lunes, diciembre 15, 2008

EN EL NOMBRE DEL PADRE

Fue en este viejo edificio modernista de la calle Castelar donde nació mi padre. A unos pocos minutos del hospital (hoy desaparecido) en el que una madrugada del quince de diciembre se le olvidó demasiado pronto la vida, tras una intervención quirúrgica en principio de trámite ...
Una nebulosa médica dejó sin aclarar demasiadas cosas. Mucho tiempo atendido por un médico que afirmaba que el problema era que mi padre tenía "mañas" (sic) y dejó pasar sin tratamiento demasiados meses. Largos días sin recuperarse de la intervención sin que las exploraciones (¿?) detectaran que habían cosido mal la cicatriz y estaba yéndose por dentro en sangre. Demasiadas preguntas y una sola respuesta: se marchó por sorpresa, demasiado pronto.
¿Es cierto que permanecemos vivos mientras se nos recuerda? Alberto José Mateo del Peral fue un hombre imprescindible. Lo recuerdo como un niño grande, siempre lleno de vida, siempre entregado a los demás, siempre sonriendo. Imposible de ser contenido en unas pocas palabras.
Cuando mis hermanos y yo éramos niños, era uno de nosotros. Tantas tardes escapando de Reinosa para corretear por el monte en busca de manzanillas, de setas, de avellanas, de moras, tantas tardes echando la caña en busca de truchas que casi nunca llegaban o las nasas para cangrejos, tantas visitando amigos de pueblo en pueblo, escuchando tonadas y panderetas, degustando los productos más frescos de la matanza. Siempre había algo que hacer, pero con las Navidades la fiesta se desbordaba. Y es que mi padre tenía el don de la magia.
Cuando observo en estos días tanta porquería en el ruedo político, no puedo por menos que recordar su entrega en los primeros años de la recuperada democracia, siempre fiel a un ideario demócrata cristiano, en las filas de la UCD primero y del PDP más adelante. Una entrega que le haría dejar casi abandonados sus negocios e intereses personales, volcarse en la construcción de los municipios democráticos como concejal en Reinosa, en la construcción de Cantabria como diputado provincial primero y autonómico más adelante, como miembro de la comisión redactora del Estatuto de Cantabria, como secretario y vicepresidente del Parlamento regional. Rechazó responsabilidades más altas en el Ministerio de Justicia, en el gobierno civil de Palencia, Segovia y Zamora porque no estaba dispuesto a dejar ese Valle de Campoo que para él era infancia, memoria y vida ... Años robados en los que por su carácter, su cercanía, su permanente luz ganó muchos amigos, años robados y apasionados de los que recibió también la ingratitud de unos pocos. De unos pocos que le amargaron su regreso a la vida civil haciendo bueno el viejo dicho de que la envidia es el peaje que el vicio paga necesariamente a la virtud. Unos pocos que acabaron procesados, pero que hoy siguen pululando por equipos deportivos, medios de comunicación o Senado como si su conciencia (¿la tienen?) no es fuera nunca a pasar factura. Y es que para mí son responsables de que en sus últimos meses viviera triste y tal vez se le acabaran las ganas de luchar, de resistirse a su enfermedad. Ellos le mataron un poco.
Venía de una familia peculiar, privilegiada, de estirpe liberal. Una familia en la que las mujeres estudiaron o accedieron al mercado laboral antes de las leyes de igualdad, antes de la normalidad. Una familia que se ganó cariño y respeto por su rectitud, a veces excesiva (mi abuelo decidió que el primogénito de los Mateo tenía que dar ejemplo y mi padre por eso tuvo que pagarse trabajando sus estudios de Derecho). Una familia en la que aprendimos valores y horizontes. Una familia que se quedó huérfana con su muerte.
De aquel diciembre recuerdo las lágrimas de dos mujeres fuertes, dos mujeres de esas que se guardaban el dolor o las preocupaciones para dar a los demás sólo ternura: mi madre y la que fuera mi tercera abuela, la tía Chavita. Recuerdo que de pronto empezaron a llegar al tanatorio flores y flores, de sus compañeros de colegio, de sus compañeros abogados, del colegio donde estudiamos, de las chicas que habían trabajado en nuestra casa, tantas que colapsaron el espacio. Recuerdo que Santa Lucía quedó desbordada y fue necesario cortar el tráfico en Daoiz y Velarde. Y es que tal vez el único consuelo fuera saber que tantas personas le querían, nos querían.
Descansa en el panteón familiar de Ciriego, con unas espléndidas vistas al mar. Al lado de sus padres, algunos hermanos, la Tía Chavita ...
Nosotros seguimos caminando reforzados por su alegría, por sus valores, por el tiempo que nos dio. Siempre rotos por dentro.

