Que no, que no. Que no se rasca el cogote, que está pensando.
Tenía yo un poco abandonada la simpar ONG Imbéciles Sin Fronteras nacida y renacida en este tan perverso como polimorfo blog. Y no por falta de candidatos, sino más bien de hastío. Porque tanta necedad en la cumbre acaba por resultar abrumadora. Pero me han llamado de la Junta de Patronos para decirme que no van a dejar pasar esta oportunidad, y que al flamante Menestro del Interior, Jorge Fernández Díaz-Amén, hay que hacerle Imbécil Sin Fronteras con Distintivo Rosa y Pistola de Agua Bendita.
Que nos dice aquí el intelectual que no nos vayamos a pensar que su oposición al matrimonio entre personas del mismo sexo es por cuestiones personales, ideológicas o de fe, no vayamos a pensarnos que la Iglesia Católica es homófoba sólo porque él sea tirando a tardo. Y que después del rasca-cogote ha encontrado una razón súper científica y súper mega racional para sustentar su vacío neuronal. Que dice que si los gays nos casamos con otros gays y las lesbianas con otras lesbianas, pues la humanidad se extinguirá y habrán sido un montón de siglos de horrores, guerras, fanatismos y muertes para nada de nada. Se notaba que lo decía con dolor, eh, que en el fondo es un blando y un sentío y hasta se le quebraba la voz pensando en ese horror de mundo lleno de maricones propendiendo al fin del mundo. Una lástima. Le faltó, eso sí, la mítica de Siniestro Total "Pueblos del Mundo, extinguíos". Pero supongo que sería pedirle demasiado.
El Principio de Peter no ha podido ser, eso de la patada hacia arriba hasta el límite de la incompetencia. Porque la incompetencia de semejante imbécil transfronterizo tocó fondo hace varios lustros. Pero no deja uno de preguntarse cómo es posible que Darwin se equivocara tanto y desde algún simio psicópata se llegara a adoptar esta forma de vida preinteligente.
Porque digo yo que hay que ser imbécil, muy imbécil, para levantarse cada mañana y ver desde tu ventanuco el globo terráqueo ocupado por maricones y bolleras llegados desde algún planeta lejano (ya les digo yo que Urano, que sí) para acabar con la tierra sin que Supermán tome cartas en el asunto porque estará montándose un trío con Batman y Robin y les dé igual la extinción del Gnomo Sapiens. Hay que ser muy imbécil, y muy muy ignorante, para no enterarse de que a día de hoy el problema real de la tierra es el de la súper población, debida en parte a la heterosexualidad irresponsable propiciada desde las religiones. Hay que ser imbécil hasta la medula para pensar que homosexual es igual a impotente, que no parece que tenga los conceptos bien ordenados aquí el menestro. Pero tiene razón, entre hombre y hombre, entre señora y señora, preñeces las justas. A pesar del Lesbiboom propiciado en los países modernos mal que pese a la Santa Madre por el desarrollo de las técnicas de reproducción asistida. Lo que no quita para que sólo un imbécil al cubo pueda pensar que una lesbiana o un gay que no se reproduzcan en pareja no vayan a poder (y querer) reproducirse fuera de ella o buscando asistimientos.
Y es que, don Menestro, tenga por cierto que acabaríamos todos de cónclave en cónclave rodeados de guardias suizos. Y si no, eche un vistazo a su amada Roma.
Quede claro de una vez: Diga el Menestro lo que diga no fue un gen gay el que exterminó a los dinosaurios. Lo ha demostrado un sesudo y valiente estudio de la Universidad de Villafranca de los Barros. Murieron de risa ante una profecía que anunciaba la llegada a un ministerio de un tal Jorge Fernández Díaz. Fue demasiado para sus bodies.
1 comentario:
Imbéciles sin fronteras?? No yo creo que tienen muchas fronteras y todas mentales que son las peores, al final son dignos de pena porque no saben disfrutar la vida en libertad y con tanto tabú no pueden ser felices.
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