domingo, octubre 30, 2011

LA MÚSICA QUE SALVA


No parecía muy prometedor un artículo en el diario El País donde un redactor llama, en las páginas de cultura, "banda" a una orquesta sinfónica y califica de "sinfonías" a las bandas sonoras. Pero tampoco íbamos a dejar que la impericia, la desidia o simplemente la ignorancia fueran a amargarnos la fiesta.

Me emocionan las noticias que de tanto en tanto llegan sobre la capacidad redentora de la cultura. Los programas en los que la poesía sirve para rescatar a niños de la calle en Calcuta, los que reivindican la identidad de las comunidades a través de la puesta en valor de su trabajo artesanal, el desarrollo de las bibliotecas populares como motores de crecimiento personal y soporte social y hasta alimentario para los más desfavorecidos. Y por supuesto, la música, el lenguaje universal, esa abstracción de las emociones que rompe tantas barreras y tantas veces nos salva.

Han llegado a hacerse justamente populares las escuelas de música y la red de orquestas bolivarianas, que han permitido que la a veces denostada por aburrida o elitista "música clásica" se convierta para miles ya de chicos y chicas de los barrios y comunidades más desfavorecidos de Venezuela una opción profesional y hasta una escala hacia el prestigio internacional que hoy reconoce a personas como Gustavo Dudamel. El modelo existe también en Ecuador y Brasil. Y en estos días algunas ciudades españolas tendrán el privilegio de escuchar a la Orquesta Sinfónica Joven de Goiás. Y podrán comprobar in situ la alegría, la emoción y el futuro lleno de luz que espera en las manos, los pulmones, la vida de chicos y chicas nacidos para la exclusión y redimidos por la música que salva.

Qué gran ejemplo para este país sí todavía opulento, en el que tanto dinero se ha derrochado y estafado en nombre de una supuesta defensa de la cultura. En esta ciudad y esta región en las que los dinerales tirados en eventos absurdos y sin rumbo no han servido para generar el más mínimo eco social y nos mantienen como indigentes musicales. En la que a pesar de la falta de seriedad y de atención de las instituciones públicas, la seriedad de algunos docentes y el esfuerzo y talento de algunos estudiantes, el apostolado de algunos directores de coro, profesores, intérpretes, contra todo y contra todos, alientan algo de esperanza. Qué gran ejemplo para recordarnos que actividades consideradas menores como el deporte o la cultura son más eficaces que las intrigas y especulaciones del FMI o el BCE y sus manos oscuras para la integración y promoción social, para que nazca sin límites ni miedos ni fronteras ese futuro que sólo en la energía furiosa y optimista que se afirma en la belleza podrá, puede, ser cierto.

viernes, octubre 28, 2011

A VUELTAS CON LA EDUCACIÓN PÚBLICA


Desde las elecciones de mayo, la educación pública ha regresado (¿se fue alguna vez?) al primer plano del debate social e ideológico. En esta ocasión me temo que además revestido de toda una estrategia de agresión al modelo y al personal docente que de alguna manera apenas sirve para ocultar oscuros intereses.

Me encuentro en mi Timeline de Twitter una reflexión del (modo irónico on) siempre ponderado y objetivo Alfredo Urdaci (modo irónico off) en la que apunta lo siguiente: "La enseñanza no es pública/privada: es buena o mala. La mano estatal, sin calidad ni exigencia, genera una escuela irrelevante".

Aclaro antes de nada que no sigo a Urdaci por prescripción facultativa, bastante alterados tengo ya los nervios sin lecturas innecesarias. Y no tanto por sus contenidos como por sus modos. Pero como si tengo algunas relaciones entrañables y amicales en el Lado Oscuro, como ese clásico de las redes sociales cántabras que es Óscar San Emeterio, pues ya se encargan ellas de tanto en tanto de pegarme los sustos pertinentes, y más ahora que contamos con la cercanía de Halloween.

En principio, imagino que muchas personas dirían que nada que objetar a los reducidos caracteres de Urdaci. Aunque sin necesidad de contextualizar con otros tweets del mismo emisor que nos darían mucha mayor información, la aparente neutralidad oculta algunas falacias y matices interesados.

