HÄNDEL SIN HÄNDEL
(Cosas de los aniversarios a la manera del FIS)
Escribíamos el año pasado sobre la paupérrima imaginación programadora desplegada por Fray Sol en el Festival Internacional de Santander que en su edición de 2008 debería haber sido un homenaje generoso y encendido a Ataúlfo Argenta. Uno de los más relevantes directores orquestales que ha dado España, cántabro y uno de los padres del FIS. El año Argenta sin Argenta venía a resumir la decadencia de una institución sin ideas, oscura y entregada a un ensimismamiento tan autocomplaciente como ya escandaloso. Ante la pasividad de las fuerzas vivas (¿o habría que escribir muertas?) que lo sufragan y jalean.
Hace ya unos cuantos años que programar parece consultar el calendario para comprobar qué efemérides cumplen número redondo y aplicarse a la tarea de conmemorar uno o varios. Una programación conceptualmente barata se limitaría a hacer lo que hace nuestro Festival. Un día, una obra más o menos manida, y cumplimos: rellenamos una línea más de programa escribiendo "Homenaje a fulanito en taitantos aniversario de su loquesea". Nadie pide más, al parecer, nadie pregunta, a nadie importa.
Pero los aniversarios culturales más parecen existir para reivindicar, investigar, ensalzar, recuperar obra y protagonismo. Para hacer del acontecimiento una fiesta, en este caso de la música. Y eso exige compromiso, exige la existencia de una intención programadora, de una búsqueda del proyecto, de la originalidad, del concepto. Y esa es precisamente la más atroz de las carencias del FIS a día de hoy.
Entre los aniversarios citados en programa este año, contamos con el 250 Aniversario del fallecimiento de Händel/Haendel (elijan la grafía que más les guste). Un compositor no precisamente menor, un genio que fuera calificado por Johann Sebastian Bach (tampoco, precisamente, un mindundi) como el mejor de los compositores, el que le hubiera gustado ser. Un músico de éxito del que formaban parte del repertorio tradicional varios oratorios, un par de óperas, algunas piezas favoritas instrumentales, y que en los últimos años está siendo coronado como uno de los más monumentales creadores de la historia de la música, mucho más allá de esas obras ya vistas. Hasta el punto de que cada ópera recuperada, sea en grabación sea en escena, se convierte en todo un acontecimiento.
Poco le importan a Fray Sol y sus redes esos luminosos reencuentros con el talento de Händel. Celebrar al alemán de estética italiana que se convirtió en símbolo de la música británica se limita para nuestro desvencijado Festival a un par de obras en un par de conciertos de órgano y a lo que imagino serán una o dos arias (el programa general no suele informar de las obras que se esperan, imagino que piensan que da igual qué se interprete) en el concierto de retales líricos de esa soprano excelente y digna de mejor y más seria velada que es Jennifer Larmore.
Por vez primera dentro del Festival tendremos este año una ópera barroca en escena. ¿Para qué íbamos a presentar una de Händel, uno de los nombres más relevantes de la primera etapa de la ópera, pudiendo representar una de Leo Vinci? No habrá ópera de Händel. Como no recuperaremos la tradicional y ya olvidadísima costumbre de una gran obra coral barroca. No habrá oratorio de Händel. No habrá referencias orquestales de Händel. No estará Händel en el homenaje a Händel. ¿Para qué? La línea de programa y autobombo ya queda suficientemente escrita y voceada explicando que se celebra lo que no se celebra. Y lo mismo este año no había ningún Händel en saldo o en las carteras de los amigos.
Os dejo con pocas esperanzas de que algo cambie. Y con la siempre deliciosa música de Händel. "Ombra mai fu", de una de esas óperas que por aquí nunca escucharemos: "Serse".
3 comentarios:
El Festival Internacional, ayer de Santander y hoy de vete a saber de qué, en unas solas manos, sean estas de Fray Sol o de Fray Gerundio, sin criterio de quien sustenta y financia (en parte importante) el Festival, tendrá estas y muchas otras cosas. Quedan a salvo algunos entusiasmos personales, pero ese es otro tema.
¿Miedo al cambio?¿Reminiscencias de la película "Uno de los nuestros"?¿Desinformación interesada?¿Pasividad institucional ante lo que ni conocen ni interesa?¿Transformación del FIS en páramo privado por consentimiento social?¿Todo junto?
En realidad las manos que mencionáis, caballero, hace mucho que no hacen nada. Su forma de programar es con la cabeza: se limita a dar asentimiento a lo que ciertos agentes y ciertas redes le traen.
Amén. A todo... por desgracia.
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