Recuerdo como si lo estuviera viviendo en tiempo presente el orgullo que sentí cuando tuve conocimiento de que Baltasar Garzón había puesto en busca y captura nada menos que a Augusto Pinochet. Un rayo de luz que permitía contemplar con otros ojos el ejercicio de la judicatura, dar un paso adelante en la lucha contra el horror cotidiano de tantas dictaduras, de tantos regímenes terroristas, de tantos gobiernos que ofenden a la humanidad con vejaciones, torturas, humillaciones y genocidios mientras el resto del escenario político calcula rentabilidades y geoestrategias y, cómo no, mira hacia otro lado. No fue posible sentar a la vieja serpiente en el banquillo, pero tal vez para las familias de tantos muertos fuera un consuelo ver a ese tipo derrotado, ver cómo se enroñecía su aureola de héroe salvapatrias para dejar clara su verdadera naturaleza de canalla.
Sí hubo juicio, y condena ejemplar contra Adolfo Scilingo, cuando Garzón sentó en el banquillo a uno de los principales responsables de las atrocidades de la dictadura argentina, y de forma simbólica con él a todos los que contribuyeron desde Argentina a un sombrío capítulo de la historia universal de la infamia.
La actividad de Garzón en defensa de la dignidad de las personas y de los derechos humanos ha sido tan notable que le ha merecido un amplio reconocimiento internacional, ha permitido que se le considere como un magistrado ejemplar y valiente, alguien que se atrevió a romper el tabú de que las barbaridades contra los derechos humanos son "asuntos internos" y decidió creerse de verdad esa jurisdicción internacional y atemporal que prescriben los tratados internacionales. Tanto, que muchos dirigentes internacionales empezaron a sentirse incómodos, y a trasladar su incomodidad a las esferas diplomáticas españolas; tanto, que para frenar su compromiso el Gobierno de España (ay) acabó impulsando un cambio en la legislación para que la Audiencia Nacional perdiera su competencia internacional y evitar así que España se convirtiera en la campeona de los Derechos Humanos en el campo de justas.
Pero es que además ha sido un juez incansable en la lucha contra la corrupción. Una batalla necesaria, imprescindible hoy en nuestro país, pero que los corruptos y los poderosos (¿no son tantas veces los mismos?) no le iban a perdonar. Y así se abrió la cacería en las filas populares, en la judicatura más conservadora, en la caverna mediática pero también en ámbitos progresistas contra un juez que se atrevía contra dirigentes políticos y contra banqueros con el arma de la ley en la mano.
Si añadimos el odio que profesan a Garzón los cachorros de la ultraderecha atrincherados tras esa máscara conocida como sindicato manos limpias, que por supuesto no iban a permitir que se enjuiciara el horror institucionalizado tras el final de la Guerra Civil por el régimen de Franco ... parece que la operación de acoso y derribo contra un juez que se había atrevido a serlo estaba servida.
Vivimos en estas horas la vergüenza de ser testigos del acoso. Brindan los populares, brindan los ultras, brinda la caverna, brindan las turbas airadas que foro a foro, día a día, mentira a mentira, fueron generando, brindan los corruptos, y brindan ciertas voces que se proclaman progresistas pero que no pueden aceptar que sea otra voz la que de veras se convierta en grito por la justicia.
Y desde mi blog no quiero ser testigo mudo. Y quiero y necesito proclamar, aunque sea en un reducto tan insignificante, tan nimio como éste, que yo estoy con Baltasar Garzón, que le agradezco su trabajo, su profesionalidad, su responsabilidad y su esfuerzo. Y que seguiré con atención su lucha, esta vez en defensa propia, y la apoyaré como pueda. Porque España necesita muchas personas como Garzón.
7 comentarios:
Sin ánimo de ofender y con el máximo respeto a tus ideas ''No hay hombre más ciego que el que no quiere ver''. Abre los ojos.
Kike, me parecen bastante más oscuros los que han iniciado el acoso de Garzón. Y sobre todo, mucho más oscuros los responsables de las acciones contra las que ha dirigido sus actuaciones más polémicas.
¿Que tiene un ego que revienta? Sin duda ¿Que le gusta la fama? Claro ¿Que ha rentabilizado sus actuaciones como conferenciante y demás? Ya.
Pero eso no invalida el valor de sus actuaciones. Por lo demás, en el día a día de la administración judicial a todos los niveles he visto personajes que me parecen mucho más reprobables que Garzón ... contra los que no se actúa.
Y de hecho, que el propio CGPJ haya cambiado arbitariamente su propio protocolo de actuación, no da buena espina, francamente.
