viernes, febrero 19, 2016

LO QUE SE AVECINA... "LA PIEDRA OSCURA", DE ALBERTO CONEJERO


Sigo queriendo explicar, y aprovecharme de mi blog para hacerlo, las razones de una programación, parte por parte. Al menos de aquellas convocatorias para mí más significativas. Y si a Lindsay Kemp y su magia de colores le han correspondido el 25 y el 26 de febrero, marzo se abre con teatro, con una obra de teatro que ha calado hondo en crítica y público y continúa recorriendo esos teatros hambrientos de grandes textos y de interpretaciones memorables.

 La piedra oscura, ese singular duelo interpretativo a dos voces tramado por el escritor Alberto Conejero con la atinada y emocionante dirección de Pablo Messiez y las interpretaciones en estado de gracia, en demoledor estado de gracia, de Daniel Grao y de Nacho Sánchez, tendrá siempre un lugarcito especial reservado en mi corazón.
 
Os cuento, son muchas las razones, y no es menor la de que en su recorrido la obra haya pasado por el Teatro Solís de Montevideo; no hace falta que os cuente a estas alturas las raíces de mi afecto por El Paisito, y ya os imaginaréis que con lo que Leo vivía y amaba el teatro, entre los planes que no pudieron ser estaba acudir al Solís juntos. Pero la principal probablemente sea la de que La piedra oscura fue mi primera decisión en la aventura profesional que inicié el pasado mes de octubre, como coordinador de la programación del Palacio de Festivales de Cantabria. Había tenido noticias del estreno de la obra de Conejero, me habían tocado las críticas y valoraciones recibidas, pero no había conseguido encontrar entrada. Por fin pude acercarme a Madrid, al María Guerrero, y enfrentarme desde la cercanía de la Sala de la Princesa a este texto hermoso, rotundo, que se impone desde los primeros minutos hasta dejarte roto.
 
Sí, roto, con esa escenografía esencial de iluminación tenue, de aspecto gastado, sucio, con esas camisas ensangrentadas que se secaban en los respaldos de los asientos que te llevaba al verano, al terrible verano, de 1937. Roto, con esas palabras que Grao y Sánchez iban desgranando en las que latían por momentos el miedo, la resignación, las esperanzas mínimas de salvar al menos unos pocos papeles de la muerte, la desolación, la incomprensión, el encuentro necesario entre dos víctimas de una sola brutalidad. Roto, en presencia de dos interpretaciones vibrantes, que te tomaban de la mano para guiarte por el laberinto de la Guerra Civil en letra pequeña, en vidas y narraciones casi anónimas, casi olvidadas, pero cargadas de significados, sin heroísmos ni locuras, sin palabras pomposas en los libros de historia porque ¿a quién iba a importar la muerte de Rafael Rodríguez Rapún? ¿a quién el reclutamiento forzoso del chiquillo al que la guerra ha robado todo y a quien se adoctrina en el odio para convertirlo en títere del franquismo? Roto reconociendo en el texto los paisajes que acompañan esta mirada a una memoria angustiosa, unos paisajes que han formado parte de mi propia vida, Matamorosa, Reinosa, Bárcena, Santander, de una vida afortunada y luminosa que nada tiene que ver con esta fiesta de la muerte.
 
Rafael Rodríguez Rapún, que fue secretario del grupo de teatro La Barraca, que fue amado por Lorca, que fue destinatario de los Sonetos del amor oscuro, que con La Barraca pasó veranos en Santander y recorrió los pueblos de Cantabria, que militó en el PSOE madrileño, que fue herido en el frente de Reinosa a un año exacto de la muerte de su Federico, como si hubiera que tejer una leyenda, como si no le hubiera sido posible sobrevivir sin su poeta y aún así, a las puertas de la muerte, tuviera que salvar algunas obras del gran poeta granadino, Rafael sí renace con Conejero, Messiez, Grao, Sánchez y todos los que de alguna manera han hecho posible este pequeño milagro.
 
Salí más conmocionado que conmovido de la representación, y no pasaron nada más que unas pocas horas antes de que contactara con Clara Pérez para que La piedra oscura pudiera traer a Rapún de vuelta a este Santander que le vio disfrutar de la vida y que fue también su silenciosa tumba.
 
