miércoles, septiembre 12, 2012

EL FESTIVAL INTERNACIONAL DE SANTANDER MIRA HACIA EL FUTURO (3)


Y vamos a continuar hasta la docena en esta serie de reflexiones en torno al FIS que se nos presenta después de la cesantía de Ocejo. Al menos de momento.

9. RECUPERAR LA CALLE. El traslado, necesario, del Festival Internacional de Santander de la Plaza Porticada al Palacio de Festivales de Cantabria trajo muchos beneficios y algunas pérdidas. Entre ellas, aquel Festival que se imponía a los ciudadanos como parte del propio entramado urbano, aquel en el que era posible intuir parte de la maravilla interior dando un paseo a pesar de que no quedaran entradas o de que el presupuesto no llegara, aquel en el que era posible por muy pocas pesetas obtener un lugar en la bancada de la C lateral. El espacio cerrado ha fomentado la sensación de que el Festival es un espacio cerrado en vez de una fiesta cívica. Y tal vez sería el momento de invitar otra vez a la ciudadanía a tomar parte en el mismo.

Es evidente que no es posible ampliar el aforo de la Sala Argenta. Pero sí puede ser interesante el desarrollo de una parte del Festival a pie de calle. Una toma de la calle que implicaría un mayor dinamismo, una presencia festiva y real, y sobre todo la captación de nuevos públicos. Modelos existen muchos en los que fijarse, desde el Fringe del Festival de Edimburgo a los Proms londinenses, desde las propuestas de calle de Avignon o Barcelona a la presencia cotidiana de artistas en Praga o París. De hecho, en la propia Santander han sido, creo, celebradas y exitosas las salidas a la ciudad del MAF y algunas otras propuestas. Recuperar la calle será para el FIS recuperar la vida, el tono, la implicación con el territorio y con la gente.

10. RECUPERAR EL TIEMPO. Puede que una de las falacias más burdas del discurso oficial de Festival e Instituciones en los últimos años haya sido precisamente el de que el FIS era un gran escaparate cultural que aportaba gloria y oropel a Santander y Cantabria, y que por lo mismo actuaba como relevante imán para el turismo.

La realidad y la lógica, siempre tan duras, nos explican (más allá de lo ya comentado sobre el mínimo o nulo interés del FIS para los medios de fuera de Cantabria) qué difícil resulta atraer turismo cuando la programación se presenta solo unos pocos días antes del inicio de su calendario. No sólo porque no es posible organizar unas vacaciones en fechas especialmente difíciles (agosto) con sólo unas semanas de anticipo, sino porque además no se prevén formas de adquisición de entradas a través de banca, Internet o intermediarios que no sean Caja Cantabria. ¿De verdad alguien se cree que una familia va a planificar sus vacaciones en Santander pensando en el Festival sin saber cuál es el programa y sin saber si va a disponer de entradas? ¿Podemos ser un poco serios?

Otra cosa será que quienes de costumbre o por casualidad se encuentren veraneando en Santander puedan aprovechar para asistir a alguna velada del Festival. Pero desde luego un Festival con un programa sólido y una gestión más sólida aún debería tener una gran proyección económica.

11. EVALUACIÓN. A la hora de analizar la vitalidad y el desarrollo del Festival, no basta con la reunión de un patronato y de las instituciones que colaboran con el evento. No, si permanecen sordas a la voz del público y de la sociedad en general. La realización de encuestas de satisfacción de público son, hay otros medios también claro, un buen indicador si se hacen con rigor. Roza el ridículo poner una urna para que de forma anónima y en un cutrepapel se pueda opinar, roza el ridículo evaluar la repercusión económica del Festival preguntando sin orden ni concierto a algunas damas si esa tarde pasaron por la peluquería o si se habían vestido de manera especial para la velada. Hablamos de una evaluación seria capaz de generar resultados estadísticamente mensurables y razonables. No es el único medio pero sí uno más para saber si el Festival se encuentra en el buen camino.

12. LA DIGNIDAD DEL DETALLE. Un poco cajón de sastre va a resultar esta duodécima reflexión, pero allá va. La importancia de las pequeñas cosas es parte de la importancia de las grandes. El Festival debería mimar los detalles. ¿Es presentable un Festival Internacional en el que a cambio de una entrada de 150 euros recibes un programa que viene a ser un folio doblado en papel satinado y prácticamente sin información? ¿Es presentable que en esos programas haya faltas de ortografía o errores de bulto en los nombres de artistas y compositores? ¿Cómo es posible que en los folletos generales aparezcan intérpretes y autores pero no obras, de verdad alguien piensa que al público le da igual lo que vaya a escuchar o presenciar esa noche?¿Libretos y textos originales y traducidos de lo que se vaya a cantar/interpretar no forman parte de una experiencia conjunta?¿Qué hay de aquella vieja puntualidad que tan a rajatabla se llevaba en La Porticada? ¿No es posible a estas alturas encontrar una forma de que durante los diez o veinte primeros minutos de una representación o un concierto no se estén escuchando permanentemente los disparadores de las cámaras fotográficas de la prensa?¿Un diseño más actual y atractivo de cartelería, programas de mano y en general los recursos de comunicación e imagen?




1 comentario:

Maria1462 dijo...

Totalmente de acuerdo con el punto 9, si saca a la calle, con precios más populares, no solo para la élite de esta ciudad puede volver a brillar, lo de la información etc, creo que son cosas que se pueden pulir, Renovarse o morir.

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