Entre tantas obligaciones como nos imponemos al impulso de los gurúes sociales y mediáticos, parece obligado hacer un balance del año que se nos está ya marchando, una mirada hacia el pasado en busca tal vez de esos recuerdos que iremos archivando en las cajas de la memoria.
Seguro que ahora mismo están en proceso muchas páginas dedicadas a esa especie de revisión de lo que pudo haber sido y no fue y hasta de lo que pudo haber sido y fue. Casi todas tomarán como eje los espacios públicos. Y también yo podría hablar de la creciente sensación de haber estado viajando en una nave sin capitán, llena de viajeros desconcertados y de quintacolumnistas que se frotan las manos a la espera del desastre. Una desafección en caída libre por esos espacios públicos y la sensación de que está llegando uno de esos momentos en los que es necesario el recogimiento hacia el fondo. Podría hablar del enfado ante la agonía de una sociedad que tomó como modelo la igualdad y el bienestar lentamente torturada por unas manos supuestamente invisibles que han elegido bien a sus ejecutores y esbirros para volver a dejar claro que quienes siempre vivieron en el privilegio no sólo no van a renunciar a su dorado pabellón sino que muerden rabiosos ante la posibilidad de ampliarlo. Pero también es posible que esa mirada esté tan teñida de tristeza que pudiera no ser del todo justa. Y es que para mí el 2010 ha sido un año de espacios privados.
En apariencia, el balance del 2010 es fácil: No es ya que haya sido una mierda, es que ha sido uno de los años más terribles de mi vida. El peor, en realidad. Y es que se ha integrado por siete meses de lucha contra la enfermedad de Leo y dos de dolor oscuro en el que a pesar de todos los esfuerzos propios y ajenos todavía no consigo navegar.
Pero quiero seguir buscando pequeños faros, también en la memoria de este año del luto. Frente al tedio de un trabajo en el que ya me he rendido, sé que he sido feliz, un poquito feliz, con mis mujeres lectoras, a las que he seguido buscando de pueblo en pueblo, con las que he seguido compartiendo letras y vida, y de las que cada día aprendo una ligera esencia nueva. Mis clases de Literatura en las Aulas de la Tercera Edad de nuevo han sido un bálsamo que invitaba a forzar la máquina para profundizar en las diferentes temáticas elegidas, para buscar nuevas lecturas que compartir, para ponerme la sonrisa como maquillaje y tratar de que la hora volara a pesar de que fuera contiuaban la tormenta y el desamparo. Y otro bálsamo, esas clases de música que también me han obligado a recuperar compositores, estilos, discos, en una cita semanal que hoy es casi una droga.
He sido feliz, un poquito feliz, con las clases de español para extranjeros en la Universidad Internacional Menéndez Pelayo, con alumnos y alumnas ávidos de conocer nuestra cultura, con ganas de absorber cuanto pudieras lanzar a su mirada viva. Con una pequeña frase para el recuerdo luminoso: "Soy doctora en física y nunca me ha interesado la lectura, pero después de estas clases he anotado ya una buena lista de libros de autores españoles y latinoamericanos que voy a leer. Me has despertado las ganas de leer". Y también con el descubrimiento de Albania a través de un grupo de jóvenes de esos que hacen que el trabajo merezca la pena. Feliz, un poquito feliz, con la oportunidad que surgió hace ya unos años de compartir la experiencia de los Martes Literarios, también en la UIMP, con esas personas que conoces y admiras a partir de sus páginas llenas de palabras, y en las que desde la tribuna (y en las cenas, y en la cafetería, y en los paseos) descubres toda una puerta al sol.
Fueron felices los remansos entre permanente vigilia, cuando Leo sonreía y llenaba nuestra casa de proyectos. Feliz la celebración (¡qué ironía!) de que la operación había ido bien y el cáncer estaba ya muerto. Feliz el plan del viaje a Italia, feliz el tiempo gastado en compartir su ilusión por regresar a su familia en Navidades, feliz el viaje a Madrid para escuchar a Nacha Guevara, feliz el recital de Cecilia Bartoli, el último recital. Y mágica la comunión que desde el dolor, desde su dolor, pudimos alcanzar, la que venció definitivamente los últimos recelos y dio paso a un amor franco y simple. ¿Y cómo podría considerar turbio un tiempo en el que Leo me quiso tanto?
En la hora de la muerte, al fin, y tras ella, tengo que recordaros a vosotros en este balance. A los amigos. A los que lo sois en los espacios reales y sensibles del día a día y a los que sólo conozco a través de un nombre y tal vez unas fotos (también ahora a veces en voz viva) del Facebook y de la Blogosfera. Porque a pesar de todo, fue mágico y sanador sentirme tan querido, tan apoyado, recibir tantas palabras y tanta fuerza a cambio de tan poco.
