domingo, enero 04, 2009

EL TORMENTO Y EL ÉXTASIS
(Concierto de Marimar Fernández Doval y Manuel Vilas en Santander)
Además de permitirnos analizar las relaciones entre poder y creación durante el Renacimiento, la novela / película "El tormento y el éxtasis" nos hablan del esfuerzo, de la furia, del dolor que da paso a la expresión del Arte.
Supongo que fueron los muchos años como amigo de la soprano María del Mar Fernández Doval los que me hicieron pensar en la película mientras escuchaba el espléndido concierto que ofreció ayer junto al arpista Manuel Vilas en la Iglesia de los Padres Carmelitas de Santander, dentro del ciclo de conciertos de Navidad que programa el Ayuntamiento de Santander. Y es que a lo largo de esos años he sido testigo del esfuerzo realizado por Marimar para pulir su voz, para perfeccionar su técnica, para apostar por una manera de cantar, por un estilo, por un repertorio que se aleja de los tópicos, por el camino difícil. A lo largo de ese proceso, sé que han existido momentos de duda, momentos malos. Pero al final se impusieron siempre la racionalidad, la pasión y esa alegría contagiosa que siempre han sido características de Marimar (esa risa de soprano ligera que le suelo comentar) y hoy, como hace años ya, nos encontramos con una voz madura en una cantante madura. O lo que es lo mismo, todo un placer para quien la escucha.
María del Mar Fernández Doval canta hoy con un timbre dulce y expresivo, con una emisión de la voz exquisita y controlada, con una capacidad para comunicar emociones trabajada y precisa. Y así fue anoche, en ese recital de Cantadas a la Natividad y al Santísimo durante el Barroco hispano, de Cantantas a solo del primer Barroco italiano, en que arrancó con el precioso Jubilet Tota Civitas de Claudio Monteverdi y continuó con el todavía prácticamente desconocido repertorio de nuestras catedrales del Siglo de Oro (excursionando también hacia los archivos virreinales) y con canciones exquisitas de Barbara Strozzi o de Kapsberger.
Fue la Nana de Kapsberger a mi juicio el resumen perfecto de la noche, llena de silencios, de emotividad, expresiva y tierna. Una voz capaz de acariciar los grises muros de los Carmelitas al servicio de una melodía a un tiempo sencilla y exigente hasta llenarnos a todos de magia.
Uno se pregunta a veces cómo es que María del Mar se prodiga tan poco por esta su tierra, a pesar de ser la Profesora de Canto del Conservatorio Jesús de Monasterio (qué suerte tienen), a pesar de llevar varias decenas de discos a las espaldas, a pesar de haber trabajado con nombres tan importantes como Eduardo López Banzo o Andrew Lawrence-King, a pesar de ... Pero casi es mejor no formular respuestas.
Porque lo importante es que una vez más pudimos apreciar su constante evolución y el estado de gracia en que se encuentra tanto en lo artístico como en lo personal. Acompañada siempre por ese gran instrumentista que es Manuel Vilas haciendo los continuos y algunas piezas instrumentales con su arpa de doble orden. Que disfrutamos mucho. Y que después de tantos años cantando bajo su dirección en la Camerata Coral de la Universidad de Cantabria, de nuevo nos brindó la oportunidad de cantar bajo su mando en el Adeste Fideles de rigor que cerró el concierto y en el que un par de docenas de antiguos cantantes de la coral pudimos recrear tantos recuerdos, tanta música.
Es para mí un privilegio haber trabajado bajo su dirección, es un privilegio escuchar sus discos y sus recitales de cuando en cuando. Pero sobre todo es un privilegio ser su amigo. Marimar, Gracias.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Delicioso, sencillamente. Una gran noche...

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