domingo, mayo 30, 2010

MOMENTOS ESTELARES: RUKAEGOS DE LOS SANTOS DE LOS ÚLTIMOS DÍAS


Como los lectores habituales del blog y sobre todo los adictos a la serie "Momentos estelares" tendrán más que claro que el bueno de Rukaegos es en realidad un perverso polimorfo, no quedarán demasiado sorprendidos al saber que entre sus fantasías sexuales (sección no-realizadas) se cuenta la seducción y posterior menage à trois con una de esas parejas de chavalotes-corn-flake que desde los lejanos estados norteameriyanquis llegan en misión para convertirnos al Mormonismo. Tan sonrientes, tan requetepulidos, con esas camisitas inmaculadas, tan bien etiquetados, ay.

El caso es que tuve hace años una fiebre de interés por los llamados nuevos movimientos religiosos (vulgo sectas) y entre los documentos y bibliografía que manejé, aparecían a veces referencias a los mormones, por lo que me informé algo sobre su historia, fundación, creencias, etc. Pero no sería hasta mucho más tarde cuando vi la tierna y lacrimógena película Latter Days, donde se nos cuenta la historia de amor entre una marica mala de L.A. y un misionero mormón, y más tarde todavía cuando en pleno debate sobre la Proposición 8 descubrí a los mormones como una de las pocas fuerzas sacrosantas capaces de superar en homofobia y rabia a la católica santa madre, y más tarde cuando descubrí los calendarios Men on a mission habitados por chulazos mormones de Utah (pronúnciese Yiutaa) sin camisa y con musculito rampante sobre campo de gules.

Pero antes de tan largo camino, hubo un par de intentos serios de abducción dirigidos contra Rukaegos por estos particulares y sonrientes alienígenas llegados del Planeta Smith para salvarnos. La primera vez fue en un espacio tan sofisticado como el ALSA. Regresaba yo de Donostia a Santander en el bus cuando una conspiración espiritual se volvió contra mí en la parada de Bilbo, cuando unos doce pasajeros de aspecto parcialmente normal descendieron del autobús y quedé solo en el aparatejo a la espera de nuevos compañeros. Una procesión encabezada por dos chicas mormonas con su blusita blanca, su faldita plisada, su sonrisa vitaldent y sus correspondientes etiquetas de Elder Elisabeth y Elder Josephine y continuada por recios misioneros de veintipocos estupendos añitos en la que comencé contando a Elder Jess, Elder Joss, Elder Nathan, Elder Bruce, Elder Samuel, Elder Joseph, Elder Michael y así hasta contar, ni uno más ni uno menos, 30 Elders que se desplegaron por el autobús confiando en su vitalidad juvenil y su fuerza misionera. No dejé de darme cuenta de que algunos me miraban de reojo, se miraban, se sonreían y se cuchicheaban. Así formalicé una apuesta contra mí mismo para dilucidar a la altura de qué pueblo tocaría la primera charla mística. Perdí la apuesta por la mínima (contra mí mismo) y por unos pocos kilómetros. Y es que yo había jugado por Castro-Urdiales pero se adelantaron y fue en Saltacaballos cuando Elder Antonio, un latino megamono de Arizona, me preguntó si podía sentarse conmigo porque estaba interesado en saber qué leía con tanto interés.

Escondí con rapidez el Playgay, puse a la vista con una espectacular maniobra de distracción las Memorias de Adriano y arrancamos una absurda sucesión de lugares comunes a la que pronto se sumaron las dos chicas (supongo que eran parte de la estrategia de seducción) y un par de Elders no identificados más bien feos aunque no por eso menos simpaticorros (pero claro, uno no monta una fantasía erótica de Mormon Gang Bang en el ALSA con feos simpaticorros, qué le vamos a hacer, qué grave error táctico por su parte). Me hablaron de su fe, de su misión, de su pasión por España pero sobre todo sobre las ganas que tenían de regresar a casa y me llenaron de folletos y números de teléfono a los que prometí llamarles en cuanto deshiciera las maletas. Que dice una leyenda urbana en Salt Lake City que un tal Elder Antonio Penélope todavía está esperando en el andén a un español mentiroso y descreído.

Más trabajado fue el episodio que dos años más tarde se inició en la calle de Burgos, en pleno centro de mi Santander Posible. En esta ocasión fue una ofensiva menos multitudinaria, con una clásica pareja muy parecida a la de la foto (las caras y las sonrisas coinciden, las corbatas eran menos horribles) y debidamente etiquetada como Elder Dean y Elder Dan (campanitas de San Juan ...). Comenzó con unos amigables buenos días y con un original comentario sobre el interés por la lectura que me tenía tan abstraído por la calle a pesar de que les parecía que en España no se leía mucho. Con una hábil maniobra de distracción, oculté como pude el Chulazo'S y puse a la vista mi ejemplar de Memorias de Adriano (vale, sí, me habéis descubierto, siempre llevo el mismo libro: tiene un tamaño estupendo para esconder las revistas porno) y sonreí como si me acabara de atiborrar a tazones de cereales y me hubieran etiquetado como Elder Ruka en algún momento del paseo.

