sábado, diciembre 19, 2009

MOMENTOS ESTELARES: LA MONJA AÉREA


Cierto es que la realidad suele superar a la ficción más enrevesada. Y, como ya os anuncié, en estos Momentos Estelares que tratan de conseguir alguna sonrisa cómplice en los lectores del blog y que suelen tener como víctima principal al propio Rukaegos y sus periplos vitales abriré de vez en cuando espacio para anécdotas e incidentes divertidos tanto como reales acaecidos en mi entorno, sean familia o amigos, aunque no haya estado yo implicado directamente. Y juzgad vosotros mismos, pero creo que lo que os voy a contar hoy merece la pena.
Que las monjas ya no son lo que eran, es cosa archirrequetesabida. Para prueba, la aventura de Sor Boeing en Barajas. Callo por discreción congregación y nombre. Baste por ahora saber que Sor Boeing, joven de una familia de esas de Santander de Toda la Vida Eterna, simpática y atolondrada, regresaba a nuestra ciudad posible desde una de las casas que la orden en la que profesó hace ya algunos años tiene por tierras de Andalucía. Un pequeño retraso en el AVE hasta Madrid resulta seguido por una densidad circulatoria atrapataxis de primera magnitud provocan la llegada de Sor Boeing a Barajas con la lengua fuera, el maletín a rastras y las piernas raudas y veloces dando gracias a la Madre Fundadora por haber permitido que años ha el incómodo hábito negro hubiera podido ser sustituido por ropas normales, de esas que permiten integrarse con la feligresía a las hermanas y pasar desapercibidas. Porque claro ¿quién va a pensar que una señora con anteojos pasados de moda, faldita azul marina, chaquetita de punto de igual tono, camisa blanca abotonada y cruz dorada en la pechera vaya a resultar una religiosa de pro?
Al llegar a los mostradores de Ryanair, línea de bajo coste nacida en la muy católica Irlanda para mayor gloria de Dios y de Nuestra Señora de Loreto, patrona de la Aviación, se encuentra con una escandalosa muchedumbre de esas en las que los anglos hooligans de hoy hacen santos varones de los bárbaros anglos del ayer. Modosa como corresponde a su estado, esto es, a codazos, intenta Sor Boeing abrirse camino entre los ingleses que, como reformados anglicanos que probablemente fueran, se niegan a permitir el paso a una monja papista, por mucha urgencia que lleve. Hasta que al final nuestra amiga Sor Boeing desiste, no sin exclamar un sonoro "YOU, STUPID!" que muestra a los malvados protestantes no sólo su ira sino su rotundo dominio del inglés.
Unos pocos minutos y unos muchos nervios después, la hermana llega al mostrador donde le dicen que el embarque ha sido cerrado hace unos minutos. "Pero yo tengo que ir a Santander en ese avión", clama Sor Boeing. Hasta que consigue que le notifiquen cuál es la puerta de embarque y le comenten que si corre mucho tal vez llegue a tiempo para colarse en el avión.
Nuevas piernas voladoras le crecen a la sor por gracia de la Madre Fundadora, pero oh, malvada treta de Satán, la puerta de acceso al avión está cerrada y ya no hay ni pasajeros ni azafatas ni rastro alguno de presencia humana por los alrededores. Desolada Sor Boeing, se acerca con inocente paso hasta la puerta para ver si consigue hacerse ver. Descubre un botón que, cómo no, aprieta y, Sésamo Total, la puerta se abre.
Más preocupada de su Despega Como Puedas que del extraño comportamiento de la puerta, transita rauda por un pequeño pasillo hasta encontrarse en medio de una pista del Aeropuerto de Barajas (cuyas medidas de seguridad han sido homologadas por los servicios de control de calidad total KK 69). No hay avión a mano, así que nuestra intrépida religiosa decide echar a andar por las pistas hasta el avión de Ryanair más cercano, donde tras colocarse un aura limpia le pregunta con una candidez digna de la Soubirous si ese aparato es el que va a Santander a un motorizado empleado de AENA.
El empleado mira ojiplático a la señorita y mientras piensa "Pero si yo había dejado las drogas hace siete meses" exclama, no señora, pero usted no puede estar aquí. "Ya, pero, ¿y el de Santander cuál es?" pregunta con un nuevo arrebato de inocencia Sor Boeing. "El de la puerta 168, señorita, pero está muy lejos y usted no puede estar aquí". "Ya, pero, ¿no podría usted acercarme hasta el avión con el motocarro éste tan simpático" (carita cándida nivel siete). "No, señorita, de ninguna manera, los reglamentos tienen totalmente prohibido ..." "Porfiiiiiiiiiii" (carita cándida nivel expert).
El probo empleado se compadece de la muchacha desvalida y la transporta en motocarro hasta el punto exacto de la pista en el que el avión de Ryanair con destino Santander acaba de ponerse en marcha. Todo perdido ya, se inicia de pronto un tenso debate entre el probo empleado de AENA, que intenta deshacerse de su pasajera y dejarla a cargo de un no menos probo empleado de Ryanair que explica que él está a cargo de los pasajeros embarcados y ahí termina su función, que si la señora perdió el avión no es su problema y que además, señorita, usted no puede estar aquí. "Bueno, no se preocupen, me dejan de nuevo en la terminal y se acaba todo" (carita cándida expert III). Pero que no, que nones, que si lo que usted ha hecho es muy grave, que si qué hace usted en la pista, que si cuáles son sus intenciones, que si con esto del terrorismo cualquiera sabe ...
"¿Mis intenciones? ¡Pero si soy monja!" Exclama no se sabe muy bien con qué objeto Sor Boeing, que al parecer no está al tanto de la posibilidad de monjas bomba en territorios donde se peca masivamente como Madrid.
El probo empleado de AENA cambia de pronto su enfado y mostrando a las claras su educada y catolicérrima religiosidad deja de referirse a Sor Boeing como señorita para pasar a referirse a ella como hermanita. Y realizar una llamada a la seguridad del aeropuerto explicando que tiene a una hermanita en la pista y que no sabe qué hacer con ella ni cómo ha llegado hasta allí. Que sí, que es una hermanita y que ni ha bebido ni se ha vuelto loco.
La coartada de la hermanita pareció funcionar tras muchas explicaciones y sobre todo tras un viaje hasta la puerta de acceso utilizada donde a modo de Pastor Alemán (un viejo clásico eclesial en los tiempos que corren) mostró el terrible fallo de seguridad o milagro de la Madre Fundadora (nunca su supo con certeza) en la rampa utilizada para llegar a la pista.
Aclarado el embrollo, y por si acaso, aún tuvo tiempo el probo y católico empleado de AENA de exclamar: "Quiero dejar claro públicamente, para que conste, que la hermanita en ningún momento ha intentado huir".
Sor Boeing en vista de que no estaba de Dios lo de que las monjas volaran se subió a un autobús para regresar a Madrid y arreglar algo en tren unos minutos antes de darse cuenta de que había perdido el monedero con tanto trajín y atacar de nuevo con la cantinela del "Pero si soy monja" y las caritas de candidez ya ensayadas con el conductor. Pero esa es otra historia que habrá de ser contada ...
Amén.

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