jueves, septiembre 25, 2008

LOS NOMBRES DE LA JUSTICIA

En los días pasados, la Justicia ha merecido la atención principal de los informadores. En realidad la Justicia no , sino el Poder Judicial, la Administración de Justicia o cualquier otro término que quieran utilizar dejando a la virtus tranquila.
Muchas alegrías hubo, aparentes al menos, cuando tras tanta tensión pareció que al menos se llegaba a un acuerdo sobre la renovación del Consejo General del Poder Judicial y la no menos pendiente de un tercio del Tribunal Constitucional. Clamaba al cielo ya la situación. Pero no por ello los ciudadanos hemos tenido menos la impresión de que el pasteleo político es excesivo.
La primera reflexión es que el Consejo General del Poder Judicial es un órgano, sí, de gobierno y no de impartición de la Justicia. Y que por eso muchas voces han estado realizando análisis desenfocados, pero no por ello tal vez injustos. Demasiado juego político. Un juego político en que uno ha echado de menos que uno de los vocales fuera agradable a los ojos de IU y de su espectro de votantes. Sin duda menos poder que PNV y CiU, pero sin duda más votos.También me he quedado con la sensación de que habrá que articular de alguna manera que las propuestas de los jueces no asociados se den curso. Son la mayoría de la judicatura y creo que tienen derecho a estar representados. Pero creo que la presencia de independientes (relativos) dentro del CGPJ no interesa demasiado a ningún partido.
La segunda reflexión tiene que ver con el nombramiento de Carlos Dívar como Presidente del Consejo. Entiendo la decepción de los sectores progresistas que, tras los años infames de Francisco José Hernando, esperaban una figura más cercana a sus postulados. Pero también es verdad que si es cierto que queremos pacificar y normalizar el órgano de gobierno de los jueces, podemos entender la decisión de Zapatero como un gesto de mano abierta y buena voluntad. En este sentido, no me ha gustado que ciertos sectores de la izquierda descalifiquen a Dívar por ser una persona, como se ha dicho, "de hondas convicciones religiosas". Siempre he defendido que soy yo quien decido sobre mi vida personal, y que no admito interferencias de, por ejemplo, la jerarquía católica en, por ejemplo, mi vida de pareja. Por esa misma regla de tres, Carlos Dívar está en su perfecto derecho de ser un católico tan ferviente como su corazón le dicte. Lo que sería inadmisible es que sus convicciones religiosas interfirieran en su labor jurídica y, por el momento, nadie ha podido aportar prueba alguna de que en su larga carrera haya actuado como católico y no como juez. Por tanto, y como mínimo, desde mi Santander posible le ofrezco a Dívar el beneficio de la duda. Y le deseo valor, equilibrio, prudencia, justeza y suerte. Porque su suerte será también la de todos los ciudadanos.
Tercera y última reflexión de hoy. Cierto que en las tensiones y crispaciones todos los ciudadanos y todos los partidos tenemos nuestro grado de responsabilidad. Pero no es menos cierto que unos más que otros. Y así, cuando se desbloquea la renovación del CGPJ y el Tribunal Constitucional, e incluso es ya público el gesto del nombramiento de Carlos Dívar, el Partido Popular se enroca de nuevo y propone como candidatos al TC a Francisco José Hernando y a Enrique López, obligando a sus diputados autonómicos a proponer estos nombres a lo largo de un nuevo procedimiento, previsto precisamente para dar voz a las autonomías en la selección de los cuatro magistrados a cargo del Senado. Hernando y López han dado estos años suficientes pruebas de falta no ya de independencia, sino de objetividad, de sentido del Derecho y de sentido de la responsabilidad como para que sea su mera propuesta toda una provocación en regla. Se ha hurtado con esta imposición a las Comunidades Autónomas su posibilidad de elegir sus propios candidatos. Se ha pervertido el espíritu de la reforma legal. Y se ha vuelto a alborotar un gallinero que parecía por fin andar por el buen camino.
Enrocándose en dos nombres que ya de antemano se sabían innegociables y por ende impresentables.

4 comentarios:

maria gemma dijo...

Gran articulo Regino, comparto tu opinion.
Un abrazo de la Silicon-noja

Rukaegos dijo...

Gracias Gemma. Qué tal llevas la película de la madre del novio? ;)

Anónimo dijo...

