos. Que puede volverse terriblemente anormal desde el regreso a la ciudad de la mujer artista y plaga conocida como Logorrea Mayo.

Estaba el Malvado Rukaegos trajinando birras junto a profesionales del levantamiento de jarra como Kim Kong III de Korea, La K3 para los amigos, y Pepe Barbas cuando aparecióse como por encantamiento del diablo Logorrea, expansiva y divina como suele, junto a su peculiar amiga My Sarón-A (ah, qué tiempos los de The Knack). Reconoció a Rukaegos, con quien había compartido hacía tiempo performances absurdas en polígonos culturalmente alternativos, y muy educada se acercó a saludar. 

"Pues hola, que estaba por allí pero acabo de venir hasta aquí porque el dueño de este local que es nuevo como has visto y tiene una decoración súper moderna y súper agradable que es igual que una muy vieja y menos agradable pero del mismo decorador y de su madre, que también es la madre del dueño del local porque ambos son la misma persona, y ella está aquí siempre para controlar todo lo controlable pero está un poco ansiosa y él también y tienen tantos nervios que no sé yo si dan buenas vibras al local y si puedo yo venir aquí con regularidad para decir ohhhhmmmm y hacer yoga kundalini como el que aprendí a hacer con aquel novio que en realidad no era un novio que yo tenía en Madrid cuando vivía allí y estaba súper súper ocupada porque trabajaba muchísimo de repartidora de telepizza y de artista que más o menos viene a ser lo mismo pero en más (respira rápidamente, sin llegar a poner la coma, mientras la Kim Kong dice, sí, creo que sí) pero yo trabajaba muchísimo y él era un vago y follaba fatal y la tenía pequeña pero además era un asqueroso que me insultaba porque yo cocinaba mal y usaba aceite de girasol y él quería aceite de almendras, fíjate, aceite de almendras quería sin trabajar ni follar ni nada con lo carísimo que es y lo muchísimo que yo trabajaba (Kim dice, sí, almendras, qué caras; Logorrea sigue sin signos de puntuación evidentes) así que un día le dije mira vete a la mierda que no me interesas y no me aportas y me sales carísimos y luego me fui a Nueva York y presenté un par de performances en un museo a las que no fue nada pero fueron todos simpatiquísimos y luego fui a Málaga donde fui a un centro de arte donde hice otra performance y no fue nadie pero fueron todos unos bordes gilipollas de mierda súper maleducados a pesar de que yo fui estupenda y cuando me presentaron a una niñata asquerosa a la que explotaba el jefe miserablemente, ese jefe al que aquí odia todo el mundo y allí también menos la niñata que le adora aunque no le paga bien y se queja de él todo el rato y de mí más, pues eso que me la presentaron y me dijo que se llamaba Radegunda y dije yo jo que nombre tan divino me encanta y me resulta TO TAL MEN TE onomoplástico (lo juro, dijo ella onomoplástico y la Kim subrayó sin mover pestaña, efectivamente es totalmente onomoplasta o plástico o algo). Y claro aquí me quieren más que allí y allí solo me pagan el viaje y el hotel de lujo y la producción chapucera de la exposición y entonces no me interesa porque si no me pagan no les ajunto así que he vuelto para quedarme y vengo aquí con la mema de mi amiga My Sarón-A que es de no sé qué pueblo y está más estirada que la Montiel y tiene un surtidor rubio teñido en la cabeza en lugar de pelo y pasa horas en la peluquería y la llama el del local porque está nervioso para que venga IN ME DIA TA MEN TE para dar ambiente al local, que es nuevo y está decorado monísimo, y ya he dicho yo que si nos vamos a pasar aquí el verano que nos pague por dar ambiente (Kim dice, y conversación, no te olvides de dar conversación). Porque yo ya estoy mayor y si quieren algo que lo paguen que son todos unos ratas y yo soy una profesional del telepizza y sobre todo del arte, porque artista soy un rato y pesada dos. 

Llega Sarón-A, estiradísima y sonriente, con dos kilos de sandwich vegetal que entrega a Logorrea Mayo. "Cari, que tenías hambre y como no callas no comes, Cari". Logorrea toma los sandwiches, hunde el hocico en la montaña y se pone perdida de mahonesa, y nos dice después de lamer todo y chorreando salsa bearnesa o algo así. "¿Queréis?" y la Kim dice "No, Cari" y Pepe Barbas aprovecha para huir el muy cobarde y la cabeza del Malvado Rukaegos gira un poco a lo niña del exorcista. Pero un instante porque con boca llena y todo Logorrea vuelve a la carga.

Durante una hora, durante dos, y nos dieron las diez y las once y las doce y la una y las dos y a las tres My Sarón-A dice "Cari, yo me tengo que ir, que soy divina de pueblo" sin mover pestaña ni sonrisa y Logorrea dice que vale y a las cuatro se fueron y a las cinco estaban el Malvado Rukaegos y la perversa K3 dando golpes a una pared tratando de contener el ataque de risa y bebiendo (más) para contrarrestar el dolor de cabeza.