21 comentarios:

Anónimo dijo...

Los dos últimos textos de su blog me han llamado poderosamente la atención. Iriondo es un hijo de mala madre, y Mateo es un hijo de buen padre. Le resumo su tierna clasificación del mundo.
Tras la historia de la familia Iriondo-Yarza, ese cuento de la buena pipa del trabajo, la democracia, los valores y los horizontes al que ha reducido la historia de la familia Mateo, sin duda brilla con más luz.
La burguesía diminuta de Cantabria consume demasiadas energías en la reelaboración de su pasado, pero debe de ser una empresa fructífera cuando muchos de ustedes se emplean en ella.
Le voy a pedir un relato que compense la lectura de la saga escandinava del último post ¿Qué tal una segunda entrega sobre aquello que los hijos de izquierdas de los políticos de derechas han obtenido como rédito de los lazos sociales y políticos establecidos por sus padres?
¿Qué hay de trabajo y qué hay de lo de siempre?

Rukaegos dijo...

Pues la verdad, no sé por qué le suponen tantos problemas los dos textos. Iriondo es un asesino, algo que a día de hoy ni hay ni hubo en mi familia. Y no se empeñe en una sucesión intencional, porque las declaraciones, para mí desafortunadas e indignantes, de la madre de Iriondo se hicieron públicas ayer, y el aniversario de la muerte de mi padre es, también desafortunadamente, hoy.

Pero sí le diré un par de cosas a partir de otros de sus comentarios. No hay reelaboración de pasado alguna. Mi padre fue alguien excepcional, al menos para mí. Hoy me apetecía evocarle en mi blog, algo que no había hecho antes, y aquí queda. Simplemente porque me ha dado la gana.

¿Réditos de los hijos de izquierdas de los políticos de derechas? Seguro que desde su anonimato tiene algo que proponer en esa línea. En lo que a mí respecta, lo que hay es que mi padre, mis padres, me dieron una oportunidad de formación y una visión del mundo que les agradeceré siempre. Y por las que en efecto me siento privilegiado. En lo que a mis amigos y relaciones actuales se refiere, en un 95% no creo que hayan tenido noticias de mi padre hasta hoy. De hecho, los réditos que sacó mi padre de su experiencia política fueron varias demandas contra el gobierno de Cantabria por los desafueros cometidos, que por cierto ganó (imagino que algo de razón le asistiría).

De trabajo no sé lo que habrá. De "lo de siempre" como usted inocentemente insinúa, nada que a mí me conste.

Termino. La familia Mateo, para brillar con su propia luz, no necesita ni cuentos ni contrastes con nadie. Se basta a sí misma, desde su propia pequeñez y su privacidad.

Por lo demás, los tópicos siguen estando y seguirán. A veces difundidos por los mismos que sí se benefician de sabe dios qué réditos sociales y con qué origen, de derechas o de izquierdas. Usted mismo.

Elena dijo...

No me detendré en impertinencias ni bajuras, a mí me gustan las alturas de tres mares y de la magia de los buenos padres, de los mejores. Y me gusta pensar - y quizá al hacerlo siga en las alturas, pero en tal caso aquí, en las alturas, me quedo para siempre- que la honradez siempre compensa (y quien en "compensa" quiera entender "recompensa", con su podrido pan se lo coma).

Un beso hoy más fuerte que nunca, querido Regino Mateo, y excuso decirte que te invitaré a ese café en los madriles y brindaremos por tu padre y por lo que se tercie.

Rukaegos dijo...

Si es que andaba yo escuchando a Bach y pensaba, ahora tendría que entrar Elena por el blog jeje. Un besuco, que tú también sabes de familias especiales y de ausencias.

En enero toca el brindis sin falta :)

Cabaña Progresista dijo...

Simplemente leo. No busco entre líneas, me da igual. Me gusta el relato pero lo que más me atrae es que no está escrito sólo con las manos, también lo está con el corazón.
Bonito homenaje Regino.

Anónimo dijo...

Querido Rukaegos,

Has conseguido que hasta Elena, que tan (mal)acostrumbrado te tiene a "Ruka", te llame "Regino", y anada (que no es una version de oca, si no la falta, como ya sabes, de letras "rojoygualdas") un egregio "Mateo".

Yo me conformo hoy con felicitarte por tres razones que son una: por afortunado, por saberlo y por compartirlo.

Un abrazo "trinitario"

Nacho

Rukaegos dijo...

Es que el número tres es mágico y cabalístico, Nacho. Y tres eran las hijas de Elena, según el cuento ;)

Muchas gracias por seguir al pie del cañón con mi blog desde las tierras bajas.

Y gracias también, riojano, por tus comentarios: sabes que siempre eres bienvenido a estos nortes virtuales.

