Al contrario que Caperucita, elijo para regresar a casa el camino más largo. No tengo gran cosa que hacer, llevo en la mano Sebastián en la laguna, de José Luis Serrano, y una larga tirada en la Línea 5 parece una disculpa estupenda para sumergirme en la lectura de unas páginas hermosas y sutiles como esta calma del final de esta tarde primeriza de otoño.
La Línea 5 es, en el Servicio Municipal de Transportes Urbanos de Santander, toda una novela por sí misma. No es la única que en su recorrido abandona la arteria principal de la ciudad y se adentra en los extraños territorios de los barrios, pero por alguna extraña razón es más bulliciosa, singular, parleras y conflictiva que otras. Aunque a las nueve de la noche y con el autobús casi vacío, puede resultar calma y placentera como cualquier otra. Y vaya, que es la que me deja más a mano de casa.
Me siento casi al final del autobús, busco la página marcada y retomo la lectura con las tías de Wences que se quieren morir y Tadeo enfermo maldito de SIDAy Carlos el Aburrío contemplando un OVNI. Las palabras de nuevo comienzan a inundarme cuando, maldición, las Parcas ocupan los asientos de la culera del autobús, justo detrás del oasis que yo había construido por unos breves instantes. Cloto, Láquesis y Átropos, señoras de los destinos, invasoras de la vida. Cotorras hasta la náusea, parlanchinas y escandalosas hasta el terror.
Comienzan los rituales oscuros cuando tras un breve acelerón nos llega una pizca de aire.
Cloto: Qué horror de aire acondicionado. ¿Por qué no lo quitan?
Láquesis: Eso digo yo, por qué no lo quitan. Qué horror.
Átropos: Que lo quiten, vamos, que mañana me va a doler el cuello.
Cloto: A mí la garganta.
Láquesis: A mí la espalda.
Átropos: Es que qué manía con el aire acondicionado. Porque ventanillas abiertas no hay.
Cloto: No, no hay. Bueno, sí, esa.
Láquesis: Esa, sí, es que mira que la gente es tonta, que abre las ventanillas aunque sabe que no hace falta por el aire acondicionado.
Átropos: Es que no se enteran, y si la abren el aire acondicionado va mal.
(nuevo aceleren, nuevo viento … estamos a unos 24 grados)
Cloto: Pero qué frío, que es lo que yo os digo, que por qué no quita el aire acondicionado.
Láquesis: O la ventana, que cierren la ventana, porque lo mismo no es el aire acondicionado.
Átropos: No, el aire acondicionado si hay ventana abierta no. Será la ventana.
(caballero harto del coñazo que dura ya cuatro paradas se levanta y cierra la ventanilla, asustando a las dos pobres y silenciosas mujeres sentadas al lado)
Cloto. Menos mal.
Láquesis. Menos mal, eso digo yo. ¿Veis cómo no era el aire acondicionado?
Átropos: La gente, que es tonta, si con el aire acondicionado no hacen falta las ventanillas abiertas.
Cloto. Y qué cara ha puesto.
Láquesis. Pues que hubiera cerrado ella, no te fastidia.
Átropos: Se habrá asustado con el golpe. Y con el señor corriendo hacia ellas así de repente.
Cloto. Pues que la hubiera cerrado ella, que ya nos habrá oído quejarnos antes.
(ella y todo el autobús, claro)
Láquesis. Pero qué bien ahora, porque no era el aire acondicionado.
Átropos: No, el aire acondicionado no, era la ventanilla.
Cloto, Sí, esa ventanilla, que estaba abierta, y qué mal ha mirado esa vaya.
Láquesis. Pues que la hubiera cerrado, que nos molestaba y luego mañana la espalda ya se sabe.
Átropos. No, a mí el cuello me da igual, a mí lo que me mata es el cuello.
Cloto. Y a mí la garganta.
Las tres a coro. Y a todas el chichi, se nos enfría el chichi.
