Justina, la Montaña de Basura, oráculo entrañable del Jardín de los Goris, con su vozarrón de contralto baptista fue siempre mi personaje predilecto de aquella locura genial que fueron Los Fraguel. Pero no ha sido capaz de explicarme la razón de semejante pasión hasta este sábado pasado, gracias a las declaraciones del presidente del colectivo ecologista cántabro ARCA, quien con la educada sutileza que le caracteriza venía a definir como "basura humana" a la clase política de Cantabria.
Y como estamos en una sociedad en la que el tiro al político ha sido siempre deporte de amplias bases, muy pronto se vio en foros varios jaleada la noticia y consagrada por una pertinaz lluvia de puntos positivos.
¿Cuál es el espectro que para el presidente de ARCA incluye la palabra "políticos"? ¿Los que tienen sueldo sí y los que no lo tienen no? ¿Los que ocupan responsabilidades de calado sí y los de menor rango no? ¿Los que tienen responsabilidades que afectan al medio ambiente sí y los que se dedican a otros menesteres no? ¿Se trata de una alusión a la griega y por tanto debemos entender por políticos a todos aqueollos ciudadanos que no sean idiotas; esto es, a quienes se preocupan por los asuntos públicos en lugar de permanecer ensimismados y ajenos al mundo? ¿Quienes militamos en un partido cualesquiera frente a quien no tiene carnet? ¿el que ocupa algún puesto en el organigrama interno frente al militante de base? No lo sé; la alusión del señor Canales es global, amplia, universal conceptualmente hablando (y por lo mismo imprecisa, injusta y desajustada). Así que tanto por coherencia personal con mi militancia, con mis responsabilidades y posiciones internas, como por respeto a tantas personas que conozco que emplean tiempo, esfuerzo e ilusión en tratar de desarrollar de la mejor manera posible los proyectos y caminos que les fueran encomendados por los votantes, voy a darme por aludido: Soy basura (humana). Al menos para Gonzalo Canales, me imagino que para una buena parte de los asociados de ARCA y para todos los que jaleaban su claridad, sinceridad y valentía en mentideros y corrillos reales y virtuales.
Tengo claro, y aquí en este blog lo he dejado escrito en más de una ocasión, que estamos ante un momento clave de las relaciones política profesional / sociedad activa en nuestro país, estamos ante la necesidad de un nuevo pacto de confianza y responsabilidad que implique a todos los actores. Podríamos hablar mucho y largo de las causas y remedios de la corrupción, de la nefasta conversión de los partidos en agencias de empleo y de tantísimas otras cuestiones. Pero ni siquiera esa regeneración serviría para eliminar del imaginario popular la opinión de Canales, esa de que cualquier persona que se roce con la política es basura (humana).
Y es así porque ha sido labor eficaz de años de las mentalidades totalitarias del este y del oeste la descalificación de los sistemas democráticos a partir de la presentación de éstos como manzanas podridas habitadas por una casta repulsiva, corrupta, viciosa, la de los políticos. Claro que sí, Canales se refiere a los de Cantabria, pero su discurso se puede encontrar hoy y siempre en prácticamente todas las etapas de la historia humana en las que la población no se encontraba sometida a un sistema tiránico, que siempre resultaba ser limpio, perfecto y modélico por cuanto nadie en su sano juicio podría afirmar otra cosa sin severos riesgos. Esa idea que tan bien recogió el gallego sádico y pequeñito que hizo su santa voluntad por los pagos peninsulares durante casi 40 años comentando aquello de "Haga como yo, no se meta en política" y descalificando en su propia y atiplada voz o en las de sus marionetas a los políticos del sistema democrático que vino a demoler manu militari. Muchos años y demasiada propaganda para que nuestras cabezas puedan eliminar o matizar la idea base que identifica al político con todos los males de la sociedad ... ¿O es que ahora que le hemos convertido casi en un santo laico y nacional vamos a olvidar todo lo que en su día se pudo decir y escribir sobre Adolfo Suárez?
Podemos seguir en nuestro país "luchando" por una sociedad desarticulada y adormecida, incapaz de comprometerse con las causas en las que cree y trabajar por ellas. Podemos continuar jugando a la "neutralidad" inmaculada y política de quienes si adquieren ese compromiso, ya que en cuanto se pueda hablar de relaciones con la política inmediatamente saldrían a la palestra quienes consideraran contaminada nuestra lucha. Podemos seguir dejando claro que nadie en su sano juicio y su sana moral debería "mojarse" en el terreno público, y seguir destrozando nombres, reputaciones y dedicaciones, para que así cada vez sea más difícil que una persona con cabeza, capacidad, generosidad y honestidad pueda dar el paso hacia la participación política.
Pero puede que al final nos encontremos con un país ausente, uno en el que acabarán al mando algunos de esos que se creen con derecho a considerar nada menos que basura a otras personas. Tal vez sólo porque para ellos no hay nada más que una verdad, nada más que una realidad.
Y a mí, qué quieren que les diga, son esos los que me dan más miedo.
4 comentarios:
Quien ha definido a los políticos como "basura humana", ¿no es acaso un falangista valeroso? Quienes utilizan ese tipo de definiciones son los defensores del pensamiento único, los totalitarios, los fundamentalistas, los facistas.
Me temo, Escéptico, que para muchas personas el mundo comienza y termina justo en los puntos que a ellas les interesa. Tristemente es una actitud más frecuente de lo que pueda parecer, y suele tener como consecuencia la ceguera absoluta hacia todo lo que no esté entre ese limitado, a veces limitadísimo, campo de visión.
A lo mejor también se refería a los puestos políticos, como el de responsable de una empresa pública...
Ups!
Pues a lo mejor, rojoyverde, pero en realidad la cita fue "clase política de Cantabria", algo que da una perspectiva en cantidades y cualidades mucho más amplia que, hasta donde sé, no se ha dignado a matizar.
Es que chico, llevo un año que entre obispos mandándome al infierno y ecologistas al vertedero ésto es un sinvivir.
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