viernes, agosto 08, 2008

ESPECTROS

Supongo que todos los visitantes del Santander posible tendréis en vuestro curriculum emocional historias sin cerrar. ¿Qué hubiera pasado si hubiera seguido con ... , si no se hubiera ido a ... , si no ... , si no ... , si no ... ?
Ha sido duro algunas veces no poder guardar luto por el corazón roto, no saber explicar por qué se marchó sin despedirse siquiera, qué hiciste mal. Te has sentido idiota por no ser capaz de cerrar esas puertas, olvidar esos nombres que te hicieron daño, renunciar a una explicación que seguramente no habrán de darte nunca. Idiota por dejar que en algunas tardes solitarias y melancólicas tu pensamiento vuele y se encuentre de nuevo con esos espectros que pululan por tu afecto vacío.
2008 ha sido por alguna extraña conjunción astral el año de los espectros. Tres nada menos. Y con cada uno, algo aprendido.
Mi viaje a Canarias me obligó a enfrentarme al espectro de Oliver. El único de ellos con el que había mantenido una relación cordial, alguna charla episódica, una cierta ternura. Anunciarle que iba a Gran Canaria y que me gustaría tomar con él un café por los viejos tiempos y ver cómo se diluía en sus propios miedos otra vez fue todo uno. ¿Cómo seguir dando valor al tiempo compartido con quien no es capaz de coger el teléfono sólo porque estás en la misma ciudad y no se atreve a tomar un café contigo? Lo aprendido, a veces el recuerdo hace hermoso y mágico algo, alguien, que nunca mereció una de tus lágrimas.
Mayo por Santander, un rostro que mira y sonríe abotargado, envejecido y sobre un cuerpo abandonado. Juan. El primer amor, el primer fracaso, el dolor más agudo. Comenté a una amiga común que le había visto y ella entusiasmada preguntó ¿qué has sentido? Dura la respuesta: no sentí nada. Ni siquiera pena por la crueldad del tiempo con alguien que aparentaba veinte años más que yo (y tiene doce menos). Recordé las palabras de Floria Tosca cuando contempla el cuerpo sin vida del malvado Scarpia: "Y pensar que ante él toda Roma temblaba".
Anoche, chat en internet. "Creo que sé quién eres, ¿Víctor?". Fue tierno, tal vez el sueño más bonito de los fracasados, guapísimo, dulce, lleno de ilusión, de esperanza. "No fui capaz, tuve demasiado miedo, me asusté, todavía no he sido capaz de decir a mi familia y a mis amigos que soy gay, tuve que salir corriendo. Me gustaría mucho verte pero ... todavía no estoy preparado". Esto dijo Víctor. 27 años. Incapaz de asumirse todavía, incapaz de enfrentarse a lo que le contaron, a cómo le educaron. Buscando migas de cariño a 500 kilómetros para poder dar un beso sin mirar de reojo.
Fue bonito encontrarle. Duro comprobar que cinco años después nada ha cambiado y sigue prisionero. Sentí que todo el trabajo realizado durante tanto tiempo como portavoz del colectivo gay de Cantabria, la apuesta por la visibilidad, mi propia salida del armario pública (y dolorosa) fue para que nunca más haya sufrimientos como el de Víctor.
Menos mal que no me quedan más espectros, que los demás pasados de mi pasado quedaron ya cerrados y con doble llave. Menos mal que la dulzura de Leo inundándome el corazón y la posibilidad cada vez más real de poder iniciar por fin el camino juntos, impidieron una recaída en la nostalgia. Más allá de estas líneas puede que aún un poco heridas.
¿Qué sabéis de vuestros espectros?

14 comentarios:

Alfonso Saborido dijo...

Realista artículo, Rukaegos, verdades como puños. Estas cosas suceden y todos tenemos nuestros espectros.

Yo tengo un defecto, muy gordo, y es que soy vengativo a largo plazo. Sé que no soy perfecto, que no debo ser así. Pero creo que cada persona merece estar en su sitio, y si te hace daño con mala fe, lo debe saber, y aprender que no se debe ir por la vida torturando a los demás.

A un espectro que hace tres años me hizo daño, es hoy, cuando le doy el palo. Con la suficiente fuerza para que no se hunda, pero si pasra que se levante.

Es curioso, se quedan a cuadros. Secos. Mudos. Sorprendidos. Como espectros. ¿Y éste quién es? ¿a cuénto de qué?
Y entonces, recuerdan mi imagen de antaño. Claro, no me reconocieron al principio. Yo también me convertí en sus espectros.

Bardamu dijo...

Vaya, pues mis espectros han debido salir corriendo para otros mundos, porque nunca me los tropiezo, y mira que esto es pequeño.
Bonito post

Anónimo dijo...