Ya que me gustaba leer según su ojo de halcón, apuntaron que tal vez estaría interesado en leer un libro que me iban a sugerir y comentarlo otro día con ellos. El caso es que después de evaluar los paqu... digo la situación, pude darme cuenta de que me estaban regalando un ejemplar del Libro del Mormón, ese mismo libro que tanta curiosidad me había despertado en mis años de estudio y oración, así que me dije "¿Y por qué no?" y me decidí a echar un vistazo al libro, quedármelo, claro, y repasar un par de capítulos educadamente con mis dos Elders favoritos para mostrar mientras todas mis armas de seducción intelectual. Me citaron un par de días más tarde en su local santanderino y pasé una hora leyendo el capítulo que me habían recomendado (creo que habían elegido el más absurdo del texto) y doce horas haciendo muecas y ensayando sonrisas de diamante.

Llegó el día. Me acerqué vestidito con pantalón de pinzas beige y una camisita azul bahía en marzo, super formalito, con la intención de lig... perdón, de charlar un rato con los dos mocetones, dejar claro que a mí eso del mormonismo como que no, y despedirme educada y afablemente.

"Aquí tienemoss la costumbre de rezsar antess de nuestrass riunioness" me explicó Elder Dean. "Y como criemmoss que erress tan espirritual, querremoss que riezess tú una orrazión de grraciass, si tu no imporrta" añadió Elder Dan.

Donde fueres, haz lo que vieres, decía siempre la abuela, así que me imitándolos me puse de rodillas y me dispuse a impruvissar algo, porque en rrealidad yo no imporrta a mí. Elder Dean me cogió de la manita izquierda, Elder Dan de la derecha, yo me alegré mucho por el centro y seleccioné algo que podría sonar a oración poco comprometida, multiconfesional y apta para todos los credos. "Gracias señor por este día y por este momento en el que vamos a compartir nuevas palabras, nuevas experiencias y nuevos amigos. Amén"

"Amén" dijeron a dúo. Y tras levantarse me dirigieron todo un panegírico. "Quí espirritual tu erresss""Rialmente me ha conmocionado tu orracion, so espirritual""Risponde a una cosa, ahorra que has rezsado y has leido el librro, ¿tú cries que Joseph Smith es el enviado de Dioss?" (nota, Joseph Smith es el profeta fundador de los mormones).

"Bueno, en realidad yo ..., esto ... (pero qué me están contando los elders estos, madre mía), bueno ..."

"No ti priocupess, a vecess no funciona la primerra vez" dice Elder Dean. "Podemmos folverr a probarr" dice Elder Dan. Elder Dean sale al pasillo y regresa acompañado de más chicos-cereal, en concreto me presenta a Elder Tim y Elder Tom, que me toman de las manos, toman a Dean y Dan de las manos, nos arrodillamos todos y Elder Tim, al parecer algo más elder que el resto, proclama "Te damoss grracias Señorr porque nos has traido a Rukaegos para aprenderr el camino (¿ejem, pero yo no había venido a lig... digo a discutir el libro?) Amén". Suena el famoso Amén a Cuatro de Montesverdes en respuesta a la tan espirritual propuessta.

Nos levantamos, me miran ansiosos y sonrientes, Elder Dean (qué ojos, por Dioss, qué ojos) me da una palmadita en el hombro izquierdo, Elder Dan me da una palmadita (qué brazoss, por Dios, qué leche me acaba de dar) en el derecho y Elders Tim y Tom exclaman arrobados: "Ahorra tú cries que Joseph Smith es el enviado de Dios".

Silencio tenso, esperanzado, expectante.

"Bueno, yo, esto, sí, bien, es que ... bueno, veréis es que yo (¿pero qué les digo?, ah claro) Yo es que estoy interesado mucho en esto ... en vuestro ... vamos, que es que soy católico".

Se miran gozosos y dicen en grupo "Pero clarro, esso ess tan assí, porrque con los católicoss es a veces difícil, son simmpaticoss pero no siemprre se dan cuenta rrapido, tú ves". Elder Tim sale al pasillo y regresa con Elder Alan y Elder Adan, tras los que llegan ajustándose las corbatas como pillados en falta pero siempre sonrientes Elder Rick y Elder Mick. Elder alguien me toma de la mano derecha y Elder otro me toma de la izquierda, ellos se entrelazan a su vez y Elder yoqueséquiénya dice "Segurro que no tú imporrta riezarr una otra vezz, para probarr si tú en verrdad ahorra cries". Yo cada vez veía más lejana la orgía y más cercano el momento en el que comenzarían a cantar "Al corro de la patata" y me confesarían que se trataba de una cámara oculta de Tele Salt Lake. Pero no, nos pusimos de rodillas en horda, dejamos un momento de espiritual silencio y Elder Creo Que Alan dijo "Te dammoss graciass Sieñorr porrque siempre nos iluminass y porrque tiennes con nosotross a Rukaegos para ver si de una putta vez se da cuenta de que Joseph Smith es el ennviado de tú y podiemos seguirr durmiendo la española siessta y dejiamoss de perrder toda la tarrde. Amén".