En primer lugar, claro que sí existen la enseñanza pública y la privada. Y además, la mediopensionista (vulgo concertada). Y no es casualidad que la enseñanza pública proceda de toda una serie de sensibilidades sociales, de apuestas y a veces hasta de revoluciones que a lo largo del tiempo han tratado de garantizar una igualdad mínima, una apuesta por el futuro abierto y las posibilidades humanas y laborales también de quienes no venían favorecidos desde la cuna y que, según ciertos falaces discursos liberales, cuentan con esas mantillas de encaje blanco como mérito propio. La educación es y ha sido la única opción, el único patrimonio, el único horizonte de la gran mayoría de la sociedad, de muchos niños y niñas que sólo gracias a la existencia de la apuesta pública han podido proponer su esfuerzo, su talento, su trabajo como fuerza para competir con quienes oponen, además o en exclusiva, relaciones y privilegios. Y una vez más, resulta curioso que el falaz Liberalismo no apuesta por una escuela competitiva en la que todos los estudiantes cuenten con idénticas, al menos parecidas,posibilidades.
Frente a esta escuela pública, existen los centros de quienes prefieren apostar por el mantenimiento de un statu quo familiar privilegiado, exclusivo y excluyente. Y no faltan ni en España ni fuera los ejemplos perfectos de cómo no es necesariamente el mérito el que abre la puerta de esos centros, y que incluso los sostenidos con fondos públicos han decidido evitar la presencia de inmigrantes en sus aulas, o la de repetidores, o la de alumnos con necesidades especiales,o la de estudiantes procedentes de entornos sociales que, en un curioso ejercicio de cinismo por parte de las direcciones, "se verían relegados o marginados por sus compañeros al no poder tomar parte en todas las actividades o vestir de una manera determinada". Frase estupenda de la directora de un concertado de cuyo nombre no quiero acordarme, religioso y teóricamente social y abierto, para justificar un estracto de la cuenta corriente de los padres primerizos que intentaban encontrar plaza para su niña de tres años.
Claro que sí existe la enseñanza pública, la que garantiza la igualdad, la que llega a los barrios en los que nunca intentan implantarse ciertos modelos y ciertos empresarios educativos, la que llega a los pueblos más apartados y llega con los mejores recursos materiales y humanos posibles.

Hay una segunda falacia, oculta tras la oposición educación buena y mala. De entrada porque tras esos dos términos curiosamente morales y sobre los que la charla coloquial seguramente estaría de acuerdo, hay una sutil manipulación que en estos días quiere hacer equivaler buena con privada. Y de nuevo sería pertinente recordar que la selección del profesorado es mucho más exigente y objetiva en la escuela pública, que los equipamientos son en no pocas ocasiones mejores. Y que frente a la idea gobernante en quienes la atacan de que es una educación "ideológica" la única ideología que vale en ella es la del pluralismo, porque las visiones del mundo de sus profesores es plural y por lo mismo plural su acercamiento al aula. Frente a centros en los que se defiende una identidad basada en el "ideario del centro" y a los que curiosamente las huestes neoliberales nunca acusan de ser ideológicos.

Doy un paso más. Existe un compromiso del estado para sostener una educación igualitaria, eficaz, de calidad. Y con mejor o peor tino, esa es la pública. ¿Debe el estado sostener la privada? Una pregunta abierta que cuestiona opciones como la del cheque escolar o la de las desgravaciones fiscales a quienes estudien en la privada o la concertada. Y es que yo cada vez tengo más claro que debe haber pluralidad en la oferta, que me parece correcto que existan centros privados sostenidos exclusivamente por las aportaciones de las familias, me parece correcto que existan centros concertados siempre que puesto que reciben asignaciones públicas sean igualitarios y acepten ciertas reglas del juego (como porcentaje de alumnos inmigrantes equivalente) que evidentemente puede exigir quien paga, sin que eso suponga menoscabo de sus "idearios". Pero sobre todo, considero que el estado cumple desde un apoyo exigente, firme y sin cuestiones ni recortes a la enseñanza pública. Que es la suya, es la que le compete, es la que abre cada día la puerta a los sueños de todos.

miércoles, octubre 26, 2011

HACE JUSTO UN AÑO



Hoy hace justo un año que te anunciaron que el segundo tumor había ganado, que el oncólogo desistía de seguir luchando y apostaba sólo ya por paliativos para esperar en paz la llegada de la muerte.