(Otras seis paradas)
Láquesis. Qué bien así sin el aire.
Átropos. Aunque al final yo creo que era la ventanilla.
Cloto. Sí, qué frío, es que además estos días por la noche refresca, y te levantas con la garganta mal.
Láquesis. Sí, la garganta. O la espalda.
Átropos. Yo más bien el cuello. Pero se agradece, que vaya calor este verano.
Cloto. Vaya calor, sí.
Láquesis. Aunque más que el calor era la humedad.
Átropos. La humedad terrible, yo es que no dormía nada.
Cloto. Ni yo, y te destapabas para dormir mejor y luego claro, la garganta.
Láquesis. Y la espalda.
Átropos. Y el cuello.
(y el forro de los cojones, no puedo más, otras seis paradas)
Cloto. Terrible todo, el aire, la ventanilla, la humedad, el calor, el frío,el dolor de chichi … Y ahora voy a cenar bocartes. En cazuela.
Láquesis. Yo los cené ayer.
Átropos. Qué ricos los bocartes en cazuela, yo compré para mañana. Pero había uno machacado.
Cloto. Ay no, a mí machacados no, si están machacados los tiro. Con lo que cuestan.
Láquesis. Machacados no, pero con cebolla están ricos.
Atropos. Y con un poco de pimentón los pongo yo, pero picante no que me sienta mal al duodeno.
Cloto. Y a la garganta. Ay no, que eso no es el pimentón, que es el frío. Pero bueno, da igual, los bocartes están ricos.
Láquesis. Eso me parece a mí, que están muy caros, pero muy ricos. En cazuela.
Átropos. Y con cebolla, y lo rápido que se hacen.
Cloto. Y dos cucharadas de aceite.
Láquesis. Eso, dos cucharadas de aceite, qué ricos, y qué rápido se hacen.
Átropos: Yo una y media. Y cebolla. Muy rápido, en la cazuelita de barro. Menos los machacados.
Se baja Átropos, pero una gorda brutal decide cambiar de asiento. Es Tánatos, La Muerte.
Tánatos. Ay, hija, si no te había visto. Estaba mirando para acá pero no te había visto.
Cloto. Ay hija, hola, ¿es que ibas mirando para atrás? Yo si me siento para atrás me mareo.
Láquesis. Sí, si vas sentada para atrás es bueno que te dé un poco de aire.
Tánatos. O bajar la ventanilla.
Cloto. Sí, mejor bajar un poco la ventanilla. Pues no te había visto.
Láquesis. O que pongan el aire un poco fuerte. ¿Y dices que estabas ahí sentada?
Tánatos. Pues sí, ahí, pero no os había visto. Os había oído.
Cloto. Sí, es que estaba hablando con esta y con una señora que se ha bajado antes.
Láquesis. Si, con una señora. Creo que iba a cenar bocartes.
Tánatos. Qué ricos los bocartes. En cazuela. Pero sin pimentón, que repite y me duele la tripa. Pues eso, que no os había visto.
Cloto. Ya, es que ibas para atrás. Yo si voy para atrás me mareo.
Láquesis. Yo también, por eso bajo la ventanilla, que me dé el aire.
Tánatos. Mujer, para qué vas a bajar la ventanilla, si hay aire acondicionado. Pues eso, no os había visto, pero os había oído, pero no os había conocido.
Cloto. Es que claro, oyes a la gente en el autobús pero no te fijas, que no somos cotillas.
Láquesis. A mí una el otro día me dio un golpe con el bolso, qué daño.
Tántanos. Llevaría bocartes y tendría intención de machacarlos. Pues eso, que no os había conocido.
Por fin llego a mi parada. Sigo en la misma página. Me bajo del autobús. Muero. Fin.
3 comentarios:
Maravilloso y real como la vida misma.
jaja gracias. Y eso que es un resumen, falta media conversación.
Río por no llorar. La línea 7 en verano y dirección Sardinero también merece un capítulo.
Muy bueno.
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