martes, junio 06, 2023

ATENEÍSTAS Y FEMINISMOS


 

    Se ha escuchado mucho en los movimientos sociales la frase "porque fueron, somos; porque somos, serán". Porque fueron, somos. Una afirmación justa y rotunda que recuerda que si hemos escalado hasta nuestra sociedad occidental, con sus patologías, pero también como ese espacio de libertad, seguridad, igualdad y bienestar sin parangón en la historia de la humanidad (ya se están ocupando de destruirlo por todos los frentes, no os preocupéis), que si hemos llegado hasta aquí, decía, es gracias a las vidas, los trabajos, los sufrimientos y las muertes de muchos de quienes nos precedieron. Hombres y mujeres que lo dieron literalmente todo, frente a las mismas fuerzas siempre, por la emancipación y dignidad de todos los seres humanos.

    En los discursos neoliberales, ultraconservadores y populistas estaba oculto y anda aflorando ahora, gracias a sus peones mediáticos, un profundo rencor contra todos los movimientos que contribuyeron a limitar un poquito el poder de los suyos. Al asalto cada día, con esbirros a sueldo en redes y tertulias, que abren en abanico discursos de tonos exaltados en barras de bar y griteríos de autobús, estos ya gratis, contra el movimiento obrero, contra el feminista, contra las oleadas de derechos LGBTIQ+, contra los movimientos pro derechos civiles que pusieron coto al racismo, contra las reflexiones ambientales, contra la democracia y sus instituciones, contra las organizaciones solidarias... Contra todo y contra todos, con un lema que podría resumirse en "Lo mío es mío y lo tuyo, a medias". Las estrategias son básicas, se trata de tener mucho dinero para comprar espacio y actores en los medios y meterse hasta la cocina casa por casa para excitar los más bajos instintos del personal. Relean Farenheit 451, anden; redescubran ese gran descubrimiento de Bradbury al que denomina "La Familia"...

    Entre esos discursos, es fundamental el de la negación del mérito. Solo cuestionando, arrasando más bien, el trabajo de quienes osaron enfrentarse a los poderosos resulta posible la construcción identitaria del Nuevo Tío Tom, del esclavo feliz y aspiracionista que una vez se compró un utilitario a plazos y se sintió primogénito del faraón. Y que aprende a odiar sus derechos y a despreciar a sus aliados, porque le han programado para indignarse ante realidades falsas, construidas expresamente para que las mentiras consuman su escasa capacidad crítica. Quienes son dueños de los grandes poderes transnacionales, vuelven a ser así nuestros dueños, acusando al resto, eso sí, de adoctrinar y programar cada vez que piden dignidad y respeto o trabajan por una sociedad mejor y más habitable.

       Voceros tienen muchos y en todos los espacios. Algunos muy conocidos en sus ámbitos. Como el ateneísta de pro de cuyo nombre no me da la gana de acordarme en este artículo, que ha aprovechado las victorias electorales en Cantabria de dos mujeres del Partido Popular, Gema Igual en Santander y María José Sáenz de Buruaga en la Comunidad Autónoma, para embarrar en la prensa clamando que el Feminismo no sirve para nada y que nada deben estas dos mujeres al movimiento, ya que llegaron a donde quiera que estén por sus propios méritos.

    No voy a caer en la trampa de cuestionar cuáles sean esos méritos (ya me intentaron enredar en Twitter). Porque me niego a cuestionar a las mujeres con escrutinios que nunca se utilizan para los hombres. Pero sí siento la necesidad de recordar en esta mi bitácora que fueron las feministas quienes conquistaron los derechos para las mujeres, entre ellos al sufragio activo y pasivo. ¿Les parece poco? De acuerdo, fueron las feministas quienes trabajaron para que las estructuras sociales se fueran transformando -ay lo que falta- y las mujeres pudieran acceder a los estudios, al trabajo, no se vieran condenadas a quedarse en casa con la pata quebrada, como querían los inocentes refranes populares, o a ser santa y señora de su hogar, como pedía esa señora que con la camisa nueva de su hermano se confeccionó un sostén para toda la vida. ¿Poco todavía? Miren las listas electorales del 77, del 79, del 83... y miren las actuales. Y ahora recuerden cuánto lucharon las feministas para que fuera obligatoria la presencia de mujeres en las listas, para que la visibilidad de las mujeres llegara a todos los ámbitos (en ello están todavía). Recuerden también cuánto lucharon los conservadores y los conservadores beyond, desde todas sus atalayas judiciales, políticas y religiosas para que esta visibilidad nunca se consumara. 

    No, querido y rancio ateneísta. No es precisamente el mérito, al menos si entendemos por mérito aquello que a hombres y mujeres nos hace mejores, el valor que más se cotiza en las andanzas políticas. Pero méritos aparte, y resultados aparte, Igual y Sáenz de Buruaga están ahí porque muchas mujeres les abrieron el camino. Ya sé que eso le molesta profundamente y que también esta realidad estaría encantado de modificarla hasta hacernos creer la mujer siempre ha podido acceder al poder porque Isabel la Católica. Pero usted, que es más malo que ignorante, sabe que eso no es cierto. Como lo sé yo. Y como sabe la mayoría, aunque mucha gente prefiera plegarse a los cantos de sireñoros, en contra de sus propios intereses, en contra del bienestar de sus hijos y de la dignidad de sus hijas.

    

    

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