Desde el diagnóstico, avanzada la primavera, y la operación, que dejó algunos riesgos abiertos pero mucha, muchísima, esperanza, habíamos vivido alrededor del cáncer. El miedo primero, la alegría después cuando a pesar de la quimio y de sus efectos ibas recuperando peso, alegría, te ibas sintiendo tan bien que ya te soñabas en Rivera y Montevideo durante las Navidades, rodeado de quienes te querían. De quienes te querían en el lado de allá. Vinieron luego la decepción y la alarma, el anuncio terrible de que el cáncer se había reproducido con renacida y especial violencia, que habría que programar un nuevo tratamiento mucho más agresivo. Escribiste en tu Facebook entonces "Colores, la vida son colores. Eso pongo en mis días". Y luego los golpes del nuevo cóctel de quimio que prácticamente te arrasó, con efectos tan duros que hubo que retirarla temporalmente, ingresarte, mandarte a descansar de nuevo a casa... Las señales eran ya tantas. Te miraba preocupado, de reojo, mientras veíamos alguna tontería en la televisión y me decías "No me mires así, porque me estás asustando. Yo voy a vivir, tengo muchas ganas de vivir, estoy ahora tan bien que no voy a dejar de luchar y además te quiero mucho". Pero poco a poco tu cuerpo, bellísimo, menudo, iba desapareciendo, quedándose en una pura voluntad de seguir, a pesar de llevar tiempo ya desfallecido.


Tantas ganas de luchar, tantas ganas de vivir, que te quedaste estupefacto con la noticia de que no había ya más futuro. "Pero doctor, entonces ¿me está diciendo que me voy a morir?", como si no lo entendieras, como si el diagnóstico no fuera posible. Y le pediste un medicamento fuerte, casi experimental, del que te había hablado un día. Porque si sólo quedaba una esperanza abierta entre diez millones de posibilidades, ibas a apostar por ella.


Volverán esta tarde las horas oscuras, las llamadas de teléfono para que Milagros y Maika se acercaran para estar contigo, para que Vito, Ángel, Isabel, tuvieran tiempo de acompañarte mientras yo me escabullía al pasillo para empezar a llorar, llamaba a Uruguay y trataba de consolar a tu madre y a tu hermana, avisaba a Marcelo, me acercaba a casa para recoger lo imprescindible en una pequeña mochila para aguardar en Valdecilla unos días que al fin resultaron ser sólamente unas pocas horas.


Volveré a quedarme impregnado de tu tristeza, a asombrarme de tu serenidad. Volveré a preguntarme por qué, por qué tenías que marcharte con 32 años ("Si esto me pasa porque le hice mal a alguien, le pido perdón" llegaste a susurrar). Volverás a dormirte mientras te digo una y otra vez "te quiero, pequeñín", gracias a un calmante, mientras te aprieto la mano como si así pudiera insuflarte un poquito de calor, una pizca de vida, un aliento de tiempo. Volverás a despertarte alarmado a las cinco de la mañana, volverás a pedirme que te ayude a incorporarte un poco, y volverás a morirte entre mis brazos en una madrugada fría que no se acaba nunca.


Volverán la tristeza, la intemperie, el desamparo. Volverán esas lágrimas que no han querido marcharse desde entonces. Volveré a sentir como el corazón se me hace puro dolor. Y volverá el esfuerzo titánico para caminar, para no dejarme caer, para intentar levantar futuros y proyectos que serán ya sólo para uno.


Como volverá la necesidad de sostenerme en pie porque dicen que uno no termina de morirse mientras alguien lo recuerda. Y sé que desde este dolor que no se apaga, desde esta nostalgia infinita, desde esta vida vacía, vas a seguir viviendo. Porque no sé, no quiero, no puedo, no voy a olvidarte.

lunes, octubre 24, 2011

MUY, PERO QUE MUY IDIOTA


Que algunos líderes del Partido Popular hagan de la descalificación, la demagogia tramposa y airada o la trola la esencia de su actividad política no es nuevo. Y que entre ellos algunos como Cospedal, González Pons, Mayor Oreja o Trillo brillan con oscura luz propia tampoco. Basta ver las simpatías que despiertan entre los más cavernarios medios del Tintorro Party para darse cuenta de que que su función es la de mantener al lado ultra del alma popular firme y en alerta, y que poco o nada les importan las consecuencias de sus voces y sus actos, nada la crispación generada, porque su único objetivo es la recuperación de un poder que en España, como en Cantabria, consideran les fue otorgado por el dedo divino (previa instancia, supongo, de la Conferencia Episcopal) y arrebatado con malvadas artes por el perverso PSOE.

La anteúltima de González Pons ha sido una declaración respetuosa y democrática hacia los votantes del adversario principal. Esa declaración en la que afirma que hay que ser muy idiota para querer que el PSOE continúe gobernando. Luego lo arregla en twitter diciendo que le atacan los malvados con mentiras porque él nunca ha insultado al PSOE y los medios le corean diciendo alborozados que San Pons ha pedido disculpas.

