viernes, septiembre 30, 2011

Y GIN LLEGÓ A CASA PARA QUEDARSE


Gin tiene esa expresión de los setter, un poco a medio camino entre la dulzura más extrema y la angustia cósmica. Te mira siempre atenta, para responder como un resorte perfecto a cada uno de tus movimientos. Y se va ganando poco a poco su espacio en una casa que estaba ya tal vez demasiado llena de animales y de recuerdos.

La pobre queda siempre muy malparada, como una especie de versión canina de Belén Esteban, en el blog de Glenda. Así que me queda la sensación de que le debo una pequeña reparación más allá de la impresión de la viejuca celosona. Y eso que durante algunos meses llegué a creer que Gin sería mi primer fracaso, que nunca conseguiría que cesaran sus explosiones de energía, que no llegaría al control. Y todavía algunas veces me hace perder los nervios.

Fue hace ocho o nueve meses cuando robé una foto de Isis en la web de Sos Setter para ilustrar un artículo del blog en el que hablaba del abandono y de la necesidad de adoptar. Desde aquella irlandesa chiflada y tierna, Lola, que fue mi primera perra, veo un setter y algo me pica en el corazón. Vamos, que las tres razas primas me tienen cogida la sobaquera. Y llegué a evaluar si podría permitirme la adopción de Isis o no. Así comencé a hablar con Sonia y Berto, hada y hado de los setters en su paraíso de Setterland. Y así pasé de interesarme por Isis a hacerlo por Thor y dar vueltas en la cabeza a Landa cuando Sonia me dijo ... ha fallado la adopción de Lona ¿no me dijiste que te gustaba mucho?

Dos quedadas para ver si había buen rollito con Glenda, evaluación del adoptante (les engañé bien engañados, je, se pensaron que soy responsable) y en los primeros días de marzo, Gin abandonaba su nombre de Lona y su condición de adoptable para entrar en la familia. Dulce desde el primer momento, pegajosa hasta la náusea como si no quisiera separarse de mí, no fuera a ser que cayera otro abandono, encantadora con Glenda a la que respeta y mima, enredadora y provocadora con las gatas, enloquecida cuando la pelma de Tiberio se pone arisca.

Un colchón, varios mandos a distancia, zapatos, almohada cervical, gafas de buceo, platos, muñecos, discos, dvds, un precioso cuadro de Álvaro Rodríguez, cualquier objeto que quedara a la altura de sus saltos acabó descubriendo la energía inagotable de la perra adolescente. Los alrededores del Parque de Jado conocieron su ágil velocidad cuando decidía escaparse detrás de un gato o de la comida que las vecinas van dejando para los mininos callejeros. La playa, sobre todo la playa, supo de su pasión por la velocidad: una larga extensión de arena, rocas y agua para ella sola, para dispararse con la elegancia de un pura sangre, saltar con unos movimientos sorprendentes y recordarte al Alberti de "A galopar, a galopar, hasta enterrarlos en el mar".

Bajo este calor pegajoso del último día de septiembre, Gin duerme.

Esa respiración pesada de las cachorronas la está acompañando. Duerme con ese gesto de los seres puros, tranquilo e inocente, de los animales que a diferencia del ser humano son incapaces de la crueldad o del pecado, y que por eso nunca fueron expulsados del Paraíso ni reos de infierno. Como si para ellos no fuera suficiente pena la de convivir con nosotros.

Gin es inteligente, hermosa, rebelde. Está llena de vida, siempre ojo avizor para demostrar una vez más su agradecimiento en repentinos ataques de amor, pero también para jugar a desafiarme, a recordarme que todavía tengo que ganarme algunos puntos más de su respeto.

Claro que nadie va a llenar nunca los espacios vacíos de esta casa. Pero Glenda reconoció de inmediato a Gin como su cachorra, las gatas se acabaron acostumbrando. Y yo, yo sigo echando a Leo de menos, sigo con la flojera, pero hace mucho, mucho tiempo que sé que Lady Ginebra de Camelot Beefeater-Windsor von Saxe-Coburg Fukushima Belenesteban llegó a este pequeño piso y a este pequeño corazón para quedarse.

Aunque todavía no haya sido capaz de encontrar el cargador de la máquina de fotos y conseguir alguna imagen de la pequeña en condiciones. Y aunque haya decidido deformar los almohadones del sofá, en busca de Morfeo.

7 comentarios:

Mar Cano Montil dijo...

Gracias, Rukaegos, no te puedes imaginar la falta que me hacía leer algo tan sincero y hermoso, expresado desde el corazón; gracias a estas bellas criaturas podemos mejorar algo nuestra miserable condición...

Un abrazo y un achuchón a Gin ;)

Agata dijo...

El caso es tener compañía,humana o canina. Tú eres el humano que la acompaña a ella en este mundo de perros.Y ella es la perra que te acompaña en este mundo de animales.

Mar Cano Montil dijo...

Por cierto, Rukaegos, me gustaría pedirte permiso para poner esta frase tuya:

"Bajo este calor pegajoso del último día de septiembre, Gin duerme... con ese gesto de los seres puros, tranquilo e inocente, de los animales que, a diferencia del ser humano, son incapaces de la crueldad o del pecado, y que por eso nunca fueron expulsados del Paraíso, ni reos del infierno. Como si para ellos no fuera suficiente pena la de convivir con nosotros."

en un apartado de mi blog dedicado a los animales. En caso de que no te importe que figure, me gustaría saber si quieres figurar como Rukaegos o con otro nombre, ya que suelo poner siempre un enlace del blog de donde procede.

Un abrazo y gracias.

Alfonso Saborido dijo...

ES una buena elección, yo ahora no puedo tener perro, pero los echo de menos :(

Rukaegos dijo...

Mar,puedes llevarte lo que quieras. En internet suelo figurar como Rukaegos, así que mejor así :)

Gracias !!

Y gracias también por los comentarios al lobby jerezano :)

Agata dijo...

Una pregunta que no me resisto a hacerte: ¿Compraste el sofá a juego con ella? Si lo llegas a hacer queriendo no te sale, chiquillo.

Mar Cano Montil dijo...

Gracias... ¡Hecho!

Un abrazo.

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