domingo, noviembre 07, 2010

AGENDAS CULTURALES CON PÁGINAS EN BLANCO


Puede que tenga que ver con una peligrosa confusión entre lo que significa la gestión cultural y lo que significan las políticas culturales, puede que tenga que ver con la ausencia de ideas y proyectos en un ayuntamiento para el que la cultura jamás ha tenido relevancia alguna y que ha quedado noqueado tras la quiebra del sueño de Europa con el que más que una transformación radical del tejido cultural de Santander parecía latir el intento de dar animación a los meses previos a las próximas municipales, a falta de obras que inaugurar o primeras piedras que colocar. Puede que tenga que ver sólo con la obsesión por salir en los papeles haya o no contenidos que ofrecer.

Pero sea como fuere, me parece tan vacío, tan trivial, tan pobre el mensaje aparecido en la prensa local ayer, que nos presenta como la gran apuesta inmediata de la cultura santanderina "la creación de una agenda cultural única para la ciudad" como paso previo para la puesta en marcha de una fundación de cuyos contenidos, funciones y estructura nadie habla, que todavía no acabo de creerme no tanto el titular como el espacio que ocupa.

Estoy seguro de que habrá lectores que pensarán que no está mal que las diversas administraciones y organizaciones que actúan en el campo de la cultura se pongan de acuerdo para coordinar esfuerzos y no pisarse fechas. Y de alguna manera, ese acuerdo no está ni mal ni bien, pero demuestra un cierto desconocimiento de cuál es el funcionamiento, cuáles las necesidades y cuáles los perfiles de una ciudad asociada a lo cultural como engranaje identitario.

Siempre que he viajado y he pasado por una ciudad con cierto prestigio por su oferta cultural, me he encontrado con algo maravilloso: la posibilidad de elegir, de elegir eventos diversos en un mismo momento, que apuran los espacios posibles y que determinan una carta para todos los gustos. Una acumulación de eventos en los que en mayor o menor medida se cubrían ciertos parámetros de ocupación que justificaban su celebración y que nos hablaban de un elemento esencial, la pluralidad de gustos paralela a la pluralidad de oferta: ¿O es que si te gusta la música clásica es obligatorio que te gusten las conferencias sobre historia naval?. Y no estoy hablando de ciudades más grandes que Santander.

Por lo demás, la noticia pone de relevancia la necesidad de coordinarse con las actividades de las dos universidades que operan en Santander, pero tampoco parece tener claro cómo actuar con iniciativas privadas, o la actuación de otras instituciones (no nos olvidemos que el máximo programador cultural en Santander es el Gobierno de Cantabria, seguido de una entidad privada, la Fundación Botín).

De la misma manera, reducir la acción cultural a una reunión informativa periódica para casar agendas, tiene mucho de ignorancia profunda de cuáles son las dinámicas concretas del mundo del evento cultural, un mundo donde la actualidad urgente, las fechas disponibles en una gira, etc, condicionan en gran medida lo que se puede programar y cuándo. ¿Se va a rechazar un montaje teatral porque las únicas fechas disponibles coinciden con la inauguración de una macroexposición o con la presentación de un libro? Probablemente no, pero claro, ¿y si simplemente se trata de sentarse para cambiarse cromos no es suficiente con la lectura habitual de las páginas de cultura del periódico?

Claro que la agenda es importante y que de tanto en tanto pueden producirse coincidencias indeseables con posibles consecuencias de ineficacia y falta de rentabilidad, puntuales, que quizás pudieran evitarse con esa coordinación global.

Pero lo que llama la atención es que para hablar del futuro de la cultura en Santander se nos hable como paso básico de las técnicas de cumplimentación de agendas, y no se mencione nada de espacios adecuados y plurales, no se hable de la génesis de programas y grupos estables, no se hable de financiación, no se hable de modelos de gestión que permitan agilidad y flexibilidad, no se hable de contenidos, de proyección hacia el exterior ni de comunicación con el exterior, no se hable de programas formativos ni de actuaciones enfocadas a la integración social. En definitiva, no se hable de nada.

¿Qué se pretendía con "la noticia"? Supongo que un titular y dos columnas. Pues nada, chicos, prueba superada. Pero la transformación cultural de nuestra ciudad sigue ausente: ni está ni se la espera.

3 comentarios:

Blenda dijo...

Parece que es más relevante la farándula del "puro"o la foto en cualquier evento/romería para rivalizar con la oposición que diseñar una agenda cultural interesante. ¡¡¡¡Una vuelta por Madrid con una periodicidad mensual rellenaría esa carencia, Rukaegos!

Marga de Quevedo dijo...

La clave: coordinación, y que cada uno haga lo que sepa hacer.La cultura que la lleven los de "letras",desde la Universidad y ayuntamiento,para que se interrelacionen los equipos,que vean que y como hacen "otros" y que nos dejemos de "pruebas" y mensajes "politicados". Ya hemos gastado y desaprovechado bastante el tiempo.Que se anime con información visible y clara y coordinada en horarios para no poner todo a la misma hora.Que haya,conferencias, exposiciones,mesas redondas,para Tod@s y no por una lado los "jóvenes en su "feudo, los mayores en el suyo, etc.¿Se llama elambricar cultura y pueblo?

Jesús Cabezón dijo...

¿De qué hablamos?: ¿Del Museo de las Llamas, del archivado Museo de Prehistoria, del nunca ampliado Museo de Bellas Artes de Santander, de la recuperación del Edificio de depósitos Tabacalera, dela ausencia de una sala exposiciones pública en la ciudad, del cine de Los ángeles y su programación, de las bibliotecas municipales...? ¿Seguimos enumerando?

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