miércoles, septiembre 21, 2011

LA MEMORIA QUE SOMOS



Las referencias clásicas al santoral, las que señalan que hoy es la fiesta de San Mateo que estarán celebrando en la ciudad donde crecí, donde viví tantos años, Reinosa, en un mundo secularizado vienen siendo sustituidas de alguna manera por las efemérides y los "días de".

El 21 de septiembre es el Día Mundial del Alzheimer. Como todas esas fechas significativas, un día pensado para informar, sensibilizar, explicar. Un día para llamar la atención sobre el trabajo y el compromiso de todos los días del año para tantas familias, tantos trabajadores de la sanidad. Para enfocar el objetivo sobre el dolor, o sobre la ausencia de dolor, de las personas que sufren esta enfermedad que me da tanto miedo.

Hace tiempo intenté escribir un relato sobre la destrucción de nuestra memoria, pero allí a través de los recuerdos materiales. Ese incendio, esa catástrofe que de pronto te arrebata tus libros, tus fotos, tu ropa, cada pequeño signo de que estuviste vivo, de que a lo largo del tiempo fuiste una narración llena de encuentros, de afectos, de despedidas. Una vida que no podrás ya recuperar y que se habrá perdido deshecha entre cascotes y cenizas.

Ni siquiera soy capaz de imaginar qué terrible debe ser, en los primeros pasos de la enfermedad, tropezarte de pronto con ese incendio lento que te va llenando el alma y la mente de sombras. ¿Cómo reaccionar cuando de pronto se te extravía el tiempo, cuando se te difuminan los espacios y de pronto no sabes dónde te encuentras, aunque sea por un fugaz segundo? ¿Cómo sobrevivir a la caída de la dignidad que sientes cuando de pronto, por ráfagas cada vez más larga, comienzas a caminar hacia una cortina gris que anula tu voluntad, tu razón, tu autonomía?

Somos memoria. Somos piedras calizas que se han amasado y solidificado a partir de cada pequeña experiencia, de cada gramo de emoción, de cada impresión. Aceptar ese día en el que te hablarán de Astérix y no tendrás una sonrisa, en el que tendrás en la mano las Memorias de Adriano que para ti ya no significarán nada, en el que contemplarás una foto de Leo y no te inflamarás de amor y no lo reconocerás siquiera, perder tus personas, tus libros, tus nombres, tus películas, tus sueños, tus viajes, tus ciudades, tus tristezas, es aceptar que quedarás vacío, que se desmigará en la niebla cuanto fuiste y que de pronto habrás dejado de vivir porque no habrás vivido.

Hace unos meses, Terry Pratchett, el genial escritor inglés que tantas horas de risa me ha regalado con sus libros del Mundodisco, hacía pública su decisión de luchar para que se le aplicara la eutanasia. Quería hablar alto antes de que sus palabras ya no dijeran nada, antes de que el Alzheimer que lo está devorando poco a poco le robara su humor, sus personajes, su delicioso cinismo.

Que sea para él esta nota triste en este Día Mundial del Alzheimer. Para él y para mi propio terror a convertirte en nada.

4 comentarios:

Loli Caamaño dijo...

Como siempre Regi, te sobra sensibilidad para describir y escribir.

Agata dijo...

http://antonia-sanchez-de-la-corte.suite101.net/familiares-del-alzheimer-a27457
Lo escribí hace cerca de un año.

Rukaegos dijo...

Gracias, Loli :)

Ágata, esa es otra, la tragedia del familiar que está viviendo la degradación del enfermo a su lado, uff.

BRUNO6 dijo...

De todas las enfermedades terribles creo que es la peor. Ésta no se limita a destruír el cuerpo, sino lo que nos hace humanos.

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