viernes, septiembre 12, 2008

HOMOFOBIA, ISLAMOFOBIA Y OTRAS HIERBAS

Hace ya tiempo que vengo detectando en ciertos opinantes, tertulianos y universos digitales paralelos una preocupación sin precedentes por los derechos de las personas lgtb y su seguridad en la vieja Europa. Digo que sin precedentes porque estos opinantes, tertulianos y paralelos digitales que manifiestan su angustia desde medios de la ultraderecha, de derechas radicales y religiosas, están entre los que con periodicidad machacona insisten en que los gays somos abominaciones, incapaces de compromiso, pedófilos, inmaduros, hijos de madres nosemuybienqué, perversos polimorfos. Entre esos a los que parece que nuestra lucha por la igualdad (y lo que es peor -para ellos- , el camino paulatino hacia los mismos derechos) es un síntoma de que nuestra sociedad se hunde y de que "en Madrid se peca masivamente" (rouco dixit). Aclaro que en Santander no se peca masivamente pero es más por falta de oportunidad que de ganas. Y si no recuerden la entrada con los consejos para ligar en Santander que les copié hace unos meses.
Lo que ocurre ahora es que los susodichos están preocupados hasta la extenuación cuando se denuncian opiniones o agresiones homófobas protagonizadas por musulmanes. Y al parecer su racismo y su xenofobia son mucho más fuertes que su odio hacia gays, lesbianas y transexuales. De hecho, un intelectual escribía en Minuto Digital hace un par de días algo así como "Si me dan a elegir, mucho mejor como vecino un maricón que un moro" (sic transit Gloria Swanson).
Y a partir de sesudas reflexiones como esas, se suele pasar (en la versión caprahispánica de la fanfarria) a atacar con gruesos vocablos a José Luis Rodríguez Zapatero, a la Alianza de Civilizaciones y, de paso, a adjetivar ad nauseam a Pedro Zerolo. El compañero y amigo Pedro que se ha convertido en una de las víctimas preferidas para lo más impresentable de La Caverna, desde el ínclito César Vidal cuando se toma unas copes de más a las compañeras de colegio de Nefertari que le increparon ante el Congreso de los Diputados.
En un mundo globalizado, donde cada vez más nos vemos en la necesidad de convivir en una sociedad diversa, multicultural, en la que no podemos dar por sentadas los constructos identitarios de nuestro vecino o nuestro compañero de trabajo o nuestro interlocutor (un día reivindicaré el Personalismo en el Santander posible, creo que vuelve a ser una mirada inteligente y profética), tenemos que aprender a convivir sobre los valores compartidos y a ser capaces de aceptar (tolerar, otro tema sobre el que tendremos que centrarnos) los valores dispares. En nuestra vieja y querida Europa viven hoy muchos musulmanes. Así como personas de otras procedencias, religiones, culturas ... Y sólo a través del diálogo y la comprensión mutua conseguiremos construir una sociedad sólida e integradora.
Soy de los que están convencidos de que la cultura de la democracia y los derechos humanos es la gran aportación de Occidente al mundo. Han costado mucho tiempo, mucho dolor, muchas vidas de hombres y mujeres para que ahora los pongamos en cuestión. Y como para nosotros no resultó fácil aceptar filosofía y realidad de los derechos humanos, no creo que estemos moralmente autorizados para imponerlos por las bravas. Aquellos nuevos ciudadanos que llegan hasta nosotros desde su miseria deberán aprenderlos y respetarlos, y para eso el diálogo, la educación (para la ciudadanía, claro), la construcción de valores compartidos serán esenciales. Pero no podemos dejar que se inicie la marcha atrás en los derechos de la mujer o de las personas lgtb.
No podemos consentir que en una mezquita de Londres se llame al asesinato de los homosexuales. Pero tampoco podemos criminalizar a miles de personas por el fanatismo de personas puntuales que, por cierto, no dicen nada que no digan o piensen los extremistas autóctonos.
La islamofobia se está convirtiendo en una de las actitudes preferidas por la ultraderecha europea, apelando al miedo y la irracionalidad, al tradicional "vienen a acabar con nuestro modo de vida" que antes sirvió contra judíos, contra cristianos, contra homosexuales, contra ...
Pero me preocupa y me indigna que jueguen con el miedo de gays y lesbianas, que apelen a unos derechos que ellos no respetan y que han combatido en todos los frentes (también en las agresiones callejeras) que han tenido a su disposición.
Porque si les escuchas, llegarás a pensar que Amsterdam o Londres se han llenado de gays torturados o apaleados, cuando la conexión más real entre Islam y homosexualidad es el importante trabajo educativo que los colectivos lgtb llevan a cabo entre las comunidades musulmanas para ayudar a los jóvenes que además de ser gays y lesbianas son musulmanes y por eso encuentran dificultades dobles de integración. Proyectos como el llamado "Puerto seguro" en lugares como Berlín, Amsterdam o Hamburgo son modélicos al tejer lazos y redes que preparan para la convivencia al tiempo que permiten que esos jóvenes vivan en un entorno protector y respetuoso.
Porque si les escuchas, tendrás tal vez la tentación de colaborar con su intento racista de criminalizar a los musulmanes, sin darte cuenta de que tú serás, de nuevo, la diana de su odio si triunfan.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Buena idea: Reivindicar el Personalismo. Creo que es de urgencia suma. El ser humano en cuanto tal, y su dignidad innata.
Un fuerte abrazo.
Héctor.

Alfonso Saborido dijo...

Es que tú, moro de mierda, eres mucho peor que yo. Porque los ahorcas. Yo no. Yo les respeto la vida.
Les llamo maricón, tortillera... les echo de los trabajos, me río de ellos, cuando hablo veladamente insinúo sobre que son unos enfermos o si propagan enfermedades, digo que son los destructores de la familia, doy a entender que cuando adoptan hijos en cuánto son púberes se acuestan con ellos para volverles maricones, no les escupo en la cara porque no puedo, pero no soy como tú, moro de mierda, yo al menos, les respeto la vida.
Pues eso.
grrrrr.

Radix dijo...

Claro, lo que hay que hacer es fomentar el mariconismo, para que el día de mañana sean una plaga.

Con los islámicos, lo que hay que hacer, es meterlos a todos en casa ya que nosotros somos medio moros y no hay diferencias entre nosotros y ellos, claro...

era ironia fina ehh

http://cantabriaradixhispaniae.blogspot.com/

Rukaegos dijo...

No chiquitín, lo que hay que hacer es respetar a los demás y no discriminar ni mucho menos agredir de forma alguna por ideología, sexo, orientación, raza, religión, etcétera.

Sé que son muchas sílabas juntas para ti, pero si lo lees despacito tal vez lo entiendas.

Ironía fina también, claro

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