No deja de tener cierta razón el pavo valenciano, porque no ha sido al PSOE sino a todos sus militantes, simpatizantes y votantes a quienes ha dirigido el insulto. Pero en el fondo somos muchos los que nos consideramos aliviados al saber que semejante personaje tiene tan mala opinión de nosotros. Que en la tradición ilustrada española se encuentra la preocupada fábula del oso bailarín al que horroriza el aplauso del iletrado cerdo ("Mas ya que el cerdo me alaba, muy mal debo de bailar"). Así que procedo a proclamarme con voz alta y clara idiota absoluto. Algo que por lo demás ya saben los lectores de este modesto blog.

Soy idiota, sí. Y lo soy porque sé cuáles son los valores que defiendo, sé cuál es el modelo de sociedad en el que me gustaría vivir, sé cuales son las actitudes y las razones que me mueven y me convencen. Idiota porque sé discernir de entre las diversas opciones políticas que se me presentan cuál es la que mayor porcentaje de encuentro tiene con esos valores y razones. Idiota porque hago uso de mis derechos ciudadanos, de esos poderes que la democracia (real, sí) me otorga como la libertad ideológica, la libertad de expresión, el derecho al sufragio, la libertad de asociación, y en virtud de los mismos elijo de manera madura y consciente que me gusta el proyecto del PSOE para la próxima legislatura (con luces y sombras, claro, faltaría más), que me parece que Alfredo Pérez Rubalcaba sería un buen Presidente del Gobierno y que, como por cierto a una buena parte de los españoles, me parece más fiable, más trabajador, más responsable, más sólido que Mariano Rajoy. Soy idiota porque hasta el momento nadie me ha podido convencer de que hubiera alternativas serias y realistas a las medidas dolorosas (y puede que algunas equivocadas) que el ejecutivo de José Luis Rodríguez Zapatero ha tenido que tomar para que España pudiera bandear de la mejor manera posible la crisis mundial provocada por la avaricia y la tiranía de unos supuestos mercados tras los que se enmascaran nombres y apellidos, intereses mucho menos vagos. Idiota porque creo que se está y se ha estado atento a los movimientos sociales (después, por cierto, de un equivocado pero más aparente que real alejamiento de la calle) y que esa escucha activa será capaz de modificar las desviaciones, de alumbrar los rastros de sombra y de enderezar el rumbo allí donde sin duda se ha torcido la ruta prevista.

Soy idiota, en fin, muy idiota, porque sé que no me gustan quienes no me ofrecen alternativas o soluciones coherentes, quienes perdidos en un batiburrillo de liberalismo, conservadurismo, democraciacristiana y demás corrientes tan contradictorias entre sí en tantos campos no aciertan sino a proponer lo mismo y lo contrario unas pocas veces, las más a ignorar las preguntas y en un tiempo que exige serenidad y firmeza proponer tan solo vaguedades y escaqueos escandalosos. Que no me gustan quienes no son capaces siquiera de sentir respeto por quienes no pensamos como ellos, quienes no amamos como ellos, quienes legítimamente discrepamos de su mirada sobre Cantabria, sobre España, sobre el Mundo. Porque aunque ellos se crean poseedores de la única verdad, somos muchos los que hemos elegido transitar por otros caminos. Y entre esos muchos, habrá votos legítimos y conscientes que quieren que el PSOE permanezca al frente del Gobierno de España, y que, mal que le pese a Pons, merecen tanto respeto como cualquiera.

domingo, octubre 16, 2011

BLOG ACTION DAY 2011: FOOD. LA OPULENCIA Y EL HAMBRE.


De una perversa belleza resulta la fotografía de Sebastiao Salgado que he robado en la red para ilustrar esta entrada con la que como cada año me sumo a la campaña internacional Blog Action Day, y que toma este año como eje central la comida. Bella, porque nos recrea el momento tierno, íntimo, de la madre alimentando al hijo. Perversa porque intuimos que en las madres de tantos lugares poco alimento puede manar de unos pechos secos. Bella porque nos remite a una de las tradiciones iconográficas marianas de Occidente, la de la Virgen de la Leche. Perversa, porque no habla del bien, de los dones, de la vida, sino del dolor y del hambre y de la sombra.

