ESTAMOS LEYENDO: "PURGATORIO" DE TOMÁS ELOY MARTÍNEZ

Siempre he tenido la sensación de que algunos libros deciden elegirte, te persiguen, te imponen su portada hasta que no te queda más remedio que comprarlos y leerlos. Rara vez se equivocan contigo.

Así me ocurrió con "Santa Evita". No sabía nada de su autor, aunque imaginaba que sería argentino; el personaje de Eva Perón me resultaba relativamente antipático por culpa de mi aversión a los musicales; la portada me parecía espeluznante y kitsch. Pero durante un tiempo no podía acercarme a una librería sin toparme con su portada en el escaparate, o sin sorprenderme a mí mismo hojeando sus páginas. Un día tuve que comprarlo. "Santa Evita" seguía decidida a no dejarme escapar, así que ni siquiera se dejó empujar al montón de libros en espera y me obligó a comenzar su lectura esa misma tarde. Un libro mágico, un libro desolador y divertido, ácido y brillante, que me regaló una de esas grandes experiencias lectoras que justifican esa pasión inútil que arrastro desde muy niño.

Hoy, tiempo después y algunas otras novelas más en el macuto, tengo claro que Tomás Eloy Martínez es uno de los grandes maestros vivos de la novela en español, con un lenguaje vibrante que te va empujando hacia nuevas páginas, con una maestría insuperable de tejedor de estructuras y tradiciones, de realidad y fantasía, de horror y de sonrisas.

Hace unos minutos he puesto punto final a su última novela, "Purgatorio", y he corrido a compartirla con todos vosotros. Porque de nuevo me he sentido feliz y pequeño leyendo esta historia fascinante y terrible en la que de nuevo el autor regresa a Argentina para contarnos con voz crítica y dolorida la experiencia histórica de su país. Esta vez de la mano de Emilia, una mujer que no se resigna a la pérdida, hija de uno de los ideólogos o tontos útiles de la criminal dictadura militar que llenó de muerte y ausencia el país hermano. Una mujer que acaba marchándose a Estados Unidos y allí se encuentra con el marido desaparecido (y según los juicios a los milicos torturado y asesinado). Un marido que no ha cambiado en 30 años, que sigue joven, y del que nunca sabremos si es memoria, magia, locura, deseo.

De la mano de Emilia, de Simón su marido, del fanatismo terrible de su padre el Doctor Dupuy, de la locura senil de Ethel, su madre, y de la propia voz de Tomás Eloy Martínez que construye su historia recogiendo de diarios y conversaciones lo que nos cuenta Emilia, veremos desnudarse a toda una sociedad que miraba hacia otro lado, que inventaba historias sobre marcianos y abducciones para justificar la desaparición de miles de compatriotas.

Si tuviera que elegir un momento de la novela, si pudiera renunciar a la ternura de Emilia cuidando de su madre, a la escena del baile con los reyes de España, al encuentro de Emilia y su marido con los mendigos expulsados de su ciudad para morir en el desierto, sin duda elegiría el encuentro entre Dupuy y Orson Welles. "Te hago la película gratis, con el mejor mundial de fútbol que se haya visto, y tú con tus comandantes hacen aparecer a los desaparecidos".

Si tuviera que elegir una frase, esa terrible reflexión hacia el final de la novela "todos los grandes escritores argentinos se iban a morir fuera porque en el país ya no cabían más muertos".

Ha sido duro para las nuevas generaciones sobrevivir al Realismo Mágico, a esa técnica que se convirtió en etiqueta y luego casi en exigencia para todo escritor procedente de Latinoamérica. Como Laura Restrepo, como Luis Sepúlveda, como tantos otros maestros, Tomás Eloy Martínez se burla en "Purgatorio" de esa necesidad de ser realista y mágico. Y lo hace siendo realista y mágico, presentándonos la realidad en toda su crudeza pero abriendo ventanas hacia mundos fantásticos que sin embargo encuentran fácil encaje narrativo en un mundo que más que magia fue pesadilla, en una tierra de orates crueles con la que la novela, en una permanente recreación personalísima de algunos pasajes del "Purgatorio" de Dante, trata de ajustar cuentas.