domingo, abril 15, 2007


EL JUEGO DE LAS FOBIAS

Una buena amiga, visitante habitual del Santander posible y creadora incansable de blogs en los que sigue demostrando su sex appeal, su inteligencia, su cultura, su buen escribir y su donaire, la poeta Ana Rodríguez de la Robla, me invita a participar en uno de esos juegos que se van extendiendo por la red, sin más objeto que el de compartir impresiones entre foreros, blogueros y aves varias. Ya hice mis deberes en uno de sus blogs y, como le prometí, os invito a todos los sufridos lectores de mi bitácora a escribir vuestra parte. Muchos me decís que mis escritos son demasiado largos y que no invitan a participar (el día que el Hada de la Síntesis repartió sus dones creo que me quedé dormido y falté a la cita).

En fin, que se trata de compartir las siguientes valoraciones personales:

Un libro que fueras incapaz de terminar.

Una película que te aburriera, en la que te durmieras o de la que te fueras.

Una canción o grupo que te resulten especialmente insoportables.

Un anuncio que te convenciera de no comprar el producto que supuestamente promocionaba.

Un personaje público, que despierte admiración más o menos amplia sin que tú seas capaz de entender por qué.

Hago corta y pega con mis respuestas para El Diablo Viste de Escada, digo de Ana, y con ellas os invito a contar las vuestras. Si es con un par de razones, mejor, que así nos conocemos un poco más.

"Durante mucho tiempo fui de los que se autoflagelaban pensando que los libros había que terminarlos. Así que me quedé con las ganas de dejar alguno a medias pero por una especie de superstición, no me atreví. Creo que el honor de haber sido el primero en no llegar a The End fue "Doctor Zhivago", de Pasternak. Siempre me han saturado un poco los eternos libros rusos, pero éste se me atragantó más allá de lo razonable. "La carne de René", de Virgilio Piñera, me ha venido a la memoria como un caso extraño. De hecho creo que era un libro estupendo, porque pretendía removerte los intestinos y lo conseguía. A partir del tercer o cuarto capítulo, me encontraba tan incómodo leyendo esta especie de himno al masoquismo desarrollado en una especie de secta cubana, que no sólo no pude seguir leyendo sino que directamente lo tiré a una papelera para apartarlo de mí. El caso más reciente, una de esas tramas de intriga histórica a la moda que, por estar en una buena editorial (Salamandra) y cierto cuidado en la presentación más un par de excelentes críticas consiguió engañarme: se llama "Imprimatur", de dos italianos que no me da la gana de recordar, y es el primero de no sé cuántos tomos. Llegué a la página 50. Tampoco pude terminar "El Código da Vinci". Y sólo por cabezonería, y porque se centra en la iglesia más hermosa que vieran los siglos, terminé un libro tan plastazo y vacío como "La catedral del mar".

Una película que me aburrió ... Muchas. Esa misma que apuntas tú, la de "Hoy empieza todo" me pareció un coñazo absoluto, vacía, pesada, gris ... Pero no consiguió, como ese bluff de Tom Hanks llamado "Náufrago", que me hizo roncar en las añoradas comodísimas butacas del Capitol (lo de los ronquidos es realismo puro). Me salí del cine con "El fantasma de la ópera". Me pareció pretenciosa, cursi, recargada, y las versiones al castellano de las canciones dobladas tan ridículas que al tercer ataque de risa floja y ante tamaña sucesión de despropósitos, me fui.

Grupo detestable. Vuelvo a coincidir contigo en Melendi. Jamás entenderé por qué esas letras inconexas, agramaticales y carentes de todo sentido le han hecho ser considerado como un cantante "profundo". Pero creo que todavía odio más a Jarabe de Palo o a Café Quijano. Si queréis ponerme un día de mal humor, cualquiera de las canciones del uno o de los otros, repetitivas, idénticas a sí mismas, vacías y, una vez más pretenciosas, basta para que comience a gruñir. Bustamante, Bisbal, Paulina Rubio, Javier Álvarez, Niña Pastori, Camela o Juan Carlos Gago podrían estar también en la lista.

En los anuncios no lo tengo tan claro. Supongo que no los presto mucha atención, pero ... ¿qué os parece desterrar a una isla desierta a los dos payasos de Micolor y al mayordomo calzonazos de Don Limpio? La ejecutiva que se tira sobre la mesa de reuniones con Pronto estaría bien acompañándolas. Y que no se me olvide: no soporto los anuncios machistas pero ¿eso nos obliga a soportar a los hombres los de "enhorabuena chicos, por fin podéis hacer dos cosas a la vez" o el de voy a cambiar a mi marido porque es tan tonto que no sabe usar los electrodomésticos ... creo que Balay. Prometo no comprarlos nunca.

En cuanto a personajes públicos, soy poco mitómano, así que también tengo cierta tendencia a no admirar / idolatrar a personajes vivos. No soporto a ninguno de los del famoseo de tres al cuarto, pero no tengo claro que las legiones que les persiguen en busca de foto o autógrafo les admiren. Pero sí son adorados por cierta gente algunos de esos periodistas iluminados que pueblan la actualidad. Y a mí me parecen dictadores con media neurona y un ego estupendo que les hace creerse oráculo de los dioses y omnisapientes. Puagh. Imagino que os los estaréis imaginando, pero allá van dos nacionales y uno local: Federico Jiménez Losantos, César Vidal y Walter García. Creo que no soportaría ni tomar café en un local en el que estuvieran ellos".

Ahí tenéis mis fobias. Espero las vuestras.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Menos mal que te obligo a renovar el blog... Jo, con semejante comienzo en tu post, me entran ganas de invitarte inmediatamente a otro jueguecillo de estos, que hasta me has puesto colorá (o sea, más "diablo" todavía). Un besazo, y a ver si el resto de amigos se animan a compartir sus fobias. Yo he ido siguiendo la cadena y hay cosas divertidas...

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