miércoles, marzo 31, 2010

A VUELTAS CON LA LEY ELECTORAL


Leo con atención el artículo que publicó Rosa Díez en El País el pasado lunes, y en el que bajo el título Lo que les une explica las razones que según ella justificarían los recelos o la abierta oposición de PP y PSOE a una reforma de nuestra legislación electoral y la revisión o cambio del sistema d'Hont por otros modelos que, siempre a juicio de la dirigente de UPyD, permitirían una mejor proporcionalidad del voto.


Estoy de acuerdo en que hace ya tiempo que llegó el momento de articular un sistema electoral que permita corregir algunas disfunciones del actual. Porque en efecto el modelo instaurado a partir de la Constitución Española de 1978 ha sentado las bases de un bipartidismo imperfecto en el que resulta muy complicado abrir un espacio para un tercer partido de ámbito nacional (supo en su día de esta disfunción el CDS del hoy unánimemente aclamado Adolfo Suárez, ha venido sufriéndolo convocatoria tras convocatoria Izquierda Unida y como nuevo actor en el entramado partidario lo padeció y previsiblemente padecerá en las elecciones de 2012 UPyD). Lo que en la práctica significa por un lado que son muchos los ciudadanos que se quedan sin voz suficiente en el Congreso de los Diputados y que si no se alcanza la tan difícil mayoría absoluta, en la realidad del día a día parlamentario sólo quedan los votos de fuerzas localistas para articular mayorías. Y ojo, que con los intereses que fueren, con los acuerdos a los que haya sido necesario llegar, a día de hoy creo que la responsabilidad ha estado más del lado de fuerzas como CiU, sobre todo en las dos últimas legislaturas en las que una oposición atrincherada en su propia caricatura ha sido incapaz de llegar a un solo acuerdo de estado. En muchos casos, siquiera de sentarse a intentarlo.

Pero el acuerdo básico con la necesidad de una reforma, no impide que haya algunas reflexiones de Rosa Díez que me chirríen. Por un lado, continuar manejando en la hipotética reforma del sistema electoral las listas tal y como están planteadas y la asignación proporcional de escaños resulta poco compatible con la implicación más directa en la elección reclamada por los ciudadanos (el mito de las listas abiertas o desbloqueadas, del que ya hablé en el blog en su momento y que a mí particularmente me llevaba a inclinarme por la apuesta de distritos uninominales a doble vuelta). Pero en general, la apertura de las listas con uno u otro sistema supondría un debilitamiento de los aparatos que, desde luego, no estarían hoy en el plan del PP, ni en el del PSOE ... ni desde luego en el de una Rosa Díez caracterizada por el férreo control de sus huestes. Y es que además de este artículo Lo que les une, podría haber escrito también un Lo que nos une si hubiera prestado atención a esta otra dimensión.

Son varias las propuestas en todo caso que han buscado superar las deficiencias del sistema actual. Casi todas coinciden en uno de los elementos, la ampliación del número de diputados a 400, cifra que permitiría afinar más la proporcionalidad de los resultados, y para afinar todavía más esa afinación planteada a nivel estatal, reducir el número mínimo de diputados por circunscripción de dos a uno. En lo que al primer enunciado se refiere, y ya que estoy seguro de que nunca veré en España un sistema de distritos uninominales, estoy de acuerdo en que la ampliación del número de diputados es esencial, y que debería articularse a través de una Lista Nacional, de 50 candidatos, y que se adjudicara conforme a los restos de las circunscripciones provinciales. No sólo se beneficiaría a los partidos que reciben un voto significativo pero no suficiente provincia a provincia, sino que además permitiría luchar de manera efectiva contra el fenómeno de los cuneros. Aunque, ojo, la proyección de resultados con este nuevo colegio electoral realizadas por algunos expertos tras las pasadas elecciones generales no supondría cambios demasiado radicales en la composición del Congreso (pero sí un ligero incremento y peso de IU). No deja de sorprenderme la apuesta, eso sí, por el incremento del número de diputados, de una mujer que lleva tiempo reivindicando la limitación de salarios públicos como una respuesta necesaria ante la crisis. Pero tengo la impresión de que cuando habla de salarios públicos, Rosa Díez nunca ha pensado que los que ella ha percibido a lo largo de tantos años, o los que puedan percibir los suyos, entren en esa categoría. Seguro que no en la de innnecesarios. En cuanto a la segunda propuesta, tal vez Rosa Díez debería explicar en una docena larga de provincias que se quedarían con una representación casi simbólica en el Congreso y perderían la ya menguada influencia que hoy puedan tener. Porque Díez hace todos los cálculos en clave territorial global, pero no me parece ni correcto ni sensato olvidar que hay muchos territorios en nuestro país que sufren problemas de despoblación, que tienen algunas debilidades muy concretas, y que tienen derecho a verse representados y escuchados en las instituciones.

