sábado, diciembre 05, 2009

BORDERÍAS EN EL CONGRESO


Supongo que con este artículo en mi blog vamos a contribuir a la máxima warholiana del derecho a los cinco minutos de gloria, pero qué le vamos a hacer. Y eso que he dudado si comentar algo o no desde que leí El País esta mañana, pero me imaginaba y ya va siendo así que pronto el chaval se convertiría en ídolo de ciertas masas internáuticas en las que cualquier salida de tono contra el gobierno es celebrada a lo hooligan. Eso sí, hooligans de marca pija y muy de derechas eh, que hay gamberros y gamberros.
Suscribo letra por letra el comentario de Teresa Cunillera, Vicepresidenta Primera del Congreso de los Diputados, cuando afirmó "Nunca pensé que tendría que quitar la palabra en este acto". Presidía la diputada socialista la sesión de homenaje a nuestra Constitución, la lectura de todo su articulado por representantes de la sociedad civil, jóvenes entre ellos, cuando un tal Javier Borderías, 16 añitos y a estas horas seguro que uno de los hombres más buscados por las enegés madrileñas para convertirlo en héroe del puente, decidió que le pedía el cuerpo aprovechar la lectura del artículo 28, el que reconoce la libertad sindical y el derecho de huelga, para incorporar la coletilla cabreada de su cosecha en la que se quejaba por la actitud de los sindicatos que no convocaban huelga general en este momento y se dedicaban a bailar el agua al gobierno. Una opinión no demasiado personal, porque uno ya la ha venido escuchando o leyendo en diversos foros de la caverna mediática. Esos a los que con tal de pegarle una colleja a Rodríguez Zapatero les encantaría ver cómo nuestro país se resquebraja a lo 2012.
Poco efecto tuvo la reprimenda de Cunillera, porque el muchacho no pensaba callarse antes de terminar su consigna.
Por supuesto, uno defiende el derecho de este chaval y de muchos otros a plantear sus reivindicaciones, opiniones, esperanzas y temores. Pero tal vez habría que explicarles lo que significa en román paladino la expresión "mear fuera del tiesto", cuando esos mensajes se realizan con inoportunidad absoluta por el momento o por el lugar. Y desde luego, la ruptura de un acto institucional e integrador en el propio Congreso de los Diputados y en el marco del homenaje a la Constitución parece hablar más de la mala educación del chico que de su carácter "rebelde" (así titulaba El País su reseña del incidente, "Rebeldes en el Congreso").
No sé si se trata de una manifestación más del "niñatismo" de una generación que parece haber perdido hace tiempo el concepto de "formas" (y no sólo) o si se trata de una consecuencia de los discursos apocalípticos y rupturistas de ciertos medios y ciertas derechas. Pero antes de que nos conviertan a Javier en un héroe popular contra el Gobierno, desde aquí quiero apuntar que desde mi punto de vista lo único que se demuestra con esa salida de tono es que a algunos les dan exactamente igual las normas, las instituciones, las tradiciones y las formas con tal de dejar claro su cabreo. Y poco les importa lo que se pueda romper con ese peligroso juego.
Y que por mi entorno la palabra bordería se ha asociado siempre al adjetivo "borde". Al parecer con razón.

8 comentarios:

Alfonso Saborido dijo...

No tienen educación, se les ve que les hace falta como el comer, la educación para la ciudadanía. Pero yo no sería tan blando como la presidenta del congreso suplente en ese momento. Yo al colega es que lo multo. Porque mira, si yo en mi trabajo, durante un acto digo algo que no tiene que ver con lo que estoy haciendo, a mi me echan. Y si en la radio digo algo que no tengo que decir también en ese momento, me echan.
Y libertad de expresión hay, claro que hay. Porque puedo decir todo lo que quiera, pero respetando la las leyes y las normas.
Así, que por mí, una buena multita al colega, para que aprenda a respetar la ley. Porque si no ha respetado esto con 16 años, a saber, que hará cuando tenga 40.

Anónimo dijo...

No te enfades: es sólo un chaval de 16 años.
¿Y no es posible que si en vez de criticar a los sindicatos y pedir una huelga general se hubiera posicionado en contra de algunas posturas conservadoras no te hubiera parecido tan terrible?

xiabre dijo...

