Recuerdo de manera nítida la primera vez que tuve cerca a Isaac Cuende. Éramos jóvenes y absurdos, queríamos conocer para cambiar el mundo, teníamos hambre de experiencias y entre otras tonterías habíamos decidido organizar una tertulia a la vieja usanza en la que compartir nuestras lecturas, vidas, preocupaciones. Comenzamos a celebrarla una vez por semana en una de tantas de esas cafeterías de Santander de siempre que han sido sustituidas por el Banco de Santander de siempre, La Austríaca. Pensamos que sería interesante invitar de vez en cuando a algún personaje de la escena cultural local, para escuchar su visión y contar su experiencia.
Creo que nos reunimos tres veces, una de ellas con invitado. Y claro está que ese invitado fue el poeta, dramaturgo, actor, director, activista y sabio vividor Isaac Cuende. Rafa Mojas fue quien hizo de intermediario, ya que andaba colaborando en el taller de teatro que Isaac había organizado en la Universidad de Cantabria que todavía era de Santander. Se sentó, se presentó, nos fuimos presentando hasta que llegó el turno de una chica de aires alternativos y silenciosos que habíamos conocido en Derecho y que dijo "Soy Montse, y no tengo apellidos". Supongo que para escenificar el desdén por ese Santander de siempre que se reiteraba en algunos apellidos que Cuende había reconocido al instante. "Ah" respondió el poeta lleno de curiosidad, "Qué interesante. ¿Entonces te reproduces por esporas?".
Desde entonces tengo la sensación de que la vivacidad y la rapidez de Isaac Cuende, su sabiduría humana, su larga experiencia y su incuestionable compromiso han sido un encuentro constante. Le he visto actuar y dirigir, he sido espectador admirado de sus obras, he leído sus poemas, he escuchado cómo leía poemas de tantos poetas solo o en compañía de Rosa, siempre Rosa. Me lo he tropezado en los saraos culturales y sembrando palabras de colegio en colegio, enamorando siempre al público grande o chico. Tomando alguna copa, como espectador en algún espectáculo, poniendo su figura peculiar y pinturera y su energía en alguna causa noble. Releyendo y recuperando nuestros propios poemas, porque sólo al escucharlos en boca de Isaac y Rosa entendimos que valían. Y sobre todo, paseando al sol, dejando que el aire marino de Puertochico inunde su piel veterana, que la brisa le ponga un poco más difícil la lectura al aire libre del periódico, compartiendo sonrisas con los viandantes y conversación amena, inteligente, crítica, a veces enfadada con quienes tenemos la enorme suerte, el impagable honor de considerar a Isaac amigo.
En estos tiempos complejos, cuando se extravían tantos valores cívicos y se diluyen los compromisos comunes en un individualismo ciego, conforta y estimula la presencia de luchadores constantes como Cuende, que siempre desde el corazón (a la izquierda) ha tratado de aportar granitos o dunas de arena para que el tiempo que vive y sobre todo el tiempo por venir sean un poco más humanos, más justos, más limpios. En estos tiempos de decepción prevista, cuando se confunde la cultura con el fasto, da gana recorrer la historia de Isaac, inagotable trovador, incansable cómico de la legua, muñidor de proyectos y de realidades que a través de la poesía y del teatro nos ha hecho a todos un poco mejores. En estos tiempos de olvido y de crispación, resulta saludable convivir con hombres como Cuende, capaces de sentir la muerte y asistir de corazón a las exequias de quienes un día fueron sus censores y perseguidores, capaces de recordar otros tiempos desde esa memoria personal y callealtera que nos ha ido desgranando y convirtiendo en belleza.
Isaac Cuende cumple el próximo jueves nada menos que 80 años. 80 años llenos de vida y de fuego. 80 años que continúan en la brecha porque como dijera Brecht "hay hombres que luchan toda la vida: esos son los imprescindibles".
Y porque nos es imprescindible, habrá una fiesta llena de cariño, de palabras y de amigos en el Teatro CASYC de Santander, organizada por Paco Valcárcel y Luis Salcines. Y que vibrará con la ovación que por todos, por todo, recibirá a Don Isaac. Y que hoy anticipamos con la necesidad de sumar al homenaje esta pequeña aportación desde este Santander Posible.
Porque Isaac no necesita que le digamos todo lo que le queremos, todo lo que le agradecemos, de sobra lo sabe. Pero somos muchos los que necesitamos decírselo.
3 comentarios:
Te leo, agitadamente feliz, tras una clase de Literatura Universal con los mayores en la que hemos leído textos sobre lo dado estos días. Lucrecio, Catulo, Propercio y San Agustín les han llegado y ¡han entrado al trapo!, es decir, a la bellza, con una mezcla de timidez, asombro y entusiasmo, que me ha conmovido.
...Entonces te leo esta felicitación de cumpleaños que empieza con un recorrido por tu conocimiento del felicitado y me rechina uno de los adjetivos con los que te describes de joven. ¿"Absurdo"?
Puede que hayamos sido torpes, exaltados, ignorantes, simples o incluso equivocados o inconscientes, pero nunca absurdos. Ojalá conserváramos siempre, y todos, ese entusiasmo.
Que la vida nos dé conocimiento, templanza y hasta prudencia, pero que no nos entibie las ganas, que son la madre de la valentía.
Así que mi brindis hoy es por ese joven que cumplirá el jueves ochenta años y -como Merryl Streep en Memorias de África, "por la candida adolescencia".
Lo que me he podido reir con la Montse sin apellidos y la reproducción por esporas...
Te dejo un beso cándido y con apellidos ;),
Elena
Qué felicidad, Elena, poder hacer que Catulo y Propercio lleguen vivos hasta nuestros adolescentes actuales.
Y qué pena que Isaac y Rosa ya no hagan sus espléndidos recitales a través de la historia de la poesía por centros educativos, porque a lo mejor eso te daría oportunidad de encontrártelos en plena ebullición.
De todas maneras, el lado absurdo me sigue dando problemas y maravillas, así que voy a reivindicarlo contestando con entusiasmo a tu brindis:
¡Por la cándida adolescencia!
Cumpliría 85 Regi. Buena idea la la fiesta. Ya me gustaría poder estar. Gracias.
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