José Luis Puerto es no sólo un poeta excepcional, sino además una gran persona. He coincidido con él en diversos foros y momentos y siempre me quedó la sensación de ser afortunado por haber podido encontrarlo por esos extraños caminos de la vida. Hablábamos una vez de la escasa presencia literaria que el vih y el sida habían tenido en nuestro país, al contrario de lo que ha pasado en otras literaturas cuando me habló de un poema suyo (más tarde se lo escuché en una lectura) en el que recreaba una terrible llamada de teléfono a uno de esos programas de la radio nocturna en los que a veces nos curamos del insomnio, a veces de la soledad. Eran todavía los primeros años de la pandemia, y un hombre joven llamó desolado para contar que estaba solo en un hospital, que las enfermeras no se atrevían a tocarlo, que el médico le echaba en cara su enfermedad y trataba de culpabilizarle como si fuera un criminal, que su familia le había vuelto la espalda ...
Decía José Luis que había acompañado llorando las palabras del muchacho. Y que había acabado pergeñando un poema que finalmente pulió y llamó Manos impuras. Hoy, que todavía queda tanto por hacer hasta encontrar un freno definitivo a la expansión del vih; hoy, que un continente entero se nos muere de sida ante la indiferencia del opulento Occidente; hoy, que tantos hombres y mujeres siguen experimentando en sus vidas el dolor de un segundo sida, tal vez más doloroso y terrible que el primero, el que se ha dado en llamar "sida social", quiero recoger las palabras de José Luis Puerto y compartirlas con vosotros.
Por cierto ... ¿Ya os habéis hecho la prueba?¿Tomáis las precauciones debidas?¿Sois conscientes de la necesidad de trabajar en la educación sexual y la prevención de enfermedades de transmisión sexual?¿de la necesidad de invertir en investigación y de encontrar un remedio definitivo?¿de la exigencia moral de que ese remedio y de que los paliativos más o menos eficaces encontrados hasta ahora sean patrimonio social, solidario, y no se excluya de su uso a los más pobres, a los que con mayor virulencia siguen padeciendo el sida?
Os dejo con las palabras de Puerto.
MANOS IMPURAS
Llamó a la radio
En la madrugada
"Tengo el V.I.H.,
Me quisiera morir.
Cuando fui al hospital
El médico
Como a un apestado
Me tiró las pastillas en el bote:
Trágate eso -me dijo-
Con tus manos impuras,
Yo no pienso tocarte".
Se le hundía la voz
En un llanto inocente
Y el relato quebrado
Quedó fundido entre la música.
2 comentarios:
Que triste.
¿La prueba? yo le dije a mi médico de cabecera que me la hiciese cerca de un 1 de Diciembre por eso de revindicar y no puso buena cara pero no dijo nada eso si la enfermera que le acompañaba en la consulta me pregunto todo airosa que había hecho para que quisiera hacerme la prueba, que ya decia ella. Por supuesto no me calle.
Saludos.
Estoy orgullosa de haber ido a un colegio en el que el VIH no ha sido un tabú y en el que hemos recibido información de diversas personas, entre ellas tú,muchas gracias.La campaña que se hizo ayer en la universidad es importante pero más aún es la concienciación desde la adolescencia para evitar el contagio posteriormente.Escalofriante poema.
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