La invitación de Barack Obama a José Luis Rodríguez Zapatero para tomar parte en el llamado Desayuno Nacional de Oración ha tenido la virtud de desatar el enfado de muchos trolls en la blogosfera y las redes sociales, así como de ciertos periodistas, comentaristas y todólogos que siempre preferirán malversar la realidad antes que admitir cualquier dato del Presidente del Gobierno de España que pueda ser leído en clave positiva o siquiera neutra.
Cierto es que el grupo evangélico promotor hace ya cincuenta años de la iniciativa es un grupo más bien integrista, cierto que algunos de sus allegados tienen posiciones impresentables (un diputado ugandés vinculado a La Familia es el promotor del proyecto que intenta aplicar la pena de muerte para las relaciones homosexuales). Pero no menos cierto que la propia idea de un "Desayuno Nacional de Oración" concebido o al menos presentado como un foro de diálogo interreligioso y abierto a las diversas opciones políticas, esa mezcla extraña de plegarias y croissants, tiene sentido en una sociedad como la estadounidense donde las identidades personales tienen en la comunidad religiosa a que se pertenezca uno de sus principales sustentos. Es relevante además señalar que aunque venga promovido por un grupo concreto, hace ya tiempo que el Desayuno ha adquirido una cierta entidad oficial, y que por eso la presencia de todo el aparato político estadounidense lo incluye como parte de su agenda. E incluso el Presidente aprovecha para llevar sus propios invitados de honor a la celebración. En este caso, José Luis Rodríguez Zapatero, que fue invitado no por La Familia sino por Obama. O lo que viene a ser lo mismo, la invitación forma parte de una agenda diferente, la de las relaciones bilaterales entre EEUU y España, en la que además del rezo tienen cabida otros factores de la vida social y política, así como de las relaciones económicas. Que los mercaderes siempre han tenido claro que los templos dan buenos dividendos.
Da pues igual que Rodríguez Zapatero sea agnóstico, ateo, laicista o maragato, ya que su presencia se encuadra en otra esfera de la acción pública. Pero además me parece importante cómo ha planteado su presencia y su intervención. ¿Tiene que ver con la invitación a nuestro Presidente del Gobierno la des-invitación del diputado de Uganda antes referenciado? Estoy convencido de que en buena medida la Presidencia de Estados Unidos ha querido eliminar compañías incómodas tanto para Zapatero como para el propio Obama. Y eso es bueno. Por otro lado, el texto del Deuteronomio seleccionado por Rodríguez Zapatero para su intervención hablaba, como tantos textos bíblicos por cierto, de la justicia social, del respeto a los derechos de los trabajadores, de la dignidad del extranjero. Y me pareció adecuado no sólo para leerlo en la celebración, sino para que nuestra sociedad hispana y con ella nuestro Gobierno tomen nota y lo entiendan como parte de un compromiso común. Porque puede que en el entramado social actual, en las reformas laborales, en los últimos textos de extranjería haya algún motivo para que a la luz del Deuteronomio alguien se ponga un poco colorado.
Todavía más. En su comentario, Rodríguez Zapatero esbozó un canto al respeto y a la diversidad. Incluso dejó entrever el respeto para los diversos modelos familiares y con ellos el necesario reconocimiento y respeto para las familias homoparentales y las parejas del mismo sexo. Tanto es así, que la propia presidenta de La Familia se vio obligada a recoger el guante y a enunciar esa misma necesidad de respeto hacia gays y lesbianas, algo nada baladí si tenemos en cuenta los esfuerzos de tantos integristas evangélicos por curarnos.
Y es que en Washington desayunando estuvo precisamente el Zapatero que me gusta, ese al que en los últimos meses he echado de menos alguna que otra vez. El del discurso comprometido e ilusionante, el de las decisiones, el que necesitamos al frente del barco.
6 comentarios:
En estos días de desazón y penunbra,va bien leer una opinión, la tuya,que arroje un poco deluz y esperanza,gracias Diego, procuraré contagiarme.
...perdón, queria decir Regino, gracias.
Gracias a ti, Marga, por tu visita y por tu comentario. Arriba ese ánimo :)
¿Un Zapatero ilusionante?
¡¡Milagro, milagro!!!
Como tu respetas mi atracción por Pons tendré que respetar yo también lo tuyo.
Jajaja, Patri, es que cuando se reza con devoción y tostadas hay riesgo de milagro :)
Coincido basicamente con tu comentario. Y siento envidia de paises y sociedades que son capaces de organizar y mantener actos de este tipo.
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