Si me dejas, ilustro el post con algunas de las declaraciones de Divar, al que tu concedes el beneficio de la duda, pero yo más bien dudo qué hace puesto ahí a instancias de un Gobierno que dice ser progresista:

“Sólo en amar a Cristo y hacerle amar, en una vida coherente y cabal, se encuentra la única y verdadera Justicia”

“En cualquier caso, los católicos obedeciendo al Papa, nunca nos equivocamos”

“Sólo Dios, el Bien Supremo, es la base inamovible y la condición insustituible de la moralidad”

“El nacionalismo es la negación de patriotismo, pues mientras el patriotismo, amando lo propio, estima también lo ajeno, el nacionalismo desprecia todo lo ajeno y si no logra destruirlo, trata de apropiárselo”

“Quien negara a la persona humana más inocente y débil, la persona humana ya concebida pero todavía no nacida, cometería una gravísima violación del orden moral”

“Me produce una profunda preocupación cuando observo que algunos grupos quieren imponer a la comunidad internacional puntos de vista ideológicos o modelos de vida que defienden pequeños sectores de la sociedad. Quizás esto sea más patente en campos como la defensa de la vida o la salvaguardia de la familia”.

Mis reflexiones:

1º Que el Partido Popular se congratule, me inquieta.

2º Yo creía que la Justicia emanaba del pueblo, y no se impartía a criterio divino.

3º ¿No es un poco moralista eso de que los cristianos nunca se equivocan obedeciendo al Papa?. Si obedecemos a Roma, mal vamos, pues hay temas que "tito Benedicto" no tolera (matrimonio entre personas del mismo sexo, interrupción voluntaria del embarazo y el uso de anticonceptivos), y otros en los que su mandato es un poco difuso (pederastia).

4º ¿Moralidad?. Hombre, de un Juez, ¿que menos que ahorrarse la palabra moral y sustituirla por ética no?. Aún así, localiza la base de los juicios éticos, de la moralidad, de lo que está bien y de lo que está mal, en "Dios". Coño, este tipo es un genio, no sé que hacemos con un poder legislativo completamente inútil, si tenemos a "ese" para que nos diga lo que está bien y lo que está mal...

5º Esa definición de nacionalismo, ¿podría aplicarse al nacionalismo español?, ¿podría aplicarse al contínuo desprecio de España como nación a países menos desarrollados o desfavorecidos?.

6º "Persona humana concebida pero no nacida", ¡toma!. Eso para que el Gobierno sepa que cuando modifique, si es que algún día lo hace, la Ley del aborto, tiene en Divar un gran apoyo......

7º A mí también me preocupan las imposiciones. Y sin son morales, más aún.

Gracias por el post. Yo como ves no estoy muy convencido del nombramiento, pero habrá que darle un plazo de confianza, por ver qué hace. Y sí, también me hubiese gustado una representación real en el CJPD de los votos de los españoles, y no sesgada como en el Parlamento. Otra muestra más de que no hay intención de modificar la Ley electoral...

Saludos.

Rukaegos dijo...

Gracias por tu reflexión, rojoyverde, que como bien sabes responde a tu invitación para abrir este debate concreto.

Sobre las citas de Dívar, las conocía ya (a través de los enlaces que me facilitaste). No me preocupan gran cosa la mayor parte de ellas siempre y cuando el contexto en que se hayan pronunciado haya tenido que ver con el ámbito religioso. Y así creo que ocurre con casi todas. Las reflexiones de carácter más político (las del patriotismo/nacionalismo, aborto, modelos familiares minotiratios) me preocupan algo más, pero lo justo: no es nada nuevo que la interrupción voluntaria del embarazo es un gravísimo atentado contra el orden moral católico tal y como lo entienden los jerarcas actuales (no contra otros órdenes morales).

Pero aquí hay que añadir dos reflexiones más.

a/ El CGPJ ni emite sentencias ni puede alterar las leyes. Como mucho puede emitir opiones especializadas que se pueden tener en cuenta o no.

b/ Aunque las últimas tendencias del Catolicismo vayan por la senda de confundir la Ciudad del César y la Ciudad de Dios (tengo que escribir un día sobre los nuevos movimientos católicos), no necesariamente una persona confunde su moral o su fe con su trabajo. De hecho, suele ser bastante pequeño el número de casos. Y es aquí donde habrá, al menos, que esperar (sin estar precisamente contento con el nombramiento).

Te pongo un ejemplo. Hace unos años, Reagan eligió a una mujer como integrante del Tribunal Supremo de EEUU, Sandra Day O'Connor, de marcado perfil conservador. En cuestiones relevantes como la aceptación por parte de Estados Unidos de la Justicia transnacional o la regulación del aborto, O'Connor acabó convirtiéndose en aliada del sector progresista del Supremo. Y precisamente por lo fino y atinado de sus razonamientos jurídicos. Contra todo pronóstico, fue capaz de dejar su moral al margen.

En fin, que lo único evidente es que el nombramiento se ha materializado, que Dívar es un juez conservador pero con fama de dialogante e institucional, y que será necesario esperar. Ojalá Zapatero no se haya equivocado.

Saluducos.

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