viernes, octubre 01, 2010

FAUNA DE AUTOBÚS: EL TAPÓN IBÉRICO (Obstructor Semperinmedio)


Uno de los más conocidos ejemplares del animalario de autobús es, sin lugar a dudas, el Tapón, en sus diferentes modalidades. Por su abundancia en las redes públicas hispanas y porque a esta especie pertenece la inmensa mayoría de los que nos tropezamos de línea en línea, me centraré en el Tapón ibérico (Obstructor semperinmedio).

La identificación de un obstructor pertenece a los niveles más elementales de la buszoología, no tanto por sus características físicas (los hay altos, delgados, jóvenes, viejos, gruesos, siameses) como por su comportamiento más primario y característico: la tendencia a bloquear de forma contundente y constante cualquier paso necesario, sea puerta, pasillo e incluso parada. Se trata de un comportamiento más aprendido que genético, si bien ya se constata la presencia de algunos obstructores de hechuras primitivas en el acceso a las cavernas prehistóricas más o menos desde el período del Solutrense.

Como decía, su físico externo puede ser realmente variopinto, y aunque muchas personas identifican al tapón ibérico con una I.B.M. (Inmensa Bola Mantecosa) suelen resultar más problemáticos para el usuario común de transportes públicos los ejemplares delgados y culebrescos, por inesperados y por su habilidad para adoptar posturas filiformes que impiden el paso en siete dimensiones diferentes. El resultado es siempre el mismo: no puedes pasar.

Un dato interesante que ayuda al reconocimiento del observador es el peculiar síndrome del cangrejo ermitaño que impele a numerosos ejemplares a transitar cargados con toda suerte de bártulos adheridos a su cuerpo. Entre los ejemplares jóvenes abunda el uso de mochilas, el uso de bolsos de gran tamaño continúa siendo detectado sobre todo en hembras, si bien las bolsas y carritos de compra hoy pueden apreciarse tanto entre hembras como entre machos. La ibérico-canguro es una subespecie que suele aportar un coche de bebé o incluso dos niños adheridos, mientras que el ibérico-nómada, abundante en líneas que pasan cerca de estaciones, puertos y aeropuertos, siempre aporta alguna maleta o maletín como complemento idóneo para facilitar el bloqueo.

Aunque algunos tapones se cruzaron probablemente en el pasado con alguna especie de Rutón común, en general los obstructores son individuos pasivos incluso amables, que al ser requeridos para abrir el camino observan primero con cara de cachón dormido y sin proferir ruido alguno proceden a cambiar de posición, adoptando un nuevo espacio dentro del autobús que en general supone provocar una obstrucción dos o tres veces mayor a la original. Dentro de este movimiento torpe y característico, no deben entenderse como agresiones los golpes provocados por los aditamentos propios de la especie, sino más bien como una especie de danza de apareamiento destinada a llamar la atención de otros tapones. Y es que en general el obstructor semperinmedio resulta tanto más atractivo sexualmente para otros individuos cuanto capaz de golpear masivamente y con contundencia a otros viajeros con su sobrecarga de niños, mochilas, conejos de angora o bolsas con lechugas.

Según los expertos, la mejor manera de superar el bloqueo de un tapón ibérico cualquiera es filtrarse de manera rápida y sutil, por la espalda y antes de que se percate, cuando está realizando el típico movimiento de apartamiento-obstrucción múltiple para contentar a otro viajero. Movimiento que en ningún caso garantiza salir indemne del repentino movimiento de mochila con el que nos obsequiará en cuanto se dé cuenta de nuestras intenciones.

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