Anónimo dijo...

Regino, toda mi amistad, todo mi cariño y toda mi compañía en contra de los malintencionados y equivocados que no saben distinguir las cosas. Mala baba hay que tener para ello.
Fernando Zamanillo Peral

Anónimo dijo...

Ah! y que además no da la cara. De todos modos, tu contestación es tan magnífica que espero se haya quedado mudo de vergüenza.
FZP

Rukaegos dijo...

Gracias por tu comentario, Fernando, y por estar siempre ahí. Y de hablar además en textos como éste con mucho conocimiento de causa, por lo que me conoces a mí y por lo que conoces a mi familia.

Un gran abrazo.

Anónimo dijo...

Mudo de vergüenza no, cansado de la hipocresía de los pequeño-burgueses y de sus ridículas narrativas sobre sí mismos, sí. Le pido disculpas a Regino Mateo porque mis críticas no eran oportunas en un texto homenaje post-mortem.
No he comentado más porque me decepcionó la respuesta: un 95% de sus amigos y relaciones actuales no habían tenido noticia de su padre hasta el día de ayer. Es decir, que llamándose Regino Mateo, es muy complicado imaginar a qué ilustre familia cántabra pertenece ¿Es posible que minusvalore la fama de su estirpe? ¿Es posible que el 95% de los amigos de Rukaegos carezcan de memoria histórica reciente? ¿Son todos ellos de Marte?
En fin, de nuevo se necesitan grandes dosis de ingenuidad para digerir los textos del autor.
Le agredezco a Fernando Zamanillo su retrato de sí mismo.

Luis López dijo...

Sé por mi madre que tu padre fue una persona excepcional. Creo que algo (o más bien mucho) se te ha pegado. Sigue escribiendo como lo haces.
Un abrazo.

Rukaegos dijo...

Lo que para usted son ridículas narrativas, para otros son, simplemente historias personales, parte de la intrahistoria.

No me muevo, precisamente, en ambientes que tuvieran relación alguna con mi padre. Lo que no significa que mi nombre o mi apellido les resulten extraños. Pero entre otras cosas, sería oportuno recordar que mi padre vivió toda su vida política, laboral y casi toda la personal fuera de Santander.

Por lo demás, mis amigos son amigos míos. Se lo creerá o no, le gustará o no, pero cada uno de mis amigos procede de encuentros que tienen que ver con los estudios unas veces, con los movimientos y asociaciones en los que he tomado parte otras, con mis aficiones y compromisos personales muchas. Y ni mi padre compartió aula conmigo, ni compartía mis aficiones, ni tomó parte en la gran mayoría de las guerras en las que yo decidí en algún momento de mi vida meterme. De hecho, puede que si hoy estuviera presente, consideraría a algunos de esos amigos procedentes de Marte.

A lo mejor a partir de su narrativa, seguro que mucho menos prejuiciosa e hipócrita que la mía, considera que debo arrepentirme de mi apellido. O a lo mejor piensa que por disfrutar del mismo nada de lo que haya hecho o pueda hacer tiene valor o relación alguna con mis méritos o mis defectos. Y a lo mejor está en lo cierto, pero ciertas afirmaciones hay que probarlas. En cualquier caso, se hace difícil debatir con alguien del que desconozco todo y que al parecer me conoce mejor que yo mismo. Porque a lo mejor resulta que su relato no es menos interesado que el mío.

Le explico. Claro que soy privilegiado, y mucho. Y soy consciente de ello. Gracias a esa familia que tanto le molesta, que era (es) una familia donde la educación siempre se ha considerado un valor, tuve la posibilidad de escuchar los primeros discos de, pongamos, Beethoven, gracias a esa familia, pude ir a mis primeros conciertos en Reinosa, gracias a ella pude hacerme socio de la Sección de Música de la Casa de la Cultura, y gracias a esa misma familia, pude estudiar música, sin que nadie cuestionara mi deseo de aprender, y se pusieran a mi disposición los medios necesarios.

Pero a lo mejor hay que aclararle que la carrera de piano la hice yo solito, nunca mi padre se examinó por mí (afortunadamente: tenía una carencia de oído casi absoluta). Así que tanto los sobresalientes como los suspensos cosechados son míos. Y de la misma manera, el tiempo dedicado a profundizar en la música, a conocer mejor un mundo por el que siento auténtico amor, no sólo es mío, sino que además se ha desarrollado en compañía de personas totalmente ajenas a mi mundo familiar. Por extraño que pueda parecerle.

He puesto la música como un ejemplo. Un ejemplo que le desagradará, supongo, especialmente, porque eso de tocar el piano es terriblemente pequeñoburgués. Podría poner otros, pero seguramente no hace falta porque todo le parecerá insignificante ante el terrible pecado de proceder de una familia que tanto horror le supone.