2010. El año del dolor y de las lágrimas. También el del agradecimiento.
13 comentarios:
Soy una alumna de Unate,admirada de que digas que las clases te reconfortan,cuando el que realmente pones energía,sabiduría y sentido del humor eres tú,y somos nosotras las que nos asimos a tus conocimientos para seguir con intereses culturales nuestro camino,que ya es mas corto que largo.
No te servirá de consuelo,porque el duelo que pasas es duro,pero te comprendemos,admiramos y queremos.
Personalmente tu blog me parece una lección de escritura y buen hacer. Un abrazo
Marga
Me has dejado sin palabras, y mira que es difícil en mi caso. Como dice Marga, me asombra que, desde los espacios que compartes, que compartimos, puedas encontar un poquito de consuelo en tanto dolor, pero agradezco que así sea ya que yo, particularmente, me siento inerme para consolarte. Eso sí, mi cariño y apoyo sabes que lo tienes. Beso mil.
Creo que mis predecesoras se han expresado suficientemente bien como para añadir algo más a sus palabras.
Así que solo me permitiré mandarte un fuerte abrazo y desearte que 2011 sea un bálsamo(el del tiempo) para tus profundas heridas.
Ánimo.
Camino de Belén
caminan los pastores
camino de Belén
van derramando flores
camino de Belén
que ya llego el Mesías
camino de Belén
el hijo de María.
Recordando a Niña Pastori cantando ayer en el Palacio de Festivales.
La música siempre ayuda a superar los malos momentos.
http://www.youtube.com/watch?v=ed7BtHywMBY
Que tengas un año buenísimo, querida luciérnaga.
Un grandísimo abrazo, querido Regino,
Diego
Por lo que a mí respecta en este mundo posible que era rosa y se volvió blanquiazul, es evidente que es mucho más - ¡inmensamente más!- lo recibido que lo dado, así que gracias a ti.
Será por ti una de mis uvas y espero que vuele hasta Santander el impecable palmeado en la Radesky que se marcan mis sobrinos (ya me gustaría que me obedecieran a mí con esa misma impecabilidad con la que siguen las instrucciones del director de turno... Ay, en el fondo celebro que sean más de armonía que de orden).
Quizá la vida debería tener la belleza evidente, suave y deliciosa, de los valses (pero sin los momentos superkitsch del ballet de Viena entre columnas, templetes, celosías y guirnaldas de flores, ¡por favor!)pero bueno... Aunque esquiva a veces, hay tanta belleza que no podemos negarle a la vida su capacidad para sorprendernos, que, tanto en lo bueno como en lo malo, es realmente majestuosa.
A ver qué te depara el nuevo año, ojalá el fin de tan procelosa travesía, ojalá algo así como una tierra prometida.
Doce besos.
Elena
Marga: ni te haces idea de lo que significan para mí las clases de UNATE y cuánta energía me dais.
Kim y Óscar, en directo y en virtual, gracias por estar ahí.
Amelie: gran concierto el de la Niña Pastori, estuve con unas amigas y definitivamente lo disfruté.
Patri-cia, más tranquilo ya desde que sé que sí me quieres un poquito, gracias a ti y a Diego.
Elena, qué grande eres. Y no te digo más.
Besos para todos y que tengáis el 2011 mágico que os merecéis.
Mereces mucha belleza y mucho amor, cariño. Qué pena no poder cuanto necesitas. Pero te queremos. Un beso.
Feliz año. No sabía que este 2010 había sido tan duro para ti. Espero que el próximo sea mejor.
“Pues aunque el resplandor que en otro tiempo fue tan brillante
hoy esté por siempre oculto a mis miradas,
aunque nada pueda hacer volver la hora
del esplendor en la hierba, de la gloria en las flores,
no debemos afligirnos, pues encontraremos
fuerza en el recuerdo,
en aquella primera simpatía
que habiendo sido una vez, habrá de ser por siempre,
en los sosegados pensamientos que brotaron
del humano sufrimiento
y en la fe que mira a través de la muerte,
y en los años, que traen consigo las ideas filosóficas.”
William Wordsworth.
Se trata del poema que inspiró el argumento de la película de Elia Kazan, “Esplendor en la hierba”.
William Inge acertó con un argumento y un guión que sigue emocionando.
Quiero despedir el año con esta poesía reconfortante.
y por que no un punto de inflexión, un punto de inicio.
saludos
Si me permites, una recomendación: Todo lo que se llevó el diablo, de
Javier Pérez Andújar. Es posible que ya conozcas la novela, pero también es posible que no. Si es así, creo que te gustaría.
Con mis mejores deseos para el nuevo año
Un abrazo
Dentro de un tiempo, cuando hagas balance de tu 2011, estoy seguro que añadirás más alegrías y más sueños.
Un abrazo
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