Claro, ¿Cómo va a respetar las normas? estas están para los demás el lleva camino de ser un empresario-emprendedor de eso que tratan de que en el mercado laboral las únicas leyes las marquen ellos.

Rukaegos dijo...

Pues Alfonso, creo que con la reprimenda basta. Y la que probablemente le hayan echado en su colegio.

Patri-cia: No se ha dado el caso, pero quiero creer que no. Y el hecho es que otros no se han comportado como él ni en esta ocasión ni antes, que la Consti se lee todos los años. Ma parecería fuera de tono en cualquier caso.
De hecho, me parece fuera de lugar también el comentario del chico que dedicó la lectura del artículo que le correspondió a su abuelo, aunque hay matices: una cosa es decir leo este artículo en recuerdo de mi abuelo y otra es ponerse a emitir opiniones totalmente fuera de lugar.No por su contenido, sino por la falta de mínimos formales.

¿Sólo 16 años? Supongo que es el momento de explicarle cómo funcionan algunas cosas. Pero podemos esperar a que sea un cafre absoluto, destrozando el patrimonio público vía botellón o como dice xiabre dedicado al neoliberalismo de manual :)Vamos, a pensar que la vida es sólo lo que a él le dé la gana cuando le dé la gana ...

saludos a los tres y gracias por los comentarios :)

Anónimo dijo...

Quien decide que las opiniones están fuera de lugar? Desconozco al joven, no se a qué pertenece ni siquiera me interesa, pero resultó una persona educada (en el día que a otros dos de sus edad los detenían en Atenas por no se sabe que juerga "libertaria").

Lo divertido fue la reacción de la Sra. Cudillera. Llamando al orden y esas cosas (actuación que sólo puede darse si eres diputado, de acuerdo con el reglamento, así como la de retirar el turno).

Pues era el Congreso, sí. Pero no una sesión parlamentaria. A lo mejor sorprendió a algún desprevenido que la tan traida y llevada "sociedad civil" no solo lea si no que opine. Aunque no guste.

Respecto el contenido de lo que dijo, no se que pensar. Me dicen que hay que cambiar la legislación para adecuarla a las nuevas realidades. Quizás sea el momento de meterle el bisturí legislativo a eso que actualmente mal es llamado "sindicatos de clase". Porque otra es la realidad que en la actualidad existe en el siglo XXI, de la que dio lugar a su nacimiento en el siglo XIX.

Pero claro esto no es una opinión de la sociedad civil. Alguien dirá que es de algo llamado la "caverna mediática".

Así nos va.

Un abrazo

Nacho

rojoyverde dijo...

No estoy de acuerdo.

No es el lugar, de acuerdo. No es el momento, de acuerdo. Pero tampoco son formas.

No se entiende que desde esa tribuna sus señorías puedan vomitar toda serie de insultos y palabras malsonantes; y que no lo pueda hacer un ciudadano.

Nada dices del chico que quiso dedicar la lectura de uno de los artículos a su fusilado abuelo republicano, y que también recibió los exabruptos de Cunillera.

Así o asó, desde mi punto de vista no hicieron nada malo; y tampoco es tan malo pensar que los sindicatos le bailan el baile al Gobierno. Es más que evidente que el Gobierno, con sus decisiones, tiene comprada la paz social. Que sea bueno o malo, pues no lo sé. No sé qué es mejor, sinceramente: si contentar a los sindicatos, a la patronal, a los ciudadanos o a quién. A todos parece que no se puede, o que el Gobierno no sabe.

PD. Jamás pensé que llegaría el día en que leería aquí que a alguien se le criticase, o se le criticase veladamente, por lo que es o lo que parece. Que sea o parezca pijo, que hable o vista de una u otra forma, no le resta validez a su opinión.

Rukaegos dijo...

Cuánto tiempo sin verte ni leerte, Nacho :)

Estaba pensando en pediros a ti y a Elena pruebas de vida en algún post, porque estaba empezando a preocuparme.

