Cuando Leo murió hubo un par de personas de esas que saben cómo hacer que las palabras corten, pero que a pesar de tantas cosas son muy importantes para ti, que al escuchar que era el cáncer la causa de su marcha repitieron la misma reacción: "Ya habrá sido el SIDA".
No, no fue el SIDA. Ojalá Leo hubiera recibido esa noticia en vez de la del cáncer. Porque entonces hoy estaría vivo, estaría a mi lado, y nuestra vida continuaría con normalidad dentro y fuera de la cama, incorporando tan sólo la rutina médica para el control del virus.
Pero esa reacción, lógica en quienes escuchan cada día determinados medios de comunicación y aprenden la realidad de tipos ignorantes que difunden mentiras y falacias minuto a minuto, traduce uno de los lados más oscuros de la vida con vih+, la exclusión, el miedo, la discriminación, la lejanía de propios y ajenos, de quienes forman parte de tu círculo personal y de los que tropiezas por casualidad en el camino. De personas que apoyándose en su pánico y su desconocimiento de la realidad, en sus prejuicios, continúan pensando que están a salvo, continúan culpando a los enfermos por su enfermedad al tiempo que se suman a esa iglesia irresponsable que trata de convencernos de que el preservativo al fin y al cabo tampoco es tan seguro. De quienes se creen con derecho a hacer a las personas seropositivas la vida mucho más difícil.
Por eso este uno de diciembre, Día Internacional de la Lucha Contra el Sida, quiero dar las gracias a tantos hombres y mujeres que nos dan ejemplo de coraje cotidiano, que no se han rendido ni a la enfermedad ni a la sociedad enferma, que vihven con alegría y con esfuerzo y que le dan a los días ese rostro humano y esperanzado que no se van a dejar arrebatar. Que no se dejan vencer por las pequeñas emboscadas perdidas de cada día, por la pareja que deja de llamarte al conocer su estado serológico o el matón que les llama con asco sidosos en el patio del colegio.
Y es que de su lucha depende y dependerá que la investigación médica avance, de su energía que las instituciones aporten medios para apoyar a los seropositivos en su vida y opciones laborales y a los enfermos en sus dificultades, de su solidaridad y su compromiso que lleguemos a enterarnos de que hay un continente muriéndose y de que sólo nosotros podemos ayudarles a poner una barrera (de látex, por ejemplo) para tratar de frenar la pandemia.
Porque vuestra sonrisa os da fuerza y nos da fuerza, gracias por VIHvir.
1 comentario:
Gracias tú, por vivir, estar, luchar, sentir, sufrir y no rendirte.
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