viernes, octubre 16, 2009

"SU PÁJARO ES EL MIRLO"
(Apuntes en París - 1)



Las mujeres caminan sobre el Pont des Arts respirando a bocanadas el alma de La Maga.

Me pregunto qué encontraba en este puente pequeño y frágil que despliega su sencillez sobre el Sena como otros disparan su solemnidad de monumento y piedra. Imagino a La Maga, también pequeña y frágil, cómoda sobre la estructura de metal y de madera que desde su eje nos permite desvelar hacia los cuatro puntos cardinales toda la magia del Gran París. Cerraría los ojos y se dejaría volar, como se deja el puente volar sobre las aguas.

"Ella sufre en alguna parte. Siempre ha sufrido. Es muy alegre, adora el amarillo, su pájaro es el mirlo, su hora la noche, su puente el Pont des Arts".

Así nos presentaba Cortázar a La Maga en el primer capítulo de "Rayuela" antes de penetrar por el Barrio Latino y sus misterios llevando de la página a sus bohemios lúdicos y desesperanzados. Así la busqué entre rejas y listones, puede que viva siempre en alguno de los candados que los enamorados cuelgan a los lados del puente, para arrojar luego la llave al río y servir a la tradición que dice que el amor seguirá vivo mientras el candado permanezca.

No hubo ni París ni candados sobre el Sena cuando amé a Juan y releí "Rayuela" sólo porque a él le gustaba y descubrí otra vez la magia de Julio Cortázar y así, al menos, me quedó algo de entonces. Hubo París ahora que amo a Leo, pero nunca candados, porque el amor debe ser libre y tener las puertas abiertas para no convertirse en una jaula.

Hubo mujeres este domingo nublado atravesando para nosotros, sin prisa, el Pont des Arts. Sólo para recordarnos que la realidad puede habitarnos tan llena de magia como un libro de páginas luminosas y sabias.

Y de nuevo a los pasos para descubrir rincones compartidos de París y cumplir otros ritos. Como el de comprar un libro a orillas del Sena y elegir "Aimez-vous Brahms?" de Françoise Sagan, que también soñaba melancolías al borde del Quartier Latin con sus ojos de Maga. Y otra vez a los pasos y a ese París ya nuestro para siempre


3 comentarios:

K dijo...

Un verso de Alejandra Pizarnick en una carta a su Psiquitra Leon Ostrov, dice.
Señor, la jaula se ha vuelto pájaro, qué haré con el miedo....

pero esto seguro ya lo sabes al hablar de que no podemos poner candados ni jaulas ni nada de esto.
un besito.
Katho

Rukaegos dijo...

Katho, todo un placer encontrarte anoche :) Gracias por el comentario y gracias por el precioso verso de Pizarnick :)

Nos vemos.

Anónimo dijo...

Enhorabuena por la belleza sin candados, Ruka. Un beso.

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