Cuando estudiaba Derecho, la nueva Ley de Transplantes era un debate vivo en la sociedad al que diferentes profesores dieron en las aulas vueltas y más vueltas, hasta conseguir una promoción de licenciados en Derecho con un altísimo porcentaje de donantes de órganos. Alguno se pasaba para recoger los impresos de donación y luego veías en la cafetería a diversos grupos rellenando los suyos y acudiendo a los compañeros de la facultad como testigos. Un debate que estaba también en la calle, donde tantas asociaciones de enfermos o de donantes instalaban mesas informativas desde las que explicar el qué, el para qué, el cómo a todo transeúnte de bien.
Al debate legal había precedido la intensidad informativa sobre los logros alcanzados por nuestro Hospital Universitario Marqués de Valdecilla en el ámbito del transplante, un Hospital que con feliz frecuencia aparecía en los medios por la implantación de una nueva técnica, la obtención de un nuevo éxito que compartía con una sociedad educada e informada, seguramente ni tan tradicionalista ni tan conservadora como algunas voces interesadas intentan hacer creer.
Me imagino que en estos dos párrafos han quedado contenidos tres ejes principales y uno secundario que podrían servir para explicar el alto porcentaje de donantes de órganos residentes en Cantabria. La información abierta, clara y general por un lado sustentada en buena medida sobre el activismo social, la capacidad médica por otro y una legislación progresista y modélica hoy a nivel internacional que facilita los trámites. Como elemento secundario, siempre he creído en el "efecto contagio", en el camino allanado por amigos o familiares que te hacen más fácil al tiempo que más urgente la decisión.
Con 34.4 donantes por millón de habitantes, España se encuentra en el primer puesto mundial de la donación de órganos. Ocho puntos por delante del segundo clasificado, Estados Unidos, y doblando literalmente la ratio de donaciones por millón de la Unión Europea, que anda cuesta abajo y apenas alcanza el 17 por millón. Datos suficientes sin duda para sentirnos orgullosos, ya que tanto nos gusta machacarnos cada día en un ejercicio compulsivo de lo que mi catedrático de Derecho Natural llamaba "nacionalmasoquismo", que invitan no a relajar la guardia sino a sostener en alto la antorcha y continuar por el camino que nos ha permitido liderar la respuesta social mundial a los transplantes de órganos.
Generosidad con "E" de España, pues. Pero también con "C" de Cantabria. Porque si ese porcentaje de 34,4 donantes por millón resulta ya modélico, sería bueno recordar que la tasa de donantes en Cantabria sube nada más y nada menos que a 61 donantes por millón. Una de las más altas, si no la más, del mundo. Cinco puntos por delante de La Rioja, que figuraría como segunda Comunidad en este particular ránking solidario.
Y es que mientras los medios se centran en los rifirrafes de una clase política que tantas veces se aleja de la altura de la ciudadanía, las cántabras y los cántabros a la chita callando escriben páginas hermosas de compromiso humano.
2 comentarios:
Ciertamente se echan de menos buenas noticias como ésta en estos tiempos.
Tenía yo un primo al que quería mucho. Eso no le quitaba que hiciera cosas tan imbéciles como montarse en un quad sin casco por el monte. Se quedó en coma varios días.Y tras fallecer donó todos sus órganos. La estupidez humana no existe totalmente...sólo la tenemos a ratos. Uno de esos ratos fue el culpable de que muchas personas sigan vivas ahoras. Una tremenda historia real con final mágico. Su hija algún día sabrá que tuvo un padre generoso...aún es pequeña.
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