Cuando me llegó la convocatoria del BAD2011 con el lema FOOD como lema son muchas las imágenes que se me vinieron a la cabeza, desde los cálidos sabores de la cocina de casa a las tradiciones alimentarias. Pero un recuerdo poderoso se me abrió camino y me decidió a volver una vez más la mirada del blog hacia la injusticia, un documental multipremiado de Manos Unidas en el que una mujer seca, cubierta de moscas, con los ojos extraviados y sonrisa yerta, acercaba a un bebé atónito, cubierto de moscas, cercano a la muerte, a un pecho que no era sino un odre vacío. Lloré. Con esa impotencia de quien se siente inútil e insuficiente para darle siquiera un poco de equilibrio y de justicia al mundo. Con la culpable mirada de quien vive en un mundo opulento en el que tantas veces la comida se convierte en un capricho, en un despilfarro, en un juego.

En aquellos mismos días del documental, recuerdo haber leído con ira y asombro cómo en la Unión Europea se tiraban literalmente toneladas de leche, de excedentes lácteos, el fruto de una agricultura subvencionada que no iba a servir para nada en una Europa opulenta e inmisericorde que ni siquiera se planteaba que esos excedentes de leche y otros productos agrícolas pudiera servir para paliar alguna situación de emergencia. También por aquellos días, otro nuevo contraste, era noticia el asesinato en Perú de una mujer de los suburbios más pobres de Lima que había dedicado su vida a un único objetivo, que a través de las escuelas primarias fuera posible que cada niño pudiera tomar cada día un vaso de leche, una inyección de vida, de vitaminas, de alimento saludable que le protegiera frente a todos los riesgos que para la salud implica la miseria.

En medio de una crisis cuyo final ni siquiera está previsto, los países del viejo poder económico continúan ensimismados, girando sobre su propio ombligo, incapaces de entender el crecimiento de los monstruos llamados al parecer a sustituirlos en las cimas del despilfarro, incapaces de dejarse interrogar por la miseria de los países que no sufren la crisis porque están demasiado ocupados sufriendo el hambre desde hace demasiado tiempo.

Seguiremos derramando tanques de leche, camiones de fruta, excedentes y competencias. Seguiremos gastando toneladas de carísimos tomates en una única fiesta, acumulando en las neveras comida destinada solamente a terminar en la basura. Seguiremos indiferentes el comercio justo, comprando alimentos de multinacionales manchadas de muerte. Mientras "hambre" seguirá siendo en ese África que se muere cada día sinónimo de "Comida", habitado por madres llenas de un coraje desesperanzado que las empuja a amamantar a sus niños con savia de nada. Soñando con ahogarse un día en ese río de leche que nosotros tiramos.

jueves, octubre 13, 2011

EL LENTO APRENDIZAJE DE LA CALMA


El próximo día 27 se cumplirá el primer aniversario de la muerte de Leo, ese momento exacto, fijado en la memoria, en el que da comienzo el año más duro, más triste, de toda mi vida. Un tiempo en el que sólo ha habido ausencia, lágrimas, el esfuerzo para sostener una voluntad que no me dejara caer y con desgana, lentitud, sombra, me permitiera continuar el camino.

Dicen, y tal vez todos tengamos ya alguna experiencia en ese campo, que el tiempo cura. O mejor, que no cura pero acaba ordenando los vacíos, almacenándolos en el disco duro en algún espacio en el que van amortiguando su furia extraviados entre tantas y tantas carpetas.

Tal vez sea esa capacidad de almacenamiento la que algún día nos permita regresar a la calma. Después de atravesar un calendario en el que cada día era "la última vez que Leo y yo ..." , "hoy hace un año que Leo ...", se va asentando la sensación de que el terrible dolor se ha ido adormeciendo y se va quedando en un malestar, una tristeza en el paso, un intervalo mayor entre lágrima y lágrima. Y así las estrategias de ocupar tiempo y cabeza para no tener oportunidad de recordar parecen dar fruto y abrir la puerta hacia otro horizonte.

Cuántas cosas se han ido cerrando desde que Leo se fue. Qué difícil ha sido volver a cocinar. Imposible abrir los cajones para meter sus cosas en cajas y quién sabe qué hacer con ellas. Qué duro intentar poner orden en un caos que se ha ido acumulando ante unos ojos que se decían "esto no puede seguir así" y un cuerpo que respondía con toda su flojera con "todavía no puedo, estoy sin fuerzas". Y al frío interior se han sumado otros desencantos y otros proyectos que caminan ya por vía muerta hacia el tope. Lo que significa que se acaban algunos talleres, algunos trabajos que servían como bastón y como motivación, y llega el momento de tomar decisiones. De nuevo, la matrícula en la UNED, después de esperar la llegada del Plan Bolonia, para continuar los estudios de Filología, ahora Grado en Lengua y Literatura Españolas; tal vez el momento de aparcar la política en cuanto se cumplan los plazos y llegue un próximo congreso, y volver a cantar en la Camerata si soy capaz de acaldar horarios. Y un 2012 en el que si no se cumplen las profecías mayas ni nos acuchilla la crueldad de los mercados y los mercaderes tendría que cerrar el viaje pendiente a Roma, la visita necesaria a Uruguay.

