miércoles, septiembre 01, 2010

BERNARDA ALBA Y OCHO GITANAS DE VERDE LUNA


"Nuestra vida ha cambiado, pero no tanto: Seguimos volviendo a chabolas llenas de ratas y anegadas de agua".

La vida siempre cambia, pero no tanto. Son tantos los muros por derribar que la mágica realidad de ocho mujeres gitanas y analfabetas, procedentes del barrio chabolista del Vacie, en Sevilla, uno de los campamentos de exclusión más antiguos de Europa, reinventando a Lorca, a la que tal vez sea la más emblemática de las obras de Lorca, La casa de Bernarda Alba, no resulta suficiente.

Pero seguro que hay un antes y un después en la biografía de estas mujeres que descubrieron la furia de la poesía, la esperanza de las tablas, el cariño encendido de un público que siempre se les ha entregado desde que gracias a la compañía TNT (Territorio de Nuevos Tiempos) y su proyecto para trabajar en El Vacie con personas en riesgo de exclusión social aprendieron a olvidarse de sí mismas y durante un tiempo vestirse con las emociones y los nombres y la carne de Bernarda, Poncia, Angustias, Adela, Martirio, Magdalena Cara de Hiena...

Decía una periodista en un suplemento cultural (que mejor me callo) que se había encontrado con una Bernarda representada por Bernardas. Un titular tan bonito como falso. Porque Bernarda y sus hijas no eran gitanas, ni siquiera eran pobres. Y sólo su pertenencia a una clase dominante y acomodada explica la sumisión a los prejuicios sociales impuestos por el qué dirán, sólo su situación social relevante explica por qué Bernarda no había encontrado pretendientes adecuados para sus hijas en un pueblo donde nadie la igualaba en fortuna y en su menguado universo en dignidad. Claro que Lorca miraba con ojos enamorados a los gitanos, y que escribió por ellos y para ellos ese romancero maravilloso que llena de imágenes terribles y oníricas el metro popular del romance.

Pero no Bernarda, ni Bodas de Sangre, ni Yerma, que se desarrollan entre campesinos de buena fortuna. Y por eso tiene un valor mayor el esfuerzo de estas mujeres para encontrar un espíritu común, una palabra común, un pomo al que asir sus emociones y su universo personal y dispararlo con eficacia contra el espectador asombrado. Visten como gitanas, hablan como gitanas, son gitanas morenas de verde luna, gitanas de Lorca. Pero dicen los textos y habitan los espacios de otras mujeres también andaluzas pero tan diferentes.

Nos llegan al espacio escénico del CASYC, a Caja Cantabria, dentro del ciclo "Escénicas" que un verano más la Universidad Internacional Menéndez Pelayo nos ha venido regalando, ofreciendo a este Santander Posible la luz de unos lenguajes que de forma regular no nos llegan y que le dan una mira más alta y más diversa a nuestro encuentro con el teatro. Y vamos a disfrutarlas precisamente esta noche, a partir de las 22:00, en una cita que ha despertado una gran expectación y que anuncia una nueva noche de cariño y de triunfo para estas mujeres que nacieron con el signo de la perdedora.

La cultura no es, no es sólo, no tiene que ser, escaparate y fuego de artificio. Puede ser, es también cuando así se la quiere un importante vehículo de integración social, una de las armas más vitales y más fuertes contra la exclusión, uno de los mejores futuros que podemos anunciarles a quienes no lo tienen.

Poco es lo que hay en nuestra Santander que permita siquiera intuir esta realidad, y siempre fuera de las manos, los dineros y las iniciativas institucionales y públicas. Tal vez porque desde una miopía extrema, desde la ignorancia y la arrogancia, nuestros líderes culturales ignoran que también son posibles las fotos cuando la cultura crece desde abajo. Y que esas fotos son las mejores, porque hablan de vidas que la cultura ha sabido transformar.

En esta tierra sin orquesta, cómo nos vibra el corazón al recibir noticias de la Orquesta Simón Bolívar de Venezuela y conocer su entramado de orquestas bolivarianas con las que se permite a niños excluidos la posibilidad de educarse y de crecer a través de la música, cuando sabemos que Bolivia y Ecuador están estudiando el modelo orquestal para abrir un nuevo horizonte a sus chavales. Cómo nos alegra la transformación de la violenta y degradada Medellín con la red de macrobibliotecas y centros culturales que han ido arraigando en los barrios más miserables, convirtiéndolos en nuevos focos de futuro. Los proyectos que en Estrasburgo sacan de la calle a los adolescentes inmigrantes vinculados a las bandas callejeras para integrarlos en experiencias con las artes plásticas o con el hip hop como propuestas de trabajo riguroso y abierto. La organización que entre los niños de Calcuta utiliza la poesía y los cuentos como rescate de la memoria y la experiencia, como propuesta de superación. La Fundación Madrid Sur en la que se han visto implicados los ayuntamientos que molestan a la Aguirre y donde también laten iniciativas mágicas como la que nos presenta a un Víctor Ullate sabio ofreciendo la danza a los chavales como horizonte y como profesión con la que encontrar el aplauso y la aprobación de quienes hoy los apartan. También, claro, las mujeres que habitan El Vacie, y que encontraron en Lorca, en Bernarda, en el teatro el sentido y la oportunidad, la de aprender, conocer, viajar, disfrutar, trabajar, soñar con esa tierra donde todos tenemos oportunidades, todos somos aceptados.

Y ya no quedan ratas ni charcas en la casa de nadie.

3 comentarios:

Blenda dijo...

Pues..... no pasará éste por uno de mis mejores días, pero...... me ha gustado el post y me has evocado recuerdos de esta magnífica OBRA. Por última vez la ví el año pasado en el "matadero de Madrid" y me volvió a remover. Lo evidente es la falsedad de Bernarda y la importancia que le da al "qué dirán",pero yo me quedo con Adela, ¡¡¡¡¡Mujer especial desde mi punto de vista!. ¡¡¡¡Volveré a verla!. Gracias por traerme hoy a Lorca.

Anónimo dijo...

Regino ¿fuiste el pasado día 26 a la presentación del libro "Estrellas bajo el cielo de Cantabria"? No pude ir y me quedé con ganas. Alguna de las autoras me parece muy buena, Rosario de Gorostegui, por ejemplo.

Cabaña Progresista dijo...

A mi también me ha encantado el artículo y me trae muy buenos recuerdos La Casa de Bernarda Alba, obra que nos hicieron representar en el instituto y que, encima, me toco desempeñar el papel principal, el de Bernarda (yo había pedido el de Pepe "el romano", je je). Lo peor fue el maquillaje y la caracterización pero, vamos, aún la recuerdo con cariño.

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