Dicen que la Twitterruca va a cambiar de local y desplazarse definitivamente al Lejano Oriente, donde My Sarón-A y Logorrea Mayo acampan de forma habitual y casi obligada. Y Rukaegos no sabe bien si no volver al evento, o si presentar a Logorrea a todos y cada uno de los tuiteros y meterse a traficante de Espidifen al por mayor. Tampoco estaría mal una mordaza. Aunque la imprudente e insana curiosidad de Rukaegos está por preguntar a Logorrea qué coño quiere decir ONOMOPLÁSTICO. Y luego salir corriendo.

lunes, junio 02, 2014

EL PESO DEL TIEMPO (Quo Vadis, PSOE? - 1 )



Recuerdo ahora ese grito de "No nos falles" con el que se recibió desde la calle la victoria en 2004 del PSOE en las elecciones generales, dirigido por José Luis Rodríguez Zapatero. Se abrió entonces una cierta ventana a la esperanza, una ventana que permaneció abierta un tiempo, cuando con Zapatero como presidente España experimentaba una ilusionante transformación cívica y social. Recuerdo también el "Hemos entendido el mensaje" del propio Zapatero cuando llegaron los primeros reveses electorales. Relacionados, ¿qué no lo está en una sociedad como la nuestra?, con la presión de unos medios de comunicación digamos para ser elegantes que un pelín entregados a la derecha. Pero también después de errores soberanos, de renuncias clamorosas a algunos de los ejes esenciales de socialdemocracia, de chantajes externos y silencios internos, de decisiones sin duda tan dolorosas como inexplicables y lo que es peor inexploradas. 

Llegaron los fallos, sí, relacionados con la gestión de una crisis que vino demasiado grande al gobierno español, me temo que a casi todos los gobiernos en un escenario internacional de absoluta euforia ante el neoliberalismo triunfante y sus espejismos, de renuncia a la transformación y con una mediocridad intelectual con la que la política se rendía en holocausto a un universo mediocre pero que estaba experimentando algunos cambios de paradigma de los que todos éramos conscientes menos, parece, quienes más al tanto de la realidad y de las nuevas realidades tendrían que haber estado. Llegaron los fallos envueltos en sonrisas, en optimismos que se revelaron falsos, en inacción, en falta de ideas, en delación de la lucha. Parecía que nadie estaba dispuesto a discutir las decisiones de los hombrecillos de negro, las troikas, las agencias corsarias de calificación de deuda, las no menos corsarias instituciones financieras internacionales. Ninguna de ellas democrática ni neutral, todas ellas al servicio de sus intereses privados y sobre todo de los intereses de sus avaros amos. Decisiones impuestas sin resistencia que han generado dolor, miseria, terribles consecuencias para tantos países. Decisiones que empujaron hacia un desconcierto creciente, hacia la desolación de la ciudadanía ante la impunidad y la crueldad de los de fuera y la incapacidad atónita de los de dentro.

Llegaron los fallos mientras crecía un grito primero silencioso, en las miradas, en el cansancio, en los gestos, que se hizo clamor en las plazas y que exigía cambios, respuestas, compromisos, valentías. Que obligaba al sistema a enfrentarse a sus miserias y recordaba que mientras derechos, bienestar, seguridad, igualdad, básicos vitales estaban siendo pisoteados, esas élites a las que alguien definió como élites extractivas (con todos los matices y discusiones que se quieran, pero con un alto índice de acierto) vivían en una burbuja de privilegios, de corrupción, de insensatez, de exhibicionismo altanero y puertas giratorias. Y claro que desde algunos sectores concretos y seguramente con intereses estratégicos, pero de nuevo con acierto, se comenzó a hablar de la casta, un concepto volátil pero que parecía definir bien a esa connivencia entre políticos, financieros, jueces, medios y demás cabezas de la Hidra Sistema donde los raseros eran tan diferentes, la equidad tan pobre y la impunidad tan escandalosa.

Han llegado, ya muchos meses después, muchas buenas palabras, buenos congresos y buenas conferencias después, un bofetón importante llamado hartazgo. En España hoy son miles de ciudadanos (cualquiera que sea su voto) que se han cansado, que nos hemos cansado de la impunidad, que exigimos cambios y respuestas, que queremos que se nos devuelva lo que se nos arrebató. Sí, la ilusión también, pero sobre todo el poder, la capacidad para tomar decisiones, para gobernar el barco. No nos valen ya y no deberían volver a servirnos ni castas ni dejaciones. Es nuestra responsabilidad como sociedad, la de apostar con claridad y furia por la transparencia, por la renovación, creo que por un nuevo sistema constitucional que corrija los cimientos podridos del que nos funcionó razonablemente bien durante un tiempo pero que era también fruto de un pacto, necesario pero viciado, con el monstruo franquista. Estamos en otro tiempo y es urgente ese cambio profundo y estructural.

Ha llegado al PSOE un nuevo toque de atención que podría ser el último. Ha llegado a un partido agónico, que no acaba de encontrar el rumbo, que se debate entre la presión de votantes y exvotantes, de militantes y exmilitantes cansados de ser comparsas por un lado y unas jerarquías, pues sí, mira, una casta, que no acaba de despertarse. O, peor, que prefiere enroscarse hasta que pase el temporal para que de nuevo todo siga igual en su propio beneficio.

Estamos ante una radical encrucijada, la de una sociedad dolida, desconfiada y cansada. Que no confía en el PSOE y busca la confianza en otros lares. ¿Será capaz el PSOE de recuperar sus energías, de articular un nuevo pacto social que sea motor de cambio y no rémora? De que lo sea o no podría depender su propia existencia.
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