Había leído ya dos de sus libros de relatos cuando coincidí de manera casual con Lawrence Schimel en Madrid, compartiendo mantel y conversación. Pronto hubo una corriente de simpatía en la que al placer lector que siempre me han provocado sus historias se sumaba un carácter abierto y una sonrisa franca y cosmopolita. Desde entonces, nos hemos tomado un par de cafés en mis visitas a la capital, hemos mantenido contacto virtual y ahora se me presenta la oportunidad de presentarle en su primera visita a Santander con motivo de la publicación de un libro de poesía: “Desayuno en la cama”.
La primera sorpresa al abrir el libro es el dominio que Lawrence Schimel ha alcanzado no sólo en nuestro idioma, en los años que lleva residiendo en Madrid, sino en la contención expresiva, el sentido del ritmo, los recursos retóricos de la poesía en español. Una poesía que en Schimel, sin embargo, se nutre de patrones y referentes anglosajones y que provoca un libro variado y sorprendente. Un libro en el que se nos narra un paisaje sentimental, emocional y sexual que no elude la provocación abierta, la sinceridad descarnada, el lenguaje desnudo que nos desvelan los poemas que cuentan desde la ironía o la sensualidad las relaciones sexuales entre dos hombres, pero tampoco la cotidianeidad de una relación en la que los objetos pequeños, los pequeños rastros y restos de la historia compartida adquieren un profundo vigor simbólico y se convierten en puertas abiertas a la memoria a dos. Llamativa es también la presencia del pudor, en contraste con la sexualidad abierta que mencionaba, un pudor que define la poética del autor en este libro, y que abiertamente declara su incomodidad al ser leído por extraños pero sobre todo por personajes conocidos, como si escribir fuera una suerte de desnudo público. Una desnudez que a lo largo de 34 poemas relata amores, desamores y sombras, ausencias, evocaciones y reencuentros, sexo y una decidida pasión por la vida y los cuerpos que acerca el espíritu del libro al memorable “Pandémica y Celeste” de Gil de Biedma.
Hace unos días, en la presentación del poemario en Valencia, comentaba con ironía Lawrence la extrañeza e incomodidad de ciertos críticos literarios al aproximarse a sus obras, unas obras que solían agradarles pero en las que encontraban un “exceso de homosexualidad”. Supongo que esos mismos críticos no cuestionan, no cuestionarían, no han cuestionado los amores o los encuentros que desde un tono similar se encuentran en tantos libros que relatan el amor, el encuentro, la pasión en clave heterosexual. Se trata de una estructura cultural que propone una afectividad como dominante y otras como invisibles. Contra esa dinámica se rebela Schimel, desde una escritura abierta, irónica, lúdica, lúcida, tantas veces brillante, tantas emocionante, narrativa y sentimental hasta poner en cuestión la visión tradicional, sesgada y heterocentrista del mundo y revelarnos otras realidades que verso a verso aprendemos a hacer también nuestras.
El mismo Schimel paradójico de los relatos y de los inocentes y divertidos cuentos infantiles, será quien esta tarde, a partir de las 20:00 comparta con los cántabros sus poemas, sus palabras, sus miradas. En esa Librería Gil de la Plaza de Pombo que cada vez más se convierte en foro libre y abierto al que todos estamos invitados.
A ver si os animáis, que con Lawrence os garantizo una velada divertida y diferente :)
(este texto fue publicado hoy también en el Diario Montañés, en su sección de Cultura)
1 comentario:
Hola Rukaegos. Cuando oí los mensajes de mi móvil ya era tarde para ir, pero gracias por la invitación. Conociéndote, supongo que la presentación fue amena y el acto en general no una de esas espantosas veladas culturales con las que nos castiga el Señor por nuestros pecados.
Un saludo gruísta.
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