EL 14 DE FEBRERO Y EL POEMA DE AMOR INEVITABLE
Supongo que hoy resulta obligado hablar de amor, cosas de alguna avispada cadena comercial. Dedicar tiempo a alguien que está lejos y sigue siendo esperanza y sueño, a alguien que se marchó y me hizo dejar en este blog algunas lágrimas, a algunas historias fallidas y otras que estuvieron a punto de ser maravillosas.
Os copio otro de mis poemas. Se titula Lenguaje y tiene su origen en un correo electrónico de Lander (algunos ya le conocisteis) en el que había escrito me divierte ver la cara que pones cuando te hablo en euskara y no te enteras de nada. Recuerda su costumbre de reírse de mí diciéndome tonterías o burradas en un sugerente susurro que me hacía pensar en mieles y cursilerías. Incluye dos palabras en su idioma materno, así que como ando pendiente de lo que pase en las elecciones vascas, aprovecho para dedicárselo a algunos amigos del este.
Y por supuesto a Lander y a Leo.
Te hablo alguna vez en un idioma
que desconoces:
busco las palabras
midiendo los sonidos, desvelando
con atención el vuelo de su enigma,
acariciando el viento al recordar
la música del fuego y de la sangre,
los nombres ancestrales de los árboles,
el clamor de la tierra y el murmullo
del arroyo pequeño y los pequeños
animales que sacian en su orilla
la cotidiana sed de seguir vivos.
Así elige el orfebre los colores,
delimita la forma y la textura,
los engasta de un golpe en la gramática
del metal laminado.
Así dibuja
sus fórmulas de azar el alquimista,
seleccionando pesos y medidas,
sustancias y esperanza hasta aliviar
su codicia al despertarse el oro
del infinito sueño de las piedras.
Así hablaba mi padre.
Así te hablo.
Dando forma al vacío con el áspero
lenguaje de sus manos labradoras,
como si un dios sin tiempo, con la voz
de galerna y de lluvia, consagrando
la beatitud del roble un nuevo mundo
de madera y de hierro alimentara.
Así hablaba mi madre.
Así te canto.
Con ese frágil eco de los años
del pan mojado en leche, de los cuentos
olvidados, las oraciones tristes,
la ropa siempre limpia y bien planchada,
las canciones de cuna, cada noche
susurradas al filo de las sombras.
Te hablo alguna vez en un idioma
que desconoces: busco en tus oídos
con el aliento tibio los geométricos
silencios de la roca, me detengo
para invadir su espacio y pronunciarte,
decirte, declinarte, conjugarte,
despertar la sintaxis del asombro
en esos ojos verdes que me acechan
con todas las preguntas del océano
si me acerco despacio hasta tu boca
con sólo una sonrisa y dos palabras
en la mía:
Maite zaitut.
Te quiero.
que desconoces:
busco las palabras
midiendo los sonidos, desvelando
con atención el vuelo de su enigma,
acariciando el viento al recordar
la música del fuego y de la sangre,
los nombres ancestrales de los árboles,
el clamor de la tierra y el murmullo
del arroyo pequeño y los pequeños
animales que sacian en su orilla
la cotidiana sed de seguir vivos.
Así elige el orfebre los colores,
delimita la forma y la textura,
los engasta de un golpe en la gramática
del metal laminado.
Así dibuja
sus fórmulas de azar el alquimista,
seleccionando pesos y medidas,
sustancias y esperanza hasta aliviar
su codicia al despertarse el oro
del infinito sueño de las piedras.
Así hablaba mi padre.
Así te hablo.
Dando forma al vacío con el áspero
lenguaje de sus manos labradoras,
como si un dios sin tiempo, con la voz
de galerna y de lluvia, consagrando
la beatitud del roble un nuevo mundo
de madera y de hierro alimentara.
Así hablaba mi madre.
Así te canto.
Con ese frágil eco de los años
del pan mojado en leche, de los cuentos
olvidados, las oraciones tristes,
la ropa siempre limpia y bien planchada,
las canciones de cuna, cada noche
susurradas al filo de las sombras.
Te hablo alguna vez en un idioma
que desconoces: busco en tus oídos
con el aliento tibio los geométricos
silencios de la roca, me detengo
para invadir su espacio y pronunciarte,
decirte, declinarte, conjugarte,
despertar la sintaxis del asombro
en esos ojos verdes que me acechan
con todas las preguntas del océano
si me acerco despacio hasta tu boca
con sólo una sonrisa y dos palabras
en la mía:
Maite zaitut.
Te quiero.
(NOTA 1: Un pequeño problema técnico, parece que blogger no admite sangrados en el texto, hace que algunos endecasílabos fragmentados en dos o tres versos aparezcan como versos cortos cuando en realidad debería aparecer el primer periodo del verso seguido del segundo aunque a diferente altura)
(NOTA 2: La foto es un fotograma de una película israelí, Yossi y Jagger, que os recomiendo)
(NOTA 2: La foto es un fotograma de una película israelí, Yossi y Jagger, que os recomiendo)
5 comentarios:
Me ha gustado el poema, oportuno para un día como hoy. Y reconocí la fotografía de la película, que coincido contigo en que merece la pena por diversos motivos. No la habrás elegido por fallida...
Amor, lenguaje...muerte. Lo que somos, por eso nos cuesta tanto entender sus misterios, porque son el nuestro.
No me atrevo a destacar hoy verso alguno, no vaya a coincidir otra vez con un editor o similar ;-)Pero sí destaco la belleza del endecasílabo, que permanece intacta a pesar de las trastadas del procesador de textos de blogger, y destaco también el quiebro que se establece, poderoso, al llegar a "Así hablaba mi padre", cuando después de haberte detenido en las generalidades y su retórica vuelves a los orígenes del lenguaje y de la vida para cada uno de nosotros. Y al amar, por supuesto, volvemos a encarar el misterio de las palabras, como si de nuevo hubiera que aprender a conjugar y a coordinar, todo vuelve a ser tan inaugural como la primera vez que alguien nos señaló un color, un objeto, probablmente una parte de su cara, y supimos nombrarla a la vez que tendimos nuestros deditos para tocar y sentir, siquiera en el sueño de la infancia, que con nombrar, poseíamos.
Hermoso poema, Ruka, palpitante y refinado.
Hermosos el poema y la fotografía. Un regalo que te agradecemos.
Y recuerda: nunca se fueron del todo ni para siempre.
Saludos
Jajaja, qué va, José Luis, me encantó, la elegí porque parece que le está susurrando al oído algo bonito ;)
Gracias por tu visita, Luis Tomás, y gracias por el comentario. No se fue para siempre, no, bien lo saben por blog de algunos ataques nostálgicos. Y bueno, Leo es un poco de presente y mucho futuro, si el mundo deja de tocar las narices ... :)
Me encantan tus análisis de mis poemas, Elena, de verdad. Voy a acabar usándote de control de calidad jaja, y más ahora que llevo medio avanzada una novela. Sé que tú y yo coincidimos en la fascinación por el lenguaje también.
Y la idea que has recogido de que el amor nos enseña un nuevo idioma, un nuevo mundo, aparece en otros poemas míos. Es como si todo se inventara de nuevo ...
Besucos
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