El próximo día 28 de octubre, viernes, a las 20:00, en la Galería Del Sol St se celebrará un concierto de piano a cuatro manos gracias a la generosidad infitina de Fernando Zamanillo, de Javier, de Violaya, de Carlos, en las manos perfectas de Rosa Goitia y de Javier Laboreo. Bajo el título "El muchacho que vino del Sur" (una trampa de la memoria sobre el título de una pieza para piano de Carlos Guastavino, El chico que vino del Sur) habrá un recuerdo para Leo, un recuerdo especial y necesario en un acto en el que me gustaría que la música del sur, la del Río de la Plata, la de Guastavino, y Piazzolla, y la celebrada Cumparsita, de Matos Rodríguez, puede que la más universal de las músicas nacidas en Uruguay, pudieran acompañarnos mientras cerramos los ojos y recordamos la sonrisa, la ternura, la fragilidad, la belleza inagotable de ese ángel que me dejó luchando por sobrevivir, tan solo. Os espero para callar y escuchar a vuestro lado. Para compartir más tarde, como los antiguos, una copa de vino, una libación sagrada, que nos reavive el corazón y nos devuelva la calma.

Con una música bellísima que para mí llevará siempre el nombre del amado.



viernes, octubre 07, 2011

JOSÉ LUIS VICARIO SE OCULTA Y SE REVELA EN DEL SOL ST


Tal vez hablar de un barroco de excesos contenidos no sea más que un juego retórico. Pero no se me ocurre una forma mejor de presentar a José Luis Vicario.

José Luis es barroco, excesivo, vital, provocador, divertido. Y su obra necesariamente cobra cierta dimensión de espejo. Un espejo en el que hay guiños, ironías, sugerencias, gestos, provocaciones, bromas y formas que se enredan sobre sí mismas, pero que al mismo tiempo queda contenido en un espacio bien delimitado, de ejecución impecable y cuidadosa, en el que tanto la forma material como la idea que la alumbró crecen y se otorgan mutuo sentido.

En "Ocultan y revelan", la muestra que mañana se clausura en la galería santanderina y amiga Del Sol St. entramos en un teatro lleno de penumbra en donde la luz se apoderará de nuestros ojos y los guiará hacia un escenario frontal desde el que nos observan unas serenas y sobrias máscaras que evocan a los bailarines japoneses de Buto. Una luz que jugará con las formas sobre las paredes desde unas espectaculares lámparas construídas con espejos en las que las formas engañosamente clásicas se complican con los juegos de reflejos y con su instalación como móviles que surten el efecto de una bola de discoteca al tiempo que nos sugieren una actualización atrevida de las grandes arañas de cristal de los teatros románticos. En la sala oscura de la galería, una especie de foyer nos presenta una colección original y divertida, una cristalería definitivamente recargada y sorprendente en la que cada copa se convierte en doble, pudiendo apoyarse sobre la mesa desde cualquiera de sus lados, y a un tiempo servir a su función como contenedor de vino o de cava según el lado que prefiramos. De nuevo, los juegos de luz invocando a la magia desde el cristal delicadamente tallado, de nuevo la penetración en un universo que creíamos controlar pero que desde la chispa creadora de José Luis Vicario, se reinventa a sí mismo y abre nuevas puertas desde las que accedemos a nuevos interrogantes.

Entrar en la galería despacio, en silencio, y tropezar con los bustos contemplativos bajo los sutiles juegos de luces y sombras de las lámparas, avanzando hacia la mesa frágil y repleta, es una invitación al viaje interior, un enigma que aprendemos a caminar callando, contemplando, aprendiendo, disfrutando.

Regresando por fin a casa en busca de la pequeña pieza de Vicario que me acompaña desde la misma inauguración de Del Sol St. Sutil, menuda, ágil. Apenas un gesto de color sobre un papel en blanco que desde su llegada no ha dejado de cautivarme la mirada y de hacerme tantas y tantas preguntas.
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