jueves, enero 24, 2008

VÍCTIMAS
Hasta ayer no me decidí a escribir en mi bitácora sobre el acceso al primer plano de la actualidad política e informativa de las víctimas del terrorismo en nuestro país. Se trata de un tema delicado, lleno de matices, doloroso sin duda.
Pero algunas noticias sobre el Congreso Internacional de Víctimas del Terrorismo que se viene desarrollando en Madrid, impulsado por la AVT y algunas instituciones cercanas a los posicionamientos ideológicos del PP y la Jerarquía católica me han acabado de decidir a poner por escrito algunas reflexiones. Y es que me han impresionado las declaraciones limpias y heridas de la colombiana Pastora Mira que hoy aparecen recogidas en El País, tanto como me siguen indignando las palabras de Alcaraz.
La primera reflexión que se me viene es que, se trata de una apreciación clásica en los estudiosos del Derecho Penal, nuestro sistema jurídico tiene bastante olvidadas a las víctimas. No sólo a las del terrorismo. Supongo que la necesidad de pruebas obliga a enfrentarte ante el tribunal con quien te robó, amenazó, lesionó, violó ... , que cuando las condenas se cumplen, no resulta fácil a la víctima volver a ser vecina del agresor. Sobre todo, qué duro darse cuenta de que las leyes se preocupan tanto de unas condiciones dignas y humanas para quienes han roto la ley y se olvidan o se muestran ajenas a lo que ocurre con el ciudadano honesto.
En nuestro país, la terrible y permanente acción de los asesinos de ETA y sus secuaces, nos han convertido a todos un poco en víctimas, sometiendo nuestra libertad, nuestro deseo de paz y de convivencia a una tensión constante. Una tensión que sin embargo nunca ha llegado a romper nuestro entramado social. Las víctimas directas, las personas que han sufrido los golpes criminales de ETA o sus familias, estaban apartadas, veladas de la consciencia pública, sufriendo en la sombra. Pero en los últimos años, esta marginación había venido siendo sustituida por medidas de protección y acción positiva, justas, que reconocían el servicio y el sacrificio y trataban de aligerar un poco el peso de la memoria. Medidas que nada solucionan hacia un pasado que no tiene remedio, pero que permiten un apoyo económico, psicológico, educativo ...
Y en todo este tiempo, claro, las víctimas han actuado con su responsabilidad y sentido social como altos referentes morales.
El problema (en España y otros lugares) viene cuando ciertos cambios en la más fuerte de las asociaciones de víctimas del terrorismo, la AVT, generan un grito permanente que pide revancha y que acusa al Gobierno, a casi todos los partidos y con ellos a una parte destacada de la sociedad española, de convivir, negociar, compadrear con el horror. Llegando a ofender los oídos acusando de casi pertenecer a ETA al propio Presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, iniciando una auténtica cacería de brujas en las que cualquier persona que no suscriba punto tras coma los análisis y objetivos de la AVT es acusado de pro-terrorista e injuriado públicamente. Qué duro, qué injusto, por ejemplo, el acoso contra un personaje de la entereza, la lucidez y la decencia de Gregorio Peces Barba.
Pastora Mira, la madre colombiana que mencionaba, ha contado en el Congreso de Víctimas cómo recogió a un muchacho herido y lo atendió en su casa. Cómo el muchacho preguntó extrañado al despertar qué hacían en el dormitorio las fotos del hombre que él y sus compañeros de la guerrilla habían asesinado la víspera. Cómo le respondió que el muerto era su hijo. Cómo hoy madre y asesino trabajan juntos en un proyecto social que trata de remendar las heridas de la terrible fractura que Colombia ha sufrido por la guerrilla, un proyecto que trata de recuperar para la vida a víctimas y verdugos. Pastora Mira: un referente moral, alguien que no ha perdido su mirada humana y humanitaria, alguien capaz de construir un mañana de todos, más limpio.
Pero cuando escucho a Alcaraz y otros hombres y mujeres de su colectivo, llenos de ira y de desprecio no ya hacia los etarras sino hacia la mitad de los españoles, qué justifica que sigamos considerando que la mera condición de víctima los convierte en brújulas del norte ético. Sé lo importantes que han sido las Madres de Mayo en la lucha por la dignidad del pueblo argentino, sé su dolor y sé su carácter de conciencia. Pero cuando hace unos años Hebe de Bonafini se dedicó a ensalzar a ETA y su trabajo para liberar a los vascos de la opresión, lo que demostró es, como mínimo estar mal informada. Y si su información era suficiente y correcta, demostró que como guía moral nada servía.
Amparado en su condición de víctima, Alcaraz ha atacado la labor del gobierno incluyendo desde el matrimonio entre personas del mismo sexo a la estructura territorial del estado. Ha ninguneado a quienes han intentado trabajar en beneficio de todas las víctimas, ha insultado a las víctimas del Once de Marzo, ha ocultado las medidas positivas de las que antes hablaba. Ha ocultado la historia, fotografiándose al lado del Aznar que conversaba amigablemente con el "Movimiento Vasco de Liberación Nacional" y acercaba presos. Ha pedido a voz en grito simplemente venganza.
No voy a discutir sus deseos revanchistas. Son los suyos, los de otras personas, y los entiendo. Pero la grandeza moral no es pedir el ojo por ojo, sino trabajar para una paz abierta, decidida y definitiva. Una paz que tendrá que servir para todos o no será. Así ha hablado Clara Rojas, así Pastora Mira. Así tantas y tantos en España y el Mundo. Tantas y tantos como merecen mi reconocimiento y mi respeto.

3 comentarios:

EL ANGEL NOCTURNO dijo...

Lo más lamentable de todo, mi querido paisano, es que se haga política a costa de los muertos, que realmente el ser humnano importe tan poco, que en vez de miradas, sea considerado tan sólo un porcentaje o un dato estadístico.
¿A qué conduce la revancha, la venganza, etc...? Diría que hacia un mundo sin sentimientos, pero me he dado cuenta de que ya habitamos en uno de esos.
Triste, muy triste.
Un saludo muy fuerte
ISIDRO

Rukaegos dijo...

Qué tal Isidro: En efecto, resulta triste comprobar hasta que punto la manipulación, la mentira y la deshumanización son signos de nuestro tiempo.
Pero lee bien la parte en la que hablo de Pastora Mira. Esa mujer y su trabajo con víctimas y terroristas en un mismo espacio me parece pura luz, pura esperanza.

Y me alegro de tu comentario que me ha permitido descubrir tus blogs. Prometo leerlos despacito.

Un saludo.

Anónimo dijo...

Suscribo línea por línea en un tema tan conflictivo. Las posiciones que está adoptando AVT últimamente empiezan a antojárseme lejanas al concepto de víctimas para entrar en una exclusividad, belicosidad y una cortedad de miras inaceptables.
Seguimos sin darnos cuenta de que ramas separadas y débiles no hacen un árbol fuerte.
Un beso.

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