Pero está claro que a Rosa Díez desde su artículo no le interesan aquellas debilidades del sistema que no le beneficien directamente y que le permitan acceder a un segundo e incluso un tercer diputado por Madrid y tal vez uno o dos más por distritos con representación fuerte como Valencia o Sevilla. Es por eso que como siempre ocurre algunas de sus afirmaciones, que comienzan con un tono más o menos sensato, acaban derivando en afirmaciones probablemente falaces, al menos discutibles. Como cuando dice que su voto vale por uno y el de su vecino vale por seis. Imagino que al hablar de su vecino habla de los nacionalistas. Pero esa afirmación es cierta si y sólo si olvidamos que la circunscripción electoral es la provincia. En Barcelona o en Vizcaya todos los votos valen lo mismo, y suele olvidarse en ciertos análisis que el PNV o CiU son el primer o segundo partido en las circunscripciones en las que se presentan y que sobrepasan un porcentaje de votos más que relevante.

El análisis de Rosa Díez adolece, creo, de lo mismo que critica. Analiza la legislación electoral sólo para comprobar de qué manera pueden ella y su partido (en el fondo, ella y ella) sacar el máximo rendimiento a sus votos. Lo mismo que estarían haciendo (y haciendo mal) PSOE y PP.

Por lo demás, ¿para cuando esa lista nacional de restos? Aunque sea un parche, va siendo un parche imprescindible y dilatado en demasía.

7 comentarios:

Felisa Felicis dijo...

Aunque estoy de acuerdo en lineas generales, hay un par de aspectos que no comparto.
Por ejemplo, cuando te refieres a la posibilidad de distritos uninominales. Personalmente, prefiero (en el caso de que esa fuera la solución) la ampliación que también mencionas, ya que en el caso de distritos uninominales, solo es posible un sistema; el mayoritario, que tiene el riesgo de dejar fuera a gran parte del electorado.

Tampoco creo que sea negativo hacer los cálculos en clave territorial global. Lo necesario, en todo caso, seria reformar y dar sentido al Senado, para que efectivamente fuera una cámara de representación territorial, capaz de defender esos intereses.

Hago el comentario desde cierto desconocimiento, precisamente por eso, para que me des tu opinión concreta sobre estas cuestiones.

Saludoss!

Rukaegos dijo...

Qué tal, Felisa: Como siempre, gracias por tu comentario.

Supongo que en estos momentos, son muchos los elementos disfuncionales del sistema, pero también me parece que es complicado resolverlos todos con una misma reforma.

Si queremos acercar la representación política a la ciudadanía, la respuesta es el distrito unipersonal, la cercanía personal y geográfica de representante y representados, y sobre todo la responsabilidad directa ante el electorado más que ante el partido. Aunque, en efecto, el sistema reforzaría mayorías, apuntalaría el bipartidismo y resultaría complicado para otras opciones (algo que en parte podría corregir la doble vuelta). Si queremos, por el contrario, articular un Congreso más proporcional y ajustado a los deseos del cuerpo electoral, los 50 diputados de una hipotética circunscripción nacional de restos abriría en parte ese camino. Así que en realidad se trata de saber exactamente cuál es nuestra prioridad y actuar en consecuencia.