A ver, era el Congreso de los Diputados y se trataba de un acto institucional, con una serie de rituales y claves marcadas. En este tipo de propuestas, me da igual que sea la lectura de la Constitución con motivo de su aniversario o de la del Quijote con motivo del de la muerte de Cervantes, aceptar la invitación supone respetar unos tiempos y unas formas. Nada opondría al comentario del chico si lo que hubiera convocado el Congreso fuera una especie de debate social como los que, por ejemplo, ha organizado en ocasiones el Parlamento de Cantabria. Tampoco cuestionaría su comentario si lo hubiera pronunciado en un blog, un debate, una discusión ... La sociedad civil tiene hoy más posibilidades que nunca de expresar su opinión. Pero no se trataba de eso.

Lo siento, pero sigo pensando que las formas son importantes, que la idea de que los viejos y anticuados modales simplemente suponía en la mayor parte de los casos de normas de convivencia que hacían nuestro día a día más fácil, y que la idea de que hoy cada uno puede hacer lo que le venga en gana y que salga el sol por Antequera (sin asumir luego responsabilidad alguna) tienen mucho que ver con comportamientos, hechos y dichos que veo cada día por la calle y que no me gustan. Serán cosas de la edad, imagino.

La señora Cunillera creo que estuvo exactamente en el papel que le correspondía: la de moderadora de un acto en el que se limitaba a ceder la palabra a los lectores de cada artículo, la de la anfitriona que tiene que velar por el buen desarrollo del acto y que se ve sorprendida por un invitado incapaz de respetar las normas mínimas del acto y que no tiene problemas en ofender (o intentarlo) a otros invitados.

En cuanto a la última parte de tu aportación, estoy de acuerdo contigo en que los sindicatos, como los partidos, como el sistema judicial, como muchísimas otras instituciones sociales, deberían revisar sus propias bases de funcionamiento y hasta su propio ser. Pero esa es otra historia que merece ser contada en otra ocasión, que dirían en La Historia Interminable.

Rukaegos dijo...

Qué tal Rojoyverde.

A ver, sobre las barbaridades proferidas por sus señorías en el curso de sus intervenciones creo haber sido bastante claro en este blog en más de una ocasión: no me gustan, y personalmente a más de una de ellas le vendría bien la vieja costumbre de lavarle la boca con jabón (modo irónico off). No creo que la función de nuestros parlamentarios sea competir por el disparate más gordo, y he sentido vergüenza ajena en más de una ocasión.

Pero sí veo una diferencia importante entre un caso y otro. Y es, como he venido exponiendo, que aquí se trataba de un acto oficial que consistía en la lectura de un artículo de la Constitución, no en su glosa personal. Porque al fin y al cabo, un diputado está hablando por haber sido elegido por los ciudadanos para hacerlo (aunque sea en otros tonos) y el caso del chaval es el de una persona que ha sido invitada a un acto protocolario con unas determinadas normas que decidió motu proprio incumplir.

Sobre el segundo chico, me parece inoportuno su comentario por las mismas razones, pero también hay diferencias sustanciales. Borderías hizo un comentario crítico contra los sindicatos, con una evaluación muy particular de su trabajo o su actitud; el otro chico (creo no haber leído su nombre) dedicó la lectura de su artículo a su abuelo, sin entrar a enmendar, criticar o cuestionar. Supongo que Teresa Cunillera se vio obligada a la reprimenda por no generar desigualdades, pero no era el mismo caso, y puede que no mereciera el mismo tratamiento.

Insisto también en que no cuestiono las ideas o valoraciones del chico, sino los modos. Y en un sistema democrático las formas son esenciales, por mucho que se rompan con más frecuencia de la debida.

En cuanto a lo de las apariencias, al usar la palabra hooligan siempre imaginamos un determinado tipo de persona, y por eso, al hablar de los medios (no tanto del chico) hablaba de otro tipo de gamberros que me estoy encontrando por cerca y por lejos con también ya una frecuencia excesiva y que por su aspecto precisamente o el espacio desde el que hablan son respetados más que si llevaran otras pintas. En cualquier caso, si del texto se desprende que me pueda molestar que Borderías sea más o menos pijo (de hecho no lo sé, imagino que iba con el uniforme del colegio o con un atuendo solicitado por la ocasión y por el colegio), te pido disculpas. No me molestan, una vez más, su ropa, su corte de pelo, su colegio ni sus ideas. Sí encuentro fuera de tono y de lugar su actitud.

Saludos

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