¿Minusvalorar la fama de mi estirpe? Puede que sea yo quien viva en Marte, pero de esa fama ni soy ni he sido nunca consciente. Que en una ciudad pequeña como Santander pueda sonar el apellido de una familia que tuvo un par de farmacias o que tuvo varios destacados abogados entre sus miembros no me parece raro. De ahí a convertirla en famosa o portadora de quién sabe qué turbios privilegios, hay un abismo.

En cualquier caso, por si sigue sin quedarle claro, para mí mi familia es importante y lo ha sido. No por esa supuesta posición social de privilegio, sino porque siempre ha sido acogedora, cercana y especial.

Pero no dudo de que usted tenga razón y yo no. A lo mejor todas las personas que me saludan por la calle están esperando que resuelva sus vidas empleando sabe dios qué métodos. Qué le vamos a hacer.

Por mi parte, prefiero seguir pensando que las personas a las que aprecio y con las que trato cada día (muchas de las cuales ni siquiera son cántabras, pero seguro que la fama de mi estirpe me precede, si hasta tenemos un evangelista en la familia) responden de manera similar sin esperar favores de alguien que murió hace ya 17 años.

Aquí tiene otra buena dosis de ingenuidad que puede usted digerir como mejor le parezca.

Eso sí, en algo tiene razón, Fernando se retrata por sí mismo: Porque es valiente, afectuoso, inteligente, culto, protector con su gente, y para mí todo un ejemplo. Y además firma.

Rukaegos dijo...

Luis, tú bien sabes que fueron tiempos que exigieron compromisos y esfuerzos, tu madre también asumió su parte, y por su carácter abierto y comunicativo, estaban condenados a encontrarse y a caerse bien :)


Espero que no estés pasando demasiados fríos por Soria :)

Luis López dijo...

Estoy pasando frío pero más frío me dejan las desafortunadas atrocidades que alguién comenta desde la bajeza de un anonimato. Algo tendrá que esconder. Aquí te dejo mi apoyo y mi amistad, querido.
Me emociona hablar de los padres sabiendo que han sido siempre nuestra clave para saber donde estamos.
Salud.
Luis.

Alfonso Saborido dijo...

Honrarás a tu padre y a tu madre. Tú con este artículo lo has hecho. Has dado a conocer la obra de tu padre, que yo ni conocía.
Sí que puedes estar orgulloso de él, y de haber tenido esa herencia.
Comparto contigo esa nebulosa médica ahora.
En Junio le dijeron a mi hermana en urgencias que tenía ansiedad, y le mandaron medicamentos como si estuviera loca. Hoy me la encuentro con metástasis y cuatro tumores en su cerebro.
Hay cosas que no se logran entender amigo. Tantas preguntas..
perdona que últimamente participe poco, pero te leo, te leo todos los días. Un abrazo, Alfonso.

Anónimo dijo...

Resultaría una lástima que lo que pretendía ser un texto afectuoso de legítimo recuerdo en una fecha significativa, compartido con los lectores a instancias de la amistad, se enturbiara por las afirmaciones de quien parece ser un resentido social. De modo que hagamos oídos sordos. Gracias por traernos esas líneas desde el corazón. Un gran beso desde Marte :-)

Rukaegos dijo...

Gracias por tu apoyo y tus comentarios Luis :) A ver si te pasas por Santander un día y podemos tomarnos un café con charla y a ser posible con Ana.

Alfonso: Gracias por encontrar tiempo para tus visitas virtuales. Como son correspondidas sé que tu hermana va mejor, y me alegro muchísimo de que así sea. Así que tú céntrate en lo que ya haces, apoyar a tu hermana para que salga adelante. Y como ya te dije, si necesitas algo, estamos lejos pero estamos :)

Ana, me alegra que te hayas cogido un cohete para pasarte por el blog ;) ¿Te acuerdas de la que se montó hace ya tiempo cuando se me ocurrió escribir que me gustaba Springsteen y que había disfrutado como un loco en su concierto? Pues ahora algo parecido. No sé, al parecer soy heredero de ciertas culpas inconcretas transmitidas per stirpes. Me apellido Mateo, mea culpa.

Y tengo tanta influencia que sigo sin poder sacar adelante ciertos papeles importantes y con todo en regla (ya sabes cuáles). Lo que son las cosas.

El pobrecito hablador dijo...

ME ha encantado tu artículo. Un abrazo

Rukaegos dijo...

Gracias y un abrazo, peregrino.

Unknown dijo...

Un texto bonito. Me ha encantado, felicidades. Me conoces de DM, aquí soy Juanjo. He descubierto que somos vecinos ya que yo vivo en Asturias. Un abrazo

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