Sobre el cálculo global, claro que es posible evaluar los resultados en clave nacional. Pero no es menos cierto que oponer así los resultados de una fuerza que compite en todas las circunscripciones con los de otra que compite en tres es injusto. Sobre todo cuando esta fuerza que compite en tres alcanza índices de voto superiores al 30 por ciento donde se presenta y la nacional no alcanza el cinco por ciento en ninguna.

Eduardo del Hoyo dijo...

Entre los aspectos a modificar en el nuevo texto está el régimen electoral. Pero su reforma es compleja. La forma de conseguir que todos los votos valgan lo mismo es la circunscripción única, como en las elecciones al Parlamento Europeo, España entera es la circunscripción y sobre el total de votos aplicando un sistema proporcional se reparten los escaños. Este sistema lo utiliza Israel y provoca parlamentos muy atomizados en los que para gobernar son necesarias coaliciones de varios partidos y por tanto gobiernos débiles.
En el lado opuesto está el sistema mayoritario como en el Reino Unido donde el ganador en cada circunscrpción se lleva todos los escaños aunque su victoria sea por tan sólo un voto. Da lugar a Gobiernos muy fuertes ya que el partido que gana tiene todo el poder. En el Reino Unido funciona porque se trata de un país con gran tradición democrática donde en el Parlamento hay debates reales y no se impone la dictadura de partido. Recordareis a Blair consiguiendo la autorización parlamentaria para invadir Irak de los electos conservadores ya que la mayoría de los de su partido se oponían. Eso en España es imposible.

Por otra parte es necesario corregir el factor poblacional con el territorial, ya que si no las elecciones se decidirían en los grandes nucleos de población olvidando a las zonas menos pobladas.

Así todo el principal problema Sistema Electoral es que perjudica a los partidos no mayoritarios de implantación nacional y beneficia extraordinariamente a las minorias nacionalistas que siempre que no hay mayorias absolutas son necesarias para gobernar, con lo que reciben el mayor trozo del pastel en detrimento del resto del país.
Yo personalmente no concibo como en un pais democrático puede haber cuatro provincias que elaboren sus leyes tributarias, realicen la recaudación y el gasto; y negocien con el Estado un cupo que es lo que ingresan en las arcas estatales, cupo que está permanentemente congelado para que apoyen con sus votos al gobierno que toque (¿os acordais lo rápido que llegaron a un acuerdo Aznar y Arzallus?, pues fué por eso). Mirad, eso supone que la mayoria pagamos más para que Alava, Guipuzcoa, Navarra y Vizcaya vivan mejor y punto, esa es la clave de la diferencia económica entre esas provincias y el resto, claras secuelas de las Guerras Carlistas y la causa de la formulación del nacionalismo vasco por Sabino Arana y su hermano que eran hijos de un carlista derrotado.
Y al aprobarse la constitución el victimismo de los nacionalistas consiguió que esa clara desigualdad entre españoles no sólo no se eliminara sino que se consagró en disposiciones adicionales.

Eduardo del Hoyo dijo...

(sigue)

Esta claro que la creación de la Agencia Tributaria catalana, la Reforma del Estatuto de Autonomía de Cataluña y el apoyo constante del PSC a Zapatero (a quien hizo con sus votos ganar el Congreso a Bono, por ello es el lider del PSOE, y ahora toca devolver el favor) tienen la finalidad de consagrar una injusticia similar en Cataluña.

