lunes, octubre 20, 2008

FERNANDO ZAMANILLO EN EL MUSEO DE BELLAS ARTES DE SANTANDER:
UNA APUESTA HUMANA Y ARTÍSTICA

Con gesto pícaro, detrás de una bella instalación de José Luis Vicario que luego pasara, precisamente, a formar parte de le colección del Museo de Bellas Artes de Santander, posó para Bruno Moreno el protagonista involuntario de esta entrada del Santander Posible.
Fernando Zamanillo inauguraba en ese tiempo, y en buena compañía, su nuevo proyecto, la Galería Del Sol St. Un espacio que fue de referencia desde su origen, pero que hoy es imprescindible. Y que nos prueba una vez más el talante y el talento, el compromiso aventurero con el arte, de Zamanillo.
Esta tarde, en el Museo santanderino y dentro de los actos previstos con ocasión del centenario de su creación, Fernando hablará de su etapa como Director del espacio, entre 1979 y 1983. Una etapa que sirvió para limpiar viejos modos, actualizar criterios, abrir un camino nuevo para la pinacoteca que hoy dirige Salvador Carretero. Una etapa que terminó de manera inopinada, diríamos que injusta y oscura, con uno de esos peculiares golpes de mano del peculiar Hormaechea.
Aunque es casi imposible que pueda estar a tiempo en el Museo, sé que Fernando realizará un análisis sincero, emocionante y riguroso de aquella etapa. Sin buscar medallas ni reconocimientos, pero dejando claro su siempre valioso criterio. Y sé que con esta intervención se cerrará también un capítulo de su historia personal que, de manera definitiva, pasará al baúl de los recuerdos.
Fernando Zamanillo, Fernando ZP como acostumbra a firmar en este blog cuando nos regala el orgullo de tenerlo como visitante, es una de esas personas que retrataba en su poema, un hombre de esos que luchan toda la vida, un hombre, por tanto, imprescindible. Renunció hace mucho tiempo a una carrera profesional que hubiera sido más fácil, más segura y más prestigiosa, en el campo de la crítica y la academia, para regresar a un Santander que él también veía posible, un Santander que tenía que cambiar y que podía ser un motor social y cultural cosmopolita y riguroso. Esa fue su apuesta, su apuesta por una región, por una ciudad, que considera suyas, las de sus raíces. Una tierra y una ciudad que no han sido generosas con él, a pesar de que él siempre ha derrochado generosidad a su alrededor.
De esa generosidad saben mucho los artistas de Cantabria, esas que fueron jóvenes generaciones y estas que lo son ahora, que han visto tantas puertas y oportunidades gracias al buen ojo crítico, al corazón emprendedor y a las manos abiertas de Fernando. De esa generosidad sabemos mucho los que consideramos un honor sabernos sus amigos.
Estoy seguro de que un día Santander se dará cuenta de todo lo que le debe. Un reconocimiento que habrá de llegar aunque a él, siempre modesto, siempre habitante de ese territorio del trabajo en letra pequeña y en sombra, probablemente le incomode. Como sé que le incomodará este pequeño escrito.
Mientras tanto, trataremos de acompañarle en sus proyectos, en su Galería, en el sueño de un ARTESLES que tal vez se pueda retomar, en las largas conversaciones junto a la barra del Siboney.
Disfrutando de la cercanía de un hombre grande que sin embargo puede ser reducido a muy pocas palabras: sabio, bueno, entrañable, ...

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Beso para Fernando, es un sol, como su propia galería... (y también sus colaboradores).

Serrón dijo...

La esperanza que le despierta su ciudad natal queda patente nada más poner un pie en su galería, un espacio expositivo de primer orden, tanto en programación como en concepción espacial. Falta que su ciudad natal esté a la altura.

Anónimo dijo...

Bruno, gran fotógrafo... del diario El Mundo Hoy en Cantabria.

Un saludo

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