jueves, enero 13, 2011

LA EX-PRESIDENTA Y EL FILIBUSTERO


En cualquier país con una salud democrática en buen estado, hubiera bastado la mitad del expediente Yakolev para que un personaje como Federico Trillo hubiera desaparecido del escenario público durante una larga temporada. Responsabilidad política, se llama esa figura tan poco conocida por estos pagos. En nuestra particular corte de los milagros, Federico Trillo no sólo continúa en la primera línea del debate político, sino que además se permite el lujo de repartir lecciones de moral y de moralina a troche y moche, y hasta de tramar turbias estrategias de desprestigio de las instituciones en una especie de híbrido entre Maquiavelo ("El fin justifica los medios"), Lenin ("Cuanto peor, mejor") y el Cojo Manteca ("¡Que me lo cargoooooo!").

Le ha molestado al fino estratega que María Emilia Casas, ya ex-Presidenta del Tribunal Constitucional Español, una de las instituciones peor paradas en la estrategia filibustera de Trillo, haya recriminado a la clase política la dejación de sus responsabilidades, su incapacidad o falta de interés para cumplir la obligación de renovar en tiempo y forma adecuadas a los magistrados del Tribunal, y la constante utilización de la pendencia de las sentencias para incrementar el barrizal de la crispación. En un discurso que una inmensa mayoría de los presentes ha calificado de valiente y necesario. Y que en lo que a mí respecta pone los puntos sobre las íes en la defensa de la institución frente a los desmanes de algunos destacados políticos que son, simplemente, impresentables.

Y se ha referido el tal a la ex-Presidenta del Tribunal Constitucional como una parte de la "historia más negra" de la institución por su incapacidad para resolver en tres años el recurso sobre el Estatuto de Cataluña. Tratando todavía de sacar rédito de una incapacidad y un retraso que fueron ante todo fruto del tiempo invertido por el TC en resolver los múltiples recursos, contrarrecursos, recusaciones y todo tipo de piedrecitas que pudieran detener por un tiempo el rodaje de la maquinaria del alto tribunal, y que tienen un responsable claro: el propio Trillo y, aconsejado por semejante gurú de la ética pública, el PP.

Ya cesada en su cargo y por tanto con una libertad de la que hasta ahora no disponía (tal vez Rosa Díez pudiera tomar unas clases básicas de Derecho antes de soltar charlotadas quejándose de que Casas no hubiera hablado así antes y se hubiera beneficiado del retraso en la renovación). el discurso de la catedrática no sólo ha sido valiente, certero y oportuno, sino que puede ser un primer paso hacia la recuperación de una credibilidad institucional imprescindible y lamentablemente muy deteriorada. Eso si el filibustero Trillo y su troupe no vuelven a montar el número en el Congreso de los Diputados, que ya está en mora en la renovación de sus cuatro magistrados constitucionales.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Regino, hombre, habrá sido un lapsus, todos sabemos que Trillo es hombre muy equilibrado y objetivo
¡Viva Honduras!

Rukaegos dijo...

Ya te digo, Patri, si es que también yo cómo soy, cómo me cebo con el pobre ;)

Y desde luego, tienes razón, ¡Viva Honduras!

Por cierto, me han chivado que en su página de presentación en el Congreso ha puesto, que pa chulo él, lo de Mandagüevos en latín. Animalito.

Jesús Cabezón dijo...

No es fácil de entender la falta de acuerdos para la renovación del Constitucional como no es fácil de entender que algunos políticos gurtelianos, por ejemplo, sigan en política y vayan a repetir cartel electoral.
¡Viva Honduras!, que coño.

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