Así que por el momento, apuesto, como la Constitución Española, por la presunción de inocencia. Y más.
Un saludo.
Totalmente de acuerdo,y avergonzado de que EXTERIORES domine a JUSTICIA en este país;véase el alegrón que hemos regalado al estado de Israel como ejemplo-
Uff, Bruno, no me mentes Exteriores, que Moratinos no es precisamente santo de mi devoción ...
El problema en torno al Juez Garzón no es ideológico, no es una cuestión de ser facha o rojo, de derechas o de izquierdas. El único pecado que ha cometido el Juez ha sido TRABAJAR, cumplir con su obligación y demostrar que se gana el sueldo que le paga el Estado. En un país donde muchos funcionarios y autoridades medran para vivir del cuento sin dar un palo al agua, Garzón se empeña en cumplir con su deber. A veces pienso que la verdadera utopía está en aspirar a un Estado de Derecho de verdad.
Es precisamente porque no ha cumplido con su obligacion (la de aplicar la ley con los criterios que la constitucion y esas mismas leyes establecen) por la que se enfrenta a esos cargos.
Mal ejemplo dan aquellos que ven conspiraciones en ello. Esto no quiere decir que uno defienda no se que olvidos, todo lo contrario. Pero el camino que se ha seguido por Garzon y o por otros, aunque colorista, no es el que corresponde en un Estado de derecho (para los despistados: un Estado en el que tanto los ciudadanos como los poderes publicos estan sometidos al imperio de la ley, sin privilegio ninguno).
Garzon dicto a sabiendas una resolucion injusta. Perdona si no me lanzo al analsis, pero requeriria mas tiempo del que ahora dispongo. Ademas era una resolucion mala (invito a su lectura de la que destacaria sus reiteradas citas no a la ley si no ha articulos que el ha publicado en sus quehaceres "investigadores"). Por el contrario, el Juez Varela ha elaborado un auto que deberia estudiarse en las facultades por su mesura y por la habilidad en senalar que es lo que le compete al derecho y a los jueces y que es lo que no en todo este pandemonio (invito otrosi a su lectura)
Da igual que una resolucion inusta la dicte Garzon desoyendo el ordenamiento existente, o el Juez calamita haciendo lo propio en materia de adopciones. Ambos incurren en el mismo error y el sistema tiene que responder de forma igual (puesto esto y no otra cosa es lo que significa el principio que tanto cacarean algunos de la igualdad).
Es una pena que se haya llevado el tema a esos extremos tan patrios de los unos y los otros. Una verdadera pena. Con lo divertido, e ilustrademente interesante que hubiera sido una discusiion franca sobre esos tecnicismos. Supongo que tiene mayor interes eso de Franco vuelve... Miente que algo queda y ademas da titulares (cf. El Pais desde el sabado...)
O tempora, o mores... que dijo aquel.
Un abrazo
Nacho
Basseta, totalmente de acuerdo con tu comentario.
Nacho, como imaginarás no tanto con el tuyo, jeje. Pero eso ya es entre nosotros una tradición.
Por una parte, pienso que precisamente los dos casos por los que se está juzgando a Garzón (y otros que sin duda vendrán) tienen que ver con el imperio de la ley, con su aplicación a quienes siempre se han sentido inmunes.
Prometo leer detenidamente ambos autos cuando también disfrute de algo más de tiempo, pero con independencia de la calidad jurídica de las formas, ni me parece mal que Garzón cite a la doctrina entre sus argumentos (aunque se autoerija a sí mismo en doctrina, pero el alto ego de Garzón no lo pone en discusión creo nadie). Pero el caso es que son muchos los juristas prestigiosos que están en estos días publicando sus consideraciones sobre el procesamiento, y no parecen estar de acuerdo contigo: consideran que Garzón no ha desoído el Ordenamiento, y que más bien ha aplicado normas "dormidas" que tradicionalmente los jueces ignoran en sus resoluciones. La ley suele tener muchas interpretaciones (eso es una constante), pero a veces está clara.
En este sentido creo que en el caso de Garzón como mínimo podemos apreciar que aplicó las normas con un criterio determinado que era perfectamente posible dentro de las mismas, pero no así Calamita (y por eso no me parece del todo exacta la comparación) porque en el caso de Calamita había una norma que autoriza expresamente la adopción de los hijos del cónyuge. Poco espacio para la interpretación.
Veremos en qué queda todo. Pero a día de hoy, sigo pensando que Garzón ha resultado demasiado molesto para demasiada gente. Y que son esos los polvos que acarrean estos lodos.
Saluducos
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