ALGUNAS REFLEXIONES TRAS EL XI CONGRESO DEL PARTIDO SOCIALISTA DE CANTABRIA

Ha sido un congreso complicado. Nunca es fácil llegar con dos opciones, nunca es fácil optar entre personas a las que aprecias personalmente, nunca es fácil asistir a la feria de descalificaciones desleales, cobardes y anónimas que se han tenido que soportar en los foros internáuticos durante tantos meses. Nunca es un placer asistir a esa arraigada tradición cainita del Socialismo cántabro que abre fractura tras fractura y se autoinmola en público ante la misma sociedad a la que luego acude a pedir confianza.

El caso es que ese proceso ha terminado, y ha terminado con una votación y unos resultados. Y con ellos se abre un punto de partida para una nueva etapa de trabajo en la que será necesario recuperar la ilusión, coser las heridas y trabajar duro, muy duro, para fortalecer nuestro partido y presentarnos ante la ciudadanía con los deberes hechos, las ideas claras y el horizonte abierto.

Miro la foto de la nueva Comisión Ejecutiva Regional y siento que es un equipo excelente, un equipo que tiene la capacidad de romper barreras y de insuflar aire a la organización. Un equipo que, por supuesto, tendrá que demostrar por qué está ahí, y tendrá que responder de sus aciertos y de sus errores. Pero al que al menos se le debería conceder el beneficio de la duda (o esa presunción de inocencia que señala nuestro ordenamiento constitucional y que ya ha sido rota por el universo troll sin esperar siquiera a su primera reunión).

¿Cuáles son los retos a los que deberemos enfrentarnos los de la foto (y con nosotros tantos compañeros y compañeras)?

En primer lugar, creo que es necesario un trabajo firme que recomponga la división interna que tanto daño ha hecho antes y durante el Congreso. Sé que Blanca Rosa, y en ella aúno a todos los que forman el Socialismo de Torrelavega, es responsabe, es una mujer fiel a sus ideas, una mujer leal a su partido. Y será necesario recuperar el diálogo con la agrupación de Torrelavega para trazar un camino más amplio y más sabio que nos permita alimentar un objetivo único. Un objetivo que sólo puede ser, como decía el lema del Congreso, Más Cantabria: una Cantabria mejor en un mundo mejor, más justa, con más opciones, diversa y rica en valores democráticos y en convivencia.

Es necesario trabajar mucho. Tenemos que abrir espacios de comunicación con la sociedad cántabra, tejer una nueva confianza y sobre todo explicar a quienes forman la base progresista de nuestra tierra que estamos aquí, que queremos ser la voz de sus esperanzas y el motor de su crecimiento. Que tenemos los oídos listos para escuchar. Y que juntos podremos hacer de Cantabria un lugar todavía más maravilloso y habitable.

Tenemos que enredarnos en nuestra organización mejor que enredar. Quiero decir que tenemos que trabajar en red y recordar siempre, cada hora de cada día, que hay muchos hombres y mujeres que están dejando su tiempo y su esfuerzo para que nuestro modelo social avance. Y que muchos de ellos están en pueblos, municipios o comarcas especialmente difíciles. Tenemos que estar a su lado, aportarles calor y medios. Su trabajo es una empresa común, porque sólo con su entusiasmo cotidiano y contagioso será posible remontar unos malos resultados y dar el salto que nos pedía Leire Pajín.

Diálogo. Trabajo. Emoción. Compromiso. Cercanía. Honestidad. Comunicación. Futuro. Justicia. Progreso. Diversidad. Respeto.

Esos son los ejes.

Mar, Montse, Eduardo, Ángel, Luisa, Marta, Nino, Cundo, Miguelón, Javi, Salo, Pedro, Isabel, Ana, Zara, Sergio, Silvia, Pacuco, Rosa Eva, Chus, Puerto ... y así hasta 38, con Lola Gorostiaga a la cabeza, van (vamos) a ser las personas responsables de esa aventura ilusionante. Os esperamos a todas y a todos. Porque hay mucho trabajo para repartir.