viernes, noviembre 05, 2010

EL PUENTE DEL DIABLO SE DESPLOMA


En cuanto les llegue la noticia a los de HazteOír o a los e-cristians, seguro que les falta tiempo para gritar ¡Aleluya! y atribuir el desplome del Puente del Diablo de Santander, uno de los lugares más característicos de la abrupta Costa Norte de la capital de Cantabria, a un milagro de Benedicto XVI, dispuesto a proclamarse "Santo Súbito" tras limpiar de advocaciones luciferinas esta piel de toro que ha decidido convertir en país de misión. Que vaya temblando la estatua del Retiro.

Más que milagro benedictino, parece haber sido obra de un fenómeno tan natural y viejo como el mundo, la erosión, el mismo fenómeno que a golpe de ola fue tallando su peculiar arquitectura de puente a lo largo de miles de años. Y que con los últimos vientos y temporales (que tampoco han sido tan fuertes, por cierto) quiso rematar la faena rompiendo para siempre la clave del arco. Aunque los de HazteOír seguro que piensan que la erosión trabaja para Benedicto, y sigan gritando ¡milagro!

Pero Su Santidad y doña Erosión han tenido en el Ayuntamiento de Santander, ese gobernado secularmente por el Partido Popular y su pertinaz sequía de ideas, su tantas veces reseñado desinterés por la protección del patrimonio de los santanderinos, sea natural, sea histórico, su tan autocacareada como inexistente gestión eficaz. En efecto, hace ya años que algunas voces se habían alzado mostrando su preocupación por el estado de desgaste de la roca y habían pedido que se adoptaran medidas de conservación y protección. Lo había hecho José Luis Casado Soto, siempre avizor a las cosas del mar, la marina, sus paisajes y su cultura. Había dado el aviso también el catedrático de Geodinámica Orestes Cendrero, y junto a él estuvieron varios profesores y departamentos de la Universidad de Cantabria relacionados con la materia. Había dado el aviso el Partido Socialista de Santander, que en pleno había presentado numerosas iniciativas tendentes a señalizar, proteger y adoptar medidas de conservación para el también llamado Puente del Jorao.

Pero como el Partido Popular suele hacerse caso sólo a sí mismo, hasta los momentos en que su carencia de objetivos es tan patente que tiene que robar los programas ajenos con varios años de retraso para que así los ciudadanos sufran un poco más, pues permaneció sordo, mudo, ciego e intelectualmente mediopensionista a todas esas advertencias.

En otros lugares, se aseguran rocas para evitar que caigan, se aplican técnicas de preservación para que el patrimonio geológico no vea demasiado alteradas sus características formaciones kársticas.

Aquí, como no parece haber servido el previo ejemplo de la horadada, seguimos quedando patrimonialmente más pobres. ¿Qué será lo próximo que se le caiga a De la Serna? Porque el chico empieza a oler a gafe que tumba: Otra legislatura sernística en Santander, y ríete tú de La Atlántida.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Cae la Horadada y cae el Puente Jorao.

Ambos topónimos poseen la misma etimología, el castellano y el cántabro.

Da igual la lengua, caen.

No es un problema de lenguas, sino de quién tiene la sartén por el mango.

Lobogrino dijo...

Como siempre llego tarde.
Me acabo de enterar, buen amigo.
Mi vida se abre por dos frentes y no soy el más indicado para animar a nadie.
Sólo enviarte toda la energía y un abrazo infinito, buen amigo. Aquí me tienes para lo que necesites.
Gracias por...Bueno, gracias sin más.

Jesús Cabezón dijo...

Ya has visto la reacción: la culpa de otros.

orfeo boreal dijo...

Pues si que los temporales son injustos ellos: mira que no "atacar" las naves y la balsa plastificada de Vital Alsar con barandilla blanca hortera incluida... o la supertienda de campaña y supermuro de la minipiscina del tenis infantil. ¡Cuánta injusticia nos rodea!...jaja!!.

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