Por suerte muchos espectros se quedan mudos en una esquina, sin hacer nada. O les ves por la calle y miran para otro lado. No te lanzan libros como en las películas, ni encantan casas.

Si alguno se digna a manifestarse, yo, por lo menos, le trataré como él no me ha tratado a mi, aunque se merezca todo lo contrario.

Eso sí, menos mal que tengo pocos espectros que se me aparezcan.

Vuelvo a leerte, que lo sepas :)

ESE dijo...

¡Cómo son! ¿Por qué siempre vuelven? Al final tendrán razón las malditas hormigas catódicas, con el ansia del pasado por recordar errores o derivados. Aunque un ser como vos siempre tiene recursos para engrandecerse frente a esos fantasmas de tiempos lejanos, que perdieron trenes, caricias y besos robados. Al menos, siempre nos quedará el futuro. Seamos EmOs o no.

Anónimo dijo...

Hola! no se si te acuerdas de mi, soy Rocio, fui alumna tuya en el Altamira hace ya algun tiempo. Descubri este blog gracias a un amigo y me hace ilusion poder aprender algo mas de ti despues de tanto tiempo. En este caso en concreto, no tengo mucho que comentar, poco se de espectros. Pero ya que hoy comienzo como lectora queria saludar. Espero que todo te vaya muy bien, y que ese Santander con el que sueñas se haga realidad.

Rukaegos dijo...

Rocío, cómo no me voy a acordar de ti. Una chica estupenda en uno de los mejores cursos a los que he dado clase, aunque tú te fuiste después de terminar segundo y nos privaste del placer de otros dos años más :)

Verte por mi blog ha sido definitivo para que este sábado suene estupendo. Muchas gracias y aquí tienes tu casa :) (Y un café cuando quieras, claro)

Anónimo dijo...

Yo vivo entre espectros, me cuesta demasiado cerrar página y mirar hacia delante.

De la mayoría de mis espectros sé demasiado...

Anónimo dijo...

Jo, si te hablo de los míos te inundo el blog :-) No sé, con el tiempo todo espectro se convierte en sombra de una sombra, y creo qu así es como debe ser. Las cicatrices cierran, aunque nunca su rastro desaparezca por completo. Y siempre hay una mano hermosa dispuesta a rescatarte de las sombras.
Un beso.

Frantic St Anger dijo...

Yo, a los míos, ni los conjuro ni los invoco pero si aparecen, los saludo con la mejor de mis sonrisas.

A veces, la propia felicidad puede usarse como un arma letal. :D

Rukaegos dijo...

Demás de la reaparición (gracias) de 30points, veo que habéis ido echando un vistazo al armario emocional.
Al final, me quedo con la idea de frantic. Cuanto mejor estás tú, menos te importa la cara que pongan. Así que habrá que esperar la mano tierna y salvadora que decía Ana.

yomismamente dijo...

Ufffff, tengo demasiados espectros. De muchos de ellos no recuerdo ni su cara, sólo el daño que me hicieron. De otros jamás me olvidaré.
Por suerte o por desgracia, todavía no me he cruzado con ellos. Que tiemblen el día que tenga oportunidad de devolverles el mal que hicieron!!!

Anónimo dijo...

Hola Rukaegos,
Yo a esos 'espectros' los llamo recuerdos, pero ni me pierdo en desear que 'los rios que van a para a la mar" inviertan su curso, ni me entretengo en dolores pasados que ya son historia (o historias).
Simplemente.
En todo caso, un texto muy... ritmico.
Saludos desde la costa de Zelanda (ya me gustaria que fuera la "Nueva" pero me contento con la "Vieja")
Nacho

Rukaegos dijo...

Qué bueno verte comentar de nuevo por estos pagos, Nacho. Un saludo, felices vacaciones (si es que el viaje zelandés es de placer) y mira por dónde creo haber descubierto por qué de pronto me estaban realizando visitas regulares desde Holanda jejeje.

Tienes razón en tus comentarios no publicables, pero a veces uno está más aburrido que de costumbre y no puede evitarlo.

Ahhh, y gracias por la felicitación. Creo que deberíamos quedar los tres para debatir con café un día en algún lugar :)

Rukaegos dijo...

Ups, se me olvidó contestarte, yomismamente :) En realidad, creo que lo peor que les puede pasar a algunos de ellos es darse cuenta de que ya no te hacen daño (aunque tengas que disimular con alguno un temblorcillo en alguna parte).

Recuerdo una viñeta de Carlitos y Snoopy en la que la pobre Marcia se da cuenta de que Carlitos no la quiere y Patty le pregunta: "Marcie, ¿se te ha partido el corazón?"

Respuesta de Marcia: "No. Sólo se me ha doblado":

Pues eso ;)

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