Teatro de proximidad, ese que te hace temblar cuando el actor tiembla a escasos metros de tu asiento, en el escenario de la Sala Argenta, los próximos 4 y 5 de marzo, teatro con historia, con memoria, con humanidad, con desgarro, teatro que te impregna y da fuego al amor por las tablas. Un consejo: no se lo pierdan.

jueves, febrero 11, 2016

LO QUE SE AVECINA... LINDSAY KEMP Y SUS KEMP DANCES



Fue en el verano de 1982. Imagino que Lindsay Kemp ya estaría instalado en España, junto con Italia los dos países que parecen haberse entendido mejor con los personalísimos lenguajes escénicos del británico. Es mucha la gente en Santander que recuerda el pequeño escándalo que supuso la primera aparición de Kemp en Santander, con imágenes tan entrañables como la del entonces Presidente de Cantabria tapando los ojos de su hijo mayor como si fuera preferible un ataque de ceguera física y moral antes que el posible contagio de las perversiones que discurrían con impunidad por la escena; mucha la gente que recuerda aquel mítico Flowers. Mucha la gente que se equivoca, porque no fue la fascinante conjunción entre los mundos de Kemp y los de Genet la que nos presentó a Lindsay Kemp, en 1985, sino su colorista y recordada versión de Shakespear, El sueño de una noche de verano, como apunté al principio en 1982.
 
Mis padres no eran de teatro, así que fuimos mi hermano mayor y yo quienes nos aprovechamos del abono familiar para ese Shakespeare que se anunciaba lleno de fantasía, color, magia, que se presentaba como un regreso a las esencias de la pantomima británica bajo la dirección de un artista singular e inclasificable que habría de encarnarse en Puck rodeado de danzarines, transformistas, acróbatas, mimos, conduciendo la locura de la noche de san Juan hasta un paroxismo en el que también hubo tiempo para el escandalito de turno. No se crean, por la escena santanderina ya se habían visto los primeros desnudos de la transición, o lo que es lo mismo ya había pasado por las tablas locales el Equus de Peter Shaffer en el recordado montaje de José María Rodero. Pero la locura del A midsummer's night dream daba algunos pasos más allá. Y Kemp proponía en el clímax central de la obra toda una fiesta de pasiones desatadas, de cuerpos desnudos o semidesnudos que se encontraban y se reconocían, hombre con mujer unas veces, hombre con hombre otras, mujer y asno más allá, siempre a partir del escenario cómico, grotesco y transgresor imaginado por Shakespeare.
 
Hubo quien eligió marcharse a media función. Hubo quienes nos quedamos, hipnotizados, aprisionados por el riesgo, la seducción, la fuerza expresiva de aquella producción que no se parecía a nada que pudiéramos haber visto antes. Todavía hoy, tantos años después, puede reaparecer como broma entre mi hermano y yo el grito reiterativo de la actriz que jugaba a Julieta en los ensayos de la compañía de cómicos que Puck se encuentra en los bosques de Atenas, moviéndose sobre zancos y preguntando "O Romeo, Romeo! wherefore art thou, Romeo?". "Romeo, Romeo, ¿dónde estás, Romeo?".
 
Poco sabía yo entonces de cómo Lindsay Kemp se había ido encontrando con ese personaje principal que siempre sería él mismo, nada de sus relaciones con el recientemente fallecido David Bowie y su importantísimo papel como creador de los maquillajes y ropas con los que el cantante fue Ziggy Stardust y Rey del Glam. Nada de la pantomima recuperada y reinventada desde los tiempos de Isabel I. Nada de la danza-teatro, del mimo, de Shakespeare. Nada de la originalidad y la trascendencia de aquellos movimientos por los que simplemente me deje llevar al país de los sueños.
 
Han pasado muchos años. Lindsay Kemp ha sido una presencia habitual en Santander, donde nos ha dejado además del Sueño y de Flowers   sus Alice, Nijinsky, Mikado, donde ha presentado producciones escénicas para óperas como La flauta mágica o Madame Butterfly y ha colaborado con grandes del teatro como Nuria Espert. En los últimos días de febrero, el jueves 25 y el viernes 26, arrancando en Santander su presente gira española, volverá al Palacio de Festivales de Cantabria con su lenguaje de siempre, sutil, colorista, provocador (¿es que todavía se puede provocar?), desgarrado, quizás también dulzón y amanerado, pero propio, reconocible, electrizante. Traerá una suite de escenas/danzas bajo el título Kemp dances: Invenciones y reencarnaciones que le servirán para ser de nuevo Traviata y Callas, Nijinsky, el Ángel trascendiendo... con la participación de su musa actual, la italiana Daniela Maccari y del actor/bailarín Iván Ristallo con coreografías del propio Kemp, de Luc Bouy y de Marco Berriel.
 
