viernes, diciembre 11, 2009

DE LA CABALLERÍA ANDANTE A LA INTRIGA PALACIEGA


Mira que hemos salido Glendamaría y yo megamonos en esta reproducción a escala de nuestras aventuras escuderiles. Ni me acordaba ya del estilazo que tenía al bruñir armaduras en mis años mozos, pero ahí queda también el remango.
El caso es que, nihil novum sub sole, se aproxima la recta final del proceso de renovación de agrupaciones socialistas locales iniciado en Cantabria hace poco más de un año con el Congreso Regional en el que resultó trielegida Dolores Gorostiaga como Secretaria General. Y concluirá con la ya tradicional patata caliente de la municipal de Santander, tras quedar según los preceptos estatutarios reorganizado el territorio en cuatro distritos.
¿Cómo puede alguien saber a ciencia cierta que se acerca ese fin de ciclo? Basta acudir a la prensa y leer día tras día artículos, confidencias, filtraciones y quisicosas varias procedentes de quién sabe qué leales voces, a las que faltará tiempo para otra vez (y van ...) ofrecer ante la ciudadanía la lamentable imagen de un partido fracturado y sin solución.
No me gusta, imagino que ya lo sabéis quienes de tarde en tarde o con regularidad os pasáis por mi blog, hablar aquí de historias internas del Partido Socialista de Cantabria. Y tampoco voy a hacerlo hoy, más allá de alguna reflexión básica y periférica en la que por supuesto no diré nada que haya escuchado en reunión con luz o con sombra alguna.
¿Pueden los ciudadanos confiar en quienes cada día salen a la palestra para tirarse los trastos a la cabeza, para abrir brechas y singularizar quiénes son los míos y quiénes los ajenos, tengan o no motivos para la desconfianza? La respuesta queda clara en el propio enunciado de la pregunta.
Para mí militar en el Partido Socialista Obrero Español significa ante todo intentar transformar la sociedad que hemos recibido en una más justa, significa implicarse en una vida mejor para todos, en la extensión de los derechos, en la construcción de esa utopía que nunca se alcanza pero que cada día podría estar un poco más cercana. Significa programas, contenidos, proyectos, ilusión. Y desde luego no ese permanente ruido de banderías, esa inhabilitación constante del otro, esa desconfianza hacia quien se haya atrevido a tomar un café sin informar o pedir autorización con quien "no debe".
Leyendo estos días ciertos comentarios y ciertas páginas me da miedo que estemos regresando a esos procesos en los que da la impresión de que siempre hay una sombra oscura y sauronesca que te sigue a todas partes. Una especie de Gran Hermano cutre que poco piensa en la sociedad a la que desde la política se debería servir y mucho en mantener el propio statu quo a costa de lo que sea.
Ayer alguien dotado de una sutil poesía me convirtió en uno de los dos principales escuderos de un compañero (y sin embargo amigo), el mismo que por mor de la tinta impresa y de la propia afirmación quedaba armado caballero andante. No creo que tenga que darle explicaciones a nadie de quiénes son las personas a las que aprecio, ni de qué o a quién voto cuando corresponde. Tampoco del criterio propio y personal que pueda formar, ni de cómo llego a ese criterio. Ni siquiera me voy a preocupar por averigüar cuáles son las turbias o prístinas razones del informante desleal al seleccionarme como diestra o siniestra del caballero en cuestión.
Eso sí, me gustaría que un día los confidenciales, los chafarderos y los medios se hicieran eco de que el Partido Socialista de Cantabria, y el de Santander, han conseguido por fin un proyecto sólido y vibrante que ha permitido recuperar a su antiguo electorado y llenar de ilusión a otros que nunca nos votaron. Sin que importen las personas más que las ideas. Sin depender de caballeros andantes con sus escuderos y por supuesto sin depender de Pandafilandos de la Fosca Vista, Pentapolines del Arremangado Brazo o brujescos Fierabrases.
En fin, para que se entretengan un poco vuesas mercedes mientras me voy a cepillar a Babieca y bruñir otra vez la celada, les dejo con unos versos que en la circunstancia actual hago míos pero que fueron sembrados en la lengua por don Rafael Alberti:
Si Garcilaso volviera
yo sería su escudero,
que buen caballero era.

2 comentarios:

musico ambulante dijo...

El problema es que los militantes que estamos en la calle , sabemos que , solo una candidatura de unidad puede "aminorar" el desastre electoral . Hace mucho que los socialistas perdimos los barrios y eso lo estamos pagando ahora .
Por si te sirve de consuelo a todos nos identifican con alguna "familia"

Rukaegos dijo...

Tienes razón, músico, el problema de las banderías es común, y el de la afición a adjetivar para excluir también.

Y tiense razón también en que sólo una candidatura que tú llamas de unidad pero que tal vez yo preferiría llamar de futuro podría sentar las bases para enfrentarse con cierta fuerza a las elecciones. Y más que para enfrentarse a las elecciones para permitirnos trabajar en la construcción de una sociedad mejor en Santander y en Cantabria, para recuperar nuestra voz crítica y liderar las transformaciones necesarias.

Como digo en el texto, Ojalá en esa línea vayan las próximas filtraciones. O todavía mejor, que ni sean necesarias las filtraciones ni estemos cada día pendientes de quién le ha contado qué a quién sabe qué amiguete de los medios para entorpecer el diálogo o el debate internos.

saludos

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