Sonaba todo un poco menos feliz, pero Dean y Dan seguían sonriendo y aprendiendo técnicas de abducción avanzada (a estas alturas me quedaba claro que eran novatos, sobre todo cuando Elder Gruñón le dijo en un aparte a Dan "¿Cuántass veces tingo que decirr que no me traigais intelectualess de mierrda gafapastas titirriterross?")

Elder Adan, con la paciencia ya un poco altierrada, se me acercó sonriendo, me dio una palmadita en la mejilla (joder qué bruto), muy de fraternidad masculina (nada, que no hay nada que hacer, tengo que ver si me encuentro un día con Dean a solas por la calle, el radar, esto ..., a ver si te centras en Joseph Smith y terminamos, vale nene, y además en realidad Dean es el más mono y el que se me acercó, ¿no te he dicho que te centres?). Y me preguntó "¿Y ahorra cries de una puñeterra vez que Joseph Smith es el enviado de Dioss o vas a sieguirr tomándonos el pilo?".

"Bueno, yo, esto, es que, bueno no sólo es católico, es que mi familia, ya o sea, es muy religiosa y ... fíjate que hasta mi abuelo tenía un hermano jesuita, o sea, no es fácil cambiarr tan rapido, ya tú sabes"

Ante mi sorpresa gritan alborozados de nuevo, sonríen y recuperran la calma. "Oh herrmanno, clarro que ssi. Esso es así y todo lo explica (Elder Rick parece a punto de un orgasmo extático). Los jessuitass siemprre son los mucho máss difficiles. Perro tenemos tambiénn rimiedio para esso. Mira lees en tu cassa otro capitulo que es esste del librro y el vierrnes viennes otra vez y riezamos y todos. Y viene también Elder Manolo, que erra jessuita de Palencia y ahorra crie en Joseph Smith como enviado de Dior y assí el miejor te explica. Amén, amén".

Y dice una leyenda urbana muy difundida por Salt Lake City y que trata de explicar a los nuevos misioneros que nunca hay que rendirse y que siempre podrán encontrar un camino para difundir el mensaje de Joseph Smith que en una lejana ciudad llamada Santander, justo detrás de Elder Antonio se sentaron Elder Dean y Elder Dan, Elder Tim y Elder Tom, Elder Mick y Elder Rick, Elder Adan y Elder Alan, Elder Manolo y Elder Benito, y toda una sucesión de nuevos elders que esperan confiados jugando a Pasimisí, pasimisá el regreso del descreído Rukaegos. Que un día proclamará su fe en que Joseph Smith es y fue siempre y siempre será, a pesar del mal gusto en la ropa que demuestran los testimonios gráficos conservados, el enviado de Dior. Amén, amén.

Amén.


(Hay también en youtube presentaciones de los calendarios de 2008 y 2010, Amén)

6 comentarios:

Javier Menéndez Llamazares dijo...

No me puedo creer que todavía pilles revistas... Pero qué clásico que saliste.

Un abrazo.

Federico Fernández Reigosa dijo...

No sé si suma a tu cuasi-investigación sobre los mormones, pero llegada la crisis del 2001 en Argentina, la esposa (estadounidense) del familiar de un amigo fue contactada por la embajada de EE.UU. para ponerla sobre aviso de las tensiones sociales existentes y de la necesidad de que se ocupara por su seguridad (esas cosas que se incluyen entre las actividades consulares habituales). En caso de requerir algún tipo de asistencia por su seguridad, la embajada le brindó como "punto de contacto" en Rosario (donde no hay consulado) una dirección. Esa dirección correspondía a un templo mormón...(lo menciono por esa leyenda que emparenta a los muchachos de las bicicletas con la CIA).

Rukaegos dijo...

Javier: el intento de conversión fue hace muuuuuuuuchos años.


Federico: buen dato. Les perdí el interés en el campo religioso, pero en su acción política vinculada a los elementos más reaccionarios de la política estadounidense sí que les he seguido la pista (la cantidad de millones de dólares que pudieron los mormones invertir para impedir el matrimonio entre personas del mismo sexo en California, ufff). Y su alianza con el poder hasta el extremo que apuntas es, realmente, desazonadora.

Marga de Quevedo dijo...

Gracias por hacerme reir un buen rato ,asi empiezo bien la semana.
estaba preocupada porque no escribías desde hace días.

Jesús Cabezón dijo...

Elder, me he divertido con tus oraciones. Hubieras hecho carrera de mormón, estoy seguro.
Escéptico

Anónimo dijo...

La religión acabará perdiéndoteeee ;)

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