Desde su creación, el Centro de Orientación Familiar "La Cagiga" de Santander ha sido toda una referencia para la salud sexual y reproductiva en Cantabria. Resulta difícil para quienes les conocemos hacer una evaluación de su trabajo que no implique el uso de palabras como compromiso, cercanía, sonrisas, ternura, profesionalidad, prevención, riesgo. Difícil olvidar los centenares de talleres sobre educación sexual impartidos en centros de secundaria, difícil relegar su importantísimo trabajo con grupos de alto riesgo en la prevención de embarazos no deseados, su claridad comprometida y su apoyo a las mujeres que decidían dar el paso siempre dificilísimo de interrumpir su embarazo. Difícil obviar su compromiso en la prevención de enfermedades de transmisión sexual, su capacidad para llegar a donde otros no pueden, no saben o no quieren en la detección del vih y otras infecciones. Y desde luego, imposible no recordar que frente a la pasividad de las administraciones públicas en la atención a las personas transexuales, La Cagiga ha sido capaz de prestar a hombres y mujeres trans un servicio abierto, acogedor en el que obtener información y desde el que derivarse hacia la atención correcta y necesaria.
Hace ya algunos meses que una trabajadora del centro me comentó su preocupación ante la actitud de la Consejería de Sanidad del Gobierno de Cantabria y los planteamientos de su nueva directora, la ex-consejera de sanidad Rosario Quintana. Unos planteamientos que a juicio del personal y de los usuarios suponían de facto el cierre del servicio, su disolución dentro de la sanidad pública de Cantabria para convertirse en una mera extensión de los servicios de ginecología, especializada en la interrupción del embarazo y dejando a un lado todo el trabajo de educación, formación, prevención e integración social que se venía practicando. Con una primera muestra evidente que fue el despido de la trabajadora social asignada.
Desde el Servicio Cántabro de Salud se habla de nuevo emplazamiento, nuevos retos vinculados a la reforma de la ley para la interrupción del embarazo y nuevo personal adaptado a la nueva realidad. Florido lenguaje que oculta lo que se ha denunciado estos días como "un cierre encubierto" y que supone la cancelación de toda una historia sanitaria y personal que ha sido eficaz y humana, que se ha desarrollado con una excelente gestión. Pero sobre todo que oculta algunas preguntas comprometidas y terribles: ¿Va a ser capaz esa nueva realidad, desde sus nuevos retos, su nuevo emplazamiento y su nuevo personal adaptado de llegar hasta donde La Cagiga llega?¿A la población más marginal, la que se siente excluida del sistema y que confía en La Cagiga pero no acude ni acudirá a sus centros de salud?¿Quién se va a responsabilizar de la educación y la prevención en Cantabria?¿En una región cuya sanidad se niega a atender o valorar a las personas transexuales, qué va a pasar con ellas?¿De verdad en el Servicio Cántabro de Salud se creen que las poblaciones de riesgo van a acudir a sus médicos de cabecera para controlar regularmente su salud sexual, cuando se busca sobre todo la discreción y el anonimato, y no digamos ya cuando se trata de menores de edad?
Conociendo el percal, me temo que se trata de una decisión que se activará con la eficacia arrasadora de una división pánzer. Y que seguramente los nuevos retos se afrontarán con toda la seriedad del mundo. Pero desde luego estoy seguro de que la ausencia de La Cagiga y de su excelente equipo profesional se va a notar en Santander.
Eso sí, si dentro de unos meses aumenta la relevancia estadística de embarazos no deseados o la incidencia del vih sobre determinadas poblaciones ... ¿se van a hacer responsables de la catástrofe Luis Truán, José María Ostolaza y Charo Quintana? No, claro, si la respuesta ya nos la sabemos.
Desde este blog que sueña con un Santander mejor en un mundo mejor, toda mi solidaridad, todo mi apoyo y todo mi cabreo con ese grupo de profesionales imprescindibles que durante tanto tiempo han dado forma a un proyecto imprescindible: La Cagiga.
5 comentarios:
Madame Quintana:MULTIPLÍQUESE POR CERO!!!
Por favor...
Lo que faltaba para el duro: Desde ALEGA se lleva un mes intentando hablar por teléfono con un miembro del personal de La Cagiga, precisamente por la preocupación ante la atención a las personas transexuales, y no se le pasa la llamada porque según parece ahora todas las llamadas tienen que ser autorizadas por la nueva directora del COF, Charo Quintana. A la que las personas transexuales no deben de interesar mucho.
cualquier disculpa les vale,ahora será la crisis¿por que tienen que ser siempre con los que más necesitan?
Pues no me había enterado pero soy usuaria y desde luego esto huele a "Charo Quintana" que apesta. Los que la conocemos sabemos que donde esté la"diosa" no puede haber nadie que le haga sombra y en La Cagiga hay de sobra profesionales que le dan unas cuantas vueltas a esta SEÑORA.
Amigo Rukaegos: otra cagada más para hacer amigos.
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