Como a día de hoy, y por una auténtica perversión del sistema parlamentario, nada parecen deber diputados y senadores a quienes les eligen, y resulta suficiente estar a bien con aparatos, líderes y fontaneros varios, no es de extrañar que nada sepamos en Cantabria de las razones por las que Ana Madrazo, diputada en el Congreso en representación de nuestra región, firmó hace cinco años el recurso del Partido Popular contra la ley que reformaba el Código Civil para permitir el acceso al matrimonio y a la igualdad formal para miles de gays y de lesbianas españoles, también para unos cuantos miles de cántabros.
El caso es que el próximo día 30 de septiembre se cumplirán cinco años ya del infame recurso con el que los sectores más conservadores e integristas de nuestra sociedad pretenden relegar a un limbo legal a las familias homoparentales y mantener a gays y lesbianas como ciudadanos de segunda división. Y ese recurso ante un Tribunal Constitucional incapaz y cuestionado (secuestrado también por la deslealtad institucional de un Partido Popular que sólo admite el trabajo de las instituciones del estado cuando juega en su beneficio) fue firmado por parlamentarios concretos, con nombres y apellidos. Entre los que no están el diputado por Cantabria del que nada se supo desde que cambió el sillón regional por el madrileño, ni el diputado por Cantabria que con boca pequeña dice que el PP no debería haber presentado este recurso pero vota en contra de la igualdad a pesar de considerarse la cima contemporánea del liberalismo, ni el senador por Cantabria que no era de Cantabria y que andaba más ocupado en amañar cuentas extrañas en los sótanos de Génova, ni el senador por Cantabria con familia política directamente afectada por la reforma igualitaria, ni el otro senador por Cantabria del que ni siquiera soy capaz de recordar el nombre. Pero sí Ana Madrazo, la parlamentaria que nos falta para sumar el completo de los parlamentarios populares en la fecha del recurso.
Y puesto que auque es probable que ella no tenga demasiado claro eso de que representa a toda la ciudadanía de Cantabria, y que por tanto ninguna explicación le debe a nadie, a mí, como cántabro, sí que me gustaría que me respondiera a algunas preguntas.
¿Cuál es la razón por la que Ana Madrazo considera que gays y lesbianas no deben tener acceso a la estabilidad y dignidad legal que marca la igualdad para sus parejas? ¿Es que acaso considera que no somos personas merecedoras del mismo trato que el resto de los españoles, es que nos considera enfermos o criaturas paranormales como algunos de sus correligionarios o de los "expertos" que el PP condujo de la mano hasta el Senado? ¿Nos ve como depravados, como destructores corruptos de la sociedad, como una especie de plaga bíblica, tal como suelen describirnos las páginas de integristas religiosos que en el fondo anidan detrás del recurso popular? ¿Cuál es la razón de que en el mejor de los casos, aunque sea sólo un puro maquillaje, pueda aceptar una institución diferenciada, un ghetto que deje a las claras que usted es moralmente superior, socialmente más capaz y personalmente más responsable y que por eso nuestro amor o nuestras familias no deben parecerse a la suya?
¿Por qué Ana Madrazo considera que los hijos, los que ya existen, de parejas gays y lesbianas deben gozar de un menor nivel de protección que los hijos de otras parejas? ¿Es tan medieval su mente que piensa que un niño se va a convertir en gay por convivir con una pareja lgtb? Y si así fuera ¿es que es malo que un niño sea gay? ¿Se va a contagiar usted de la terrible pandemia? Y ya de paso, y en un país donde una persona soltera puede adoptar niños, o en la que el imaginario social nos satura cada día de imágenes de familias tradicionales ¿de verdad nos considera tan perversos, tan inútiles, tan repugnantes, que no nos ve capaces de asumir las obligaciones de la paternidad adoptiva o biológica tan bien o tal mal como cualquiera?
En resumen, la gran pregunta para Ana Madrazo sería si conoce a una sola persona gay o lesbiana, si alguna vez ha hablado con alguno de nosotros y pudo hacerlo disimulando una mueca de asco, si realmente considera que somos tan terribles como su terrible firma estampada en un terrible recurso cargado de prejuicios y de desprecio deja ver. La gran pregunta sería saber si cuando se cruza a un gay o una lesbiana es capaz de continuar caminando con la cabeza alta, sin pudrirse de vergüenza, si es capaz de mirarnos a los ojos sin que algun remordimiento le coma por dentro, o si es tan soberbia y tan pagada de sus prejuicios que además carga su mirada de injurias y suficiencia.
La gran pregunta para Ana Madrazo sería, simplemente, ¿Por qué?
4 comentarios:
Tuiteado amigo. Que contesten. Por qué.
Gracias, Alfonso, me imagino la callada por respuesta pero ... quedan hechas las preguntas.
Por supuesto que cuando se cruza con un gay o una lesbiana no torcerá la cara, y si, de cualquier modo, conoce a alguno, seguro que lo "acepta" porque es de su entorno,con todas las reservas del mundo, por un queridodios que le hace "tolerar" y admitir a aquellos que son diferentes, sean pervertidos, desviados...(términos estos muy cristianos), aunque pertenezcan a su familia o a sus amigos. Qué asco, pero qué asco me da la gente así.
No sabrían responder. Ni siquiera por honestidad intelectual serían capaces de discutir la discrepancia.
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