Supongo que Larry Ochs, el jazzman de la foto, todavía está ojiplático perdido, intentando entender el sainete de Sigüenza que el pasado siete de diciembre lo llevó hasta las primeras páginas de los periódicos.
Resulta que un espectador, Rafael Gilbert, que se dice aficionado al jazz y que ahora ha comparecido públicamente para recoger el premio ofrecido al denunciante por el trompetista Wynton Marsalis, exigió la devolución del importe de las entradas alegando que la música que se estaba escuchando en el concierto no era jazz sino música moderna, y que el médico le tenía prohibida esa peligrosísima estética, una estética que al parecer le pone de los nervios. Se pueden imaginar la cara de los taquilleros o de los organizadores cuando a medio concierto de un destacado en el campo del free jazz un espectador se levanta y pide el dinero de la entrada porque el médico le ha prohibido ese estilo. No le devolvieron el importe (me parece que con razón) por lo que Gilbert se dirigió a la Guardia Civil a presentar la correspondiente denuncia.
Aquí sí que el surrealismo cobra identidad hispana, con una escena que hubiera hecho sin duda las delicias del maestro Berlanga: Personada en el concierto la Guardia Civil, uno de los números dictamina que en efecto lo que se escucha no es jazz y da curso a la petición del cabreado (y nervioso) espectador.
Remata la faena el famoso trompetista de color (que diría Mafalda refiriéndose a otro famoso trompetista de color) Wynton Marsalis, clásico en sus gustos donde los haya, que enfrentado a las líneas de evolución del jazz y enamorado de los standards más clásicos del género (ya ha tenido sus rifirrafes al respecto), decide proclamar héroe a los cuatro vientos al aguerrido hispano (olvidándose por cierto del meritorio aporte técnico del guardia civil) y ofrecerle como recompensa su discografía completa.
Reconozco que el jazz no me dice gran cosa, que es una de las pocas manifestaciones musicales que no he acabado de entender. O lo que es lo mismo, no sería fácil verme en un concierto de jazz y menos aún de free jazz (estuve en uno de Ornette Coleman hace años pero fue para mí suficiente). O lo que es lo mismo: no iría a un concierto de música o intérpretes que no me interesan salvo por obligación profesional, y mucho menos si estuviera contraindicado por el médico.
Reclama el denunciante más información, que se quite la palabra jazz de los programas del saxofonista. Pero ... ¿es que este señor no sabía a quién iba a escuchar? ¿no es capaz de informarse un poco acerca de los intérpretes para los que compra entradas si tanto riesgo para su salud supone escuchar la música equivocada? Echen un vistazo por internet y comprueben que Larry Ochs aparece como un reputado saxofonista de jazz, asociado eso sí al estilo del free jazz como antes apunté. Por otro lado ¿por qué el jazz no va a poder evolucionar como todos los demás lenguajes artísticos? Claro que el free jazz ha supuesto el avance hacia la vanguardia y el atonalismo del estilo, pero también cierto que ha salvado en no poca medida el carácter arriesgado, alternativo e improvisatorio del mismo. ¿No te gusta el free jazz? No vayas. Así de fácil. Aunque al parecer difícil en unos tiempos en los que cada vez son más las personas incapaces de asumir las consecuencias de sus actos, de sus errores, de sus decisiones.
Si Rafael Gilbert no sabe quién es Larry Ochs o qué música hace, es un problema de Rafael Gilbert. Si el médico no le recomienda escuchar música moderna y él decide sacar una entrada para un concierto de moderna música, es un problema de Rafael Gilbert. Y no creo que el Festival de Jazz de Sigüenza tenga por qué asumir responsabilidad alguna ni devolver el importe de las entradas.
Aunque en realidad me ha dado un par de ideas, como la de presentar una demanda contra Wynton Marsalis por haber grabado e interpretado en numerosas ocasiones obras de los maestros barrocos con una trompeta moderna: el Barroco, chiquitín, se interpreta con trompeta natural, aunque sea mucho más difícil de tocar que la tuya ;)
Eso sí, lo que más claro tengo es que a partir de ahora dejaré a mi madre en casa y me llevaré a un número de la guardia civil (guapetón y lucido a ser posible) para que me acompañe a los conciertos, exposiciones, cines y teatros y me indique si debo presentar una demanda contra, por ejemplo, la Coral Salvé, o no.
Cuánto sabía ya la música popular cántabra cuando elaboró aquella famosa tonada de "Mira cómo jazzea la guardia civil por la carretera" ¿o era pasea?
6 comentarios:
No estoy muy puesta en jazz pero reconozco que lo que he oído, llámese jazz clásico o free jazz, me agrada bastante.
Yo también aluciné pepinillos cuando leí la noticia en su día y es que me parece tan absurdo como ir a un concierto de Raimundo Amador o de Vargas Blues Band y montar el pollo porque eso que hacen no es ni flamenco ni blues respectivamente. O como el que vuelve al videoclub a intentar que le cambien la película que ha alquilado porque, al ponerla en el reproductor ha visto que era de ciencia ficción y "jooo, es que a mí la ciencia ficción no me gusta" (caso verídico, por gentileza de mi amiga Pili, ex dependienta de videoclub).
¿Por qué hay gente que sigue convencida de que son los demás quienes tienen que pagar por su gilipollez congénita?
Cuánta razón tiene Javier Marías en esto:
http://www.elpais.com/articulo/portada/Libres/elpepusoceps/20091220elpepspor_15/Tes
Lo has clavado, Frantic, lo has clavado.
Hace unos años tuve una pelotera intensa en el Palacio de Festivales de Cantabria cuando un tipo a mi lado se dedicó a hacer ruidos, pateos y abucheos mientras interpretaban el maravilloso Réquiem de Lygeti. Al parecer había visto "Réquiem" y se esperaba el de Mozart, razón más que suficiente para que nos jodiera la noche a los que sí queríamos escuchar el de Lygeti.
Creo que éste no demandó a nadie :)
Berlanga se queda corto en este sainete, creo que esto sólo puede pasar en España. A mí me entusiasma el jazz, no precisamente el free jazz, y justamente por eso no iría a escuchar a cualquiera; también me encanta el barroco y no sé, nunca iría a escuchar a Telemann dirigido por Luis Cobos y sí, en cambio, por Barenboim, por decir algo.
De cualquier modo, como la Guardia Civil nada en este país; y mira lo que han evolucionado, que hasta entienden de jazz...
¿Estás seguro de que era jazz? A mi me ha dicho el guardia civil que intervino en el caso, que auqello era tan free tan free que no tenía nada de jazz y que por ello intervino.
Feliz Navidad
Tenía razón el guardia civil, me consta. Tanto free, free, que el guardia civil, a instancias de parte, dijo: hasta aquí hemos llegado.
¿Y si aquello que sonaba era una interpretación free de "Paquito el Chocolatero"?
Yo tampoco soy un entendido en el tema,pero he aprendido que ante cualquier duda debe recurrirse a la autoridad(militar,por supuesto)para que dictamine sumarisimamente. (Añádase un "forgiano"QUÉ PAÍS....
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