Una forma de eliminar el problema territorial es que el Senado deje de ser una cámara decorativa y pase a ser una cámara de representación territorial, como así estaba concebido aunque en la práctica sus funciones son inapreciables.
Se puede establecer en la elecciones al Congreso un sistema que de igualdad nominal a cada voto y que el aspecto territorial prime en las elecciones al Senado, concediendo a esta segunda cámara más funciones de las que tiene actualmente y una cierta influencia a la hora de elaborar las leyes.
Así en el Congreso tendrían más representación los partidos de implantación nacional como Izquierda Unida O UPyD, dejando el Senado para la representación parlamentaria de los partidos de implantación local(PNV,CIU,...etc) actualmente sobrerepresentados en el Congreso en atención al número de votos que obtienen en el conjunto del pais.

Una reforma así ayudaría a crear un sistema electoral más justo en el que los votos valiesen lo mismo donde fuera que se emitiesen.
El problema es que en este país los nacionalismos explotan el victimismo con tal habilidad que al decir estas cosas te tachan de conservador cuando solo buscas un sistema más justo para todos y nadie les recuerda el Pacto de Santoña ni muchas cosas que les podrían hacer sacar los colores. Nadie se atreve a enfrentarse a ellos pero creo que ha llegado el momento de elegir a un lider político con la suficiente talla como para plantear todas estas cosas y ante la demagogía nacionalista decir claramente:
"Esto es lo que hay, os quedais en la mismas condiciones que el resto o hasta luego y que tengais mucha suerte"
Me iba a partir de risa viendo la cara de terror de la burguesía vasca, inventora del nacionalismo, cuando se tenga que enfrentar cara a cara con los bolcheviques del MLNV y se vean obligados a dejar de mirar a otro lado como han hecho hasta ahora, debido a que se beneficiaban de su existencia, ya que se negociaba con más fuerza en Madrid con una pistola encima de la mesa.
Cataluña aún no ha conseguido un sistema fiscal tan injusto como el vasco-navarro y creo que hay que plantear estas cosas antes de que sea demasiado tarde.

Claudia dijo...

Alfredo L. Palacios, primer diputado socialista de América, fue elegido por el distrito de La Boca, en Buenos Aires, gracias al sistema de "circunscripción uninominal". Gracias a su labor legislativa se produjeron avances valiosísimos en materia de legislación laboral. Para muestra, un botón más que suficiente: el Día Internacional contra la trata de personas (23 de septiembre) conmemora una fecha argentina, la sanción tal día de 1913, de la llamada Ley Palacios, un ley pionera en la lucha contra la explotación sexual y penalización de sus responsables.
Por cierto, excelente artículo Regino. Abrazo.

Cantabro Online dijo...

Mucho bla, bla, bla. Yo lo que opino es que si España somos todos, y quienes nos representan representan a todos, justo es que la representanción sea coherente y representativa a cada voto a nivel nacional. Y no lo que ocurre ahora, que a nivel nacional hay partidos que no tienen la representación que les corresponde por porcentaje de votos de todos los ciudadanos que votan en España. No hace falta tanto bla, bla, bla, para decirlo más claro.

Rukaegos dijo...

No sé muy bien a qué viene eso del bla bla bla, pero si se refiere a las reflexiones del artículo o de los comentaristas anteriores yo veo argumentos coherentes y que dejan claros los problemas inherentes a todo sistema electoral. Porque de momento tú planteas una mirada muy simplista pero ningún sistema electoral. ¿Hablas de lista única nacional? ¿Hablas de excluir a quienes obtienen la inmensa mayoría de los votos en sus circunscripciones sólo por ser partidos locales? Porque entonces no habrá bla bla blas, lo que habrá será en el primer caso la absoluta falta de representatividad de un parlamento en el que sólo habría madrileños y en el segundo la absoluta falta de justicia que excluiría a comunidades enteras de forma afrentosa y agravaría algunos problemas ya de por sí punzantes.
Por cierto, como hay mucha gente dedicada a los blablablás, hasta se han hecho las simulaciones de los resultados con otros sistemas y a lo mejor te sorprende saber que prácticamente no cambiaría nada.

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