martes, abril 13, 2010

MOMENTOS ESTELARES: COCÓ DI GELATTO Y EL FORRO DE LA FAJILLA

Por supuesto que en sus viajes por todo lo largo y ancho de este mundo, a lo Capitán Tan, Rukaegos se ha encontrado con personajes dignos de estela. Entre ellos algunos Reprigays cuyas andanzas y palabranzas se sirven solas para hablar de la autofobia, de la no aceptación o, directamente, de las hipocresías de las vidas dobladas. Y aunque me da pereza hablar del concejal que por las mañanas intentaba que el Registro de Parejas de Hecho del Ayuntamiento de Santander se abriera a prima con prima, canario flauta con conejito de angora, vecina del quinto con cuñada viudad y otras variadas formas convivenciales, todo con tal de esconder la visibilidad de las parejas y familias de gays y lesbianas, mientras que por las noches alquilaba garitos latinos fuera de horario, los trancaba, y montaba fiestecillas con un par de amigos (Cocó entre ellos) y unos cuantos chulazos colombianos de dudosa procedencia (vamos, que no se sabe bien si llegaron desde Bucaramanga o desde Cali, so malpensados) y camiseta escasa.

Pero sí voy a contaros mi primer encuentro en un antro de ambiente con el inefable Cocó di Gelatto. Un muchacho agradable, educado, de familia más o menos bien (que tampoco es para tanto, reina) y look anticuado cuya familia regentaba la famosa chocolatería de lujo "Bruxelles". Cuando nos encontramos en El Antro, garito gay de copas caras y reputación oscura, con unas curiosas escaleras que conducen a lo que los habituales llaman "los billares" (nunca pensé que sin luz se pudiera meter la bola en la tronera) y donde Cocó ya tenía fama de escalador habitual.

Nos conocíamos de otros menesteres, y cuando me vio tomando una cerveza apoyao en el quicio de la mancebía, digo en la barra, se me acercó e inició una amigable conversación que pronto, muy pronto, derivó hacia el surrealismo clásico y las especulaciones sobre nuestras mutuas visibilidades y su extensión geográfica.

"Hola, Rukaegos, qué sorpresa... La verdad yo no pensaba que tú... ¿Tú pensabas que yo...?"

"¿Lo qué?"

"Es que claro como estoy de cara al público es importante que... y claro mejor no... Porque qué suerte, a ti no se te nota... y a tu amigo Serventesio tampoco se le nota que... y eso que fuimos juntos al colegio y allí nadie pensaba de él que. ¿Tú piensas que a mí se me nota, vamos, te parece que la gente piensa que yo? Porque estoy seguro de que nadie sabe de ti, o vamos que a mí nadie me había dicho que tú. ¿Alguien te ha dicho que yo? Un momento...

Sube escaleras, echa una partidilla de billar, baja con cara de felicidad y lengua relamiente, y reinicia la fascinante perorata.

"Pues sí, sí, qué sorpresa. Es que ya te digo que yo no pensaba que tú. Claro que no sé si tú te habías imaginado que yo. Y es que Santander es muy complicada y por eso yo voy mucho a Valladolid. Y así como allí no, pues estoy más a gusto que aquí, donde no sé si sí o si no. ¿A ti qué te parece, te parece que la gente piensa que yo? Porque estoy seguro de que nadie piensa que tú".

Durante varios meses coincidimos con cierta irregularidad en El Antro. Siempre amable, siempre sonriente y educado, Cocó di Gelatto se acercaba al sufrido Rukaegos o a su amigo Serventesio y volvía a la carga con su monólogo tragicómico "Tú pensabas que yo". Tal vez por eso, no tardamos en motejar al bueno de Cocó como Psicodramas Bruxelles o Pabellón La Belgique, dependiendo de la temporada.

A medida que fue apuntalando su amistad con los Reprigays más liberal-conservadores de la ciudad fue pasando menos tiempo en El Antro, al menos en sus partes iluminadas, alternando los billares con las fiestas latinas a puerta cerrada y las visitas a los celebrados pinares de Liencres.

Mucho tiempo después, me lo encontré en su dulce mostrador, ese mostrador en el que cada vez había chicos más monos y más jóvenes atendiendo al personal sin que nadie pensara que ellos y por supuesto nadie imaginara que él. Como siempre, amable y educado, me comentó que en pleno 2005 había ido con su concejal favorito y un par de amigos más a la manifestación-procesión que en vísperas del Orgullo LGTB habían organizado las sectas fachicatólicas de HazmeRReir y El Forro de la Fajilla, para reclamar no sólo caras serias y ropa interior decente para todos, sino sobre todo que la familia fuera trina y una como mandan los cánones. Y que allí habían disfrutado mucho porque había mucha gente y muchos chicos guapos y que ellos iban gritando con una pancarta en la que se preguntaba si la imagen del burro y el chico sería la próxima reforma matrimonial de los rojos. Y que después de la chupisanta manifestación, se pasaron por el Strong, donde como había poca luz, nadie pensó que él.

Dicen las malas lenguas, las lenguas de doble filo, que fue ese momento el que inspiró a Rukaegos para el corto en fase de prepostproducción, en el que la cámara se va acercando desde un plano amplio de manifestación fachicatólica hasta una lengua amable y educada (y experta) lambisqueando con soltura un helado de chocolate con el que refrescar los ardores veraniegos. La misma cámara que tras centrarse en la lengua, se regodea en sus ávidos movimientos para acabar alejándose y dejando ver al dueño del helado de rodillas entre las dunas de Liencres mientras con la misma educada y encantadora habilidad se lleva a la boca un sorbete de frambuesa bien jugoso, al que no le importaba nada que él.

Por cierto, ¿vosotros pensabais que yo? Es que yo nunca me hubiera imaginado que vosotros.


5 comentarios:

Anónimo dijo...

Imaginemos que Rukaegos se llamara Regino, ¿cómo se llamaría Cocó Di Gelatto?......

Rukaegos dijo...

Jajajaja, se te ha despertado la curiosidad, ¿eh? Como tenemos un café pendiente, eso te lo diré en directo. Hasta puede que te le presente ;)

Por cierto, vaya imaginación la tuya, ¿de dónde has sacado eso de Regino? :P

osanemeterio dijo...

Me se ha despertado... la curiosidad, os que acaso pensabas que yo?

Jesús Cabezón dijo...

Amigo Rukaegos, eres un jodido pervertido.
Escéptico

Rukaegos dijo...

No voy a responder a esa pregunta, Óscar :P

Jesús, el que subía a los billares era Cocó, yo me quedaba siempre en la zona iluminada (pobremente iluminada).

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