Crecen esas ganas de reencuentro, de convertir la cita en un homenaje a todos los sueños que Kemp fue enhebrando en nuestros ojos, de rendir de nuevo las armas ante ese rey, ante esa reinona, de las tablas que forma parte ya de la historia del teatro europeo y que a sus 78 años quiere seguir siendo parte de su presente. Si ya conocen a Kemp, ya reconocen su lenguaje, si todavía no lo vieron, no se lo pierdan: puede que esta visita sea la última.

domingo, febrero 07, 2016

33 INSTANTÁNEAS EN CAMINO


Quedan ya unos pocos poemas por rematar, dos llamadas de teléfono para el diseño del libro y para su portada, que me gustaría que estuviera inspirada en la foto que acompaña este texto y que es una de las imágenes de Leo que han generado poemas para "33 Instantáneas".

Se cumplirán en julio cinco años desde la publicación de "La mirada caliza", cinco años en los que no ha sido fácil escribir desde el abismo, pero en los que de nuevo la escritura tenía algo de grito ganador a medida que eras capaz de controlar el resultado. Cinco años, tiempo más que suficiente para que la necesidad de publicar sea ya urgencia, para que los poemas que habéis ido conociendo en este tiempo pesen demasiado y sea preciso apartarlos para que afloren otras palabras, otras emociones, otros tiempos, quizás, quién sabe, los que hablen de la soledad, la serenidad, la contemplación con un punto estoico y otro punto cínico.

Si unimos esa urgencia de ser al carácter privado, íntimo, doloroso de lo que el libro contiene, quizás se pueda entender que esta vez no tenga ganas ni humor de enviar los poemas a un certamen tras otro, en espera de suerte y de colocación del libro en alguna colección de campanillas. O lo que es lo mismo, de que desde hace ya un año, cuando empezaba a tomar clara forma, haya una fuerte decisión de optar por la tan mal vista auto-edición: Mis recuerdos, mis poemas, mi dinero, mis reglas.

Y es que la otra opción habitual en el denostado estado de las autonomías es acudir a financiación y colecciones públicas. Muchos sabéis que mi compromiso político ha devenido en un doble problema. Por un lado, desplantes, exclusiones, censuras y putaditas varias por administraciones populares con las que francamente ya no quiero trato alguno, ni siquiera con la de mi municipio natal y residencial. Por otro, no me parece conveniente dar cuartos al pregonero para que saque cantares con lo que aquí el menda se aprovecha del poder de los amigos cuando cambia el tercio.

Hace unos pocos días, precisamente, unos amigos se han puesto en contacto conmigo para pedirme un libro de poemas, un libro que podría incorporarse durante este año a la colección que lleva ya dos o tres años en funcionamiento y que vive avalada por la Consejería de Cultura de Cantabria.

He dicho que no.

No hubiera sido necesario esperar a nuevos con complejo de Adán. De hecho, se trata de valores viejos, muy viejos, que me fueron perfectamente comunicados en la educación familiar y escolar. Que a lo mejor uno viene de casta, pero de buena casta. Lo que no voy a negar es que el exhibicionismo adánico sí puede tener algo que ver con este artículo, porque me estoy cansando de que parezca que aquí solo existe la honestidad cuando los edénicos nos la cuentan (la practiquen o no, que esa es otra historia). Y contra el viejo adagio evangélico de "que tu mano derecha no sepa lo que hace tu mano izquierda", voy a agradecer la propuesta, pero voy a dejar claro desde ya y con publicidad que no voy a participar en la colección. Tanto por el abismo íntimo que supone para mí "33 Instantáneas" como por el hecho de que la colección viene financiada precisamente desde esa sociedad regional en la que ahora mismo me encuentro trabajando. Y aunque mi actividad como poeta tenga nula relación con mi actividad profesional o política, considero que quedaría feo publicar un libro propio pagado con dineros de todos. Cierto, me han intentado convencer con este argumento, que tengo tanto derecho como cualquier otro poeta a estar presente en la colección. Pero las formas son importantes, las ropas de la mujer de César son importantes, y aunque sé que recibiré como ya ha ocurrido buenos ataques acusándome de aprovecharme de mi posición y mis influencias, me quedo mucho más tranquilo sabiendo que los anónimos de turno simplemente no tendrán razón.

A lo que de verdad importa: A finales de marzo (qué bonito si coincidiera con el cumpleaños de Leo) o principios de abril habrá libro. Ya os estoy esperando.
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Un Santander Posilbe by Regino Mateo is licensed under a Creative Commons Attribution-NonCommercial-NoDerivs 3.0 Unported License.
Based on a work at unsantanderposible.blogspot.com.