viernes, septiembre 09, 2011

EL ORGULLO PINGÜINO Y LA SINRAZÓN DE LA RAZÓN


Hacía mucho que no me salía algún intelectual orgánico-biológico con esa vieja obsesión compulsiva que tienen por presentarnos a los gays como una especie de engendro del abismo contrario a las leyes de la naturaleza. Pero esta tarde tocó nuevo turno en twitter, de la mano de un periodista de Intereconomía, César Sinde. Supongo que molesto porque algunos activistas lgtb no se sumaban con suficiente saña a su Islamofobia. O porque habían criticado una noticia y titular de La Razón. O quién sabe qué.

Lo del titular, dicho sea de paso, clama a San Francisco de Sales. Y presenta la adjudicación de las subvenciones para proyectos de educación y prevención en VIH, parte de las cuales ha recaído como parece lógico en Gais Positius, Fundación Triángulo y la propia FELGTB como un premio directo de Leire Pajín a los perversos maricones que intentaron reventar la feliz presencia de Su Santidad por los madriles. Todo ello ilustrado una vez más con la imagen ya tópica de Shangay Lily, poco virgen me temo, pero muy mártir en estos procelosos tiempos, dando la bienvenida a un grupo de dulces orantes rodilla en asfalto.

Pero el tema, el gran tema, es que si la homosexualidad es antinatural porque no rinde adecuado tributo a la necesaria complementariedad de los sexos, y porque nuestro destino natural es encontrarnos con otra pera, o con otra manzana, o con una chirimoya, o con un melocotón en almíbar o como quiera que fuera lo que marcó en su conocido delirio estramónico la sin par (por fortuna) Ana Botella. Y es que, señoras, señores, no son la miseria y el hambre las amenazas más feroces para la supervivencia de la especie humana, no la viruela ni el SIDA, no las guerras ni las catástrofes, no el fanatismo ni la idiocia, no. La extinción de la humanidad vendrá según un plan perversamente trabado por los marcianos homosexuales (que conste que lo ha dicho el Obispo de Córdoba) para convertir en gays a tutti quanti y así impedir la reproducción de la especie, arrojándonos a ese abismo de la desaparición al que cantaran con clarividencia los de Siniestro Total en su mítico "Pueblos del Mundo, extinguíos".

A mí eso de follar sólo para reproducirse me evoca siempre un comportamiento primitivo y básico que casa mal con la inteligencia, la voluntad, la libertad y la capacidad de elección de los seres humanos. Vamos, que veo a mi gata Tiberio cuando le dan los celos y se restriega maníaco-compulsiva contra cualquier saliente cercano, salientes a veces tan poco naturales (en la senda de Sinde) como el hocico de mi perra Gin. Será porque yo no trivializo ni animalizo la sexualidad, y la percibo como una maravillosa oportunidad que tenemos los seres humanos para disfrutar de nuestros cuerpos y hacerlo precisamente con la culminación más íntima y hermosa a la que puedes llegar con una persona a la que amas. Sin que por otro lado me suponga problema alguno reconocer lo divertido y satisfactorio que puede ser el sexo de mutuo acuerdo sin más pretensiones, sea con un fuckbuddy habitual, sea con un One-night-stand. Porque lo importante no está tanto en el resultado como en la causa, en la capacidad del ser humano para relacionarse también a través de su cuerpo. Algo que no es nada animal, digan César Sinde y otros como él lo que digan, porque es un privilegio exclusivo de los humanos. Quedando para la animalidad la del coito reproductivo como opción única.

Y en ese maravilloso camino de la sexualidad son muchas las vías que se abren. Entre ellas, la de la homosexualidad, la de disfrutar de esa comunidad de cuerpos y de sueños en compañía de una persona de tu mismo sexo. Con la que pasas un rato divertido y puntual o con la que duermes cada noche feliz de compartir no sólo el cuerpo, sino también la vida. Es la naturaleza, señor Sinde, la naturaleza, la que nos explicó a muchos hombres y muchas mujeres en nuestro despertar adolescente que el deseo podía orientarse en una dirección diferente de la que las normas sociales uniformadoras marcaban; fue la naturaleza la que nos sorprendió y ruborizó al provocarnos íntimas y muy físicas turbaciones en presencia de algún amigo, o soñando con el actor o el cantante de moda. La misma turbación, sí, la misma, que nuestros camaradas sentían ante el otro sexo. Pero vestida entonces y todavía para muchos ahora de oscuridad, de miedo, de pecado, de todo un sayal oscuro que tardamos mucho en poder quitarnos.

Habla César Sinde de atentar contra las leyes de la naturaleza. Ignorando, supongo, que las relaciones entre individuos del mismo sexo, en cautividad y en libertad, se han descrito ya por los científicos en un par de centenares de especies. Dejando en evidencia que no es la naturaleza, sino algo tan artificial, tan cultural, tan construido como el prejuicio, singularmente el prejuicio de raíz religiosa, el que ha querido excluir el comportamiento, el deseo, la esencia homosexual de las leyes naturales. Y apostando por parejas estables como las que resultan ya tan habituales entre los pingüinos, que se unen de por vida y que además buscan nidos abandonados para poder "adoptar" un huevo del que nacerá su retoño, parejas familiares y entrañables como la de la foto. O como la que se narra en el cuento Tres con Tango, el libro más censurado en Estados Unidos precisamente porque remueve ese prejuicio sin fundamento de la homosexualidad como una conducta bizarra y externa a los deseos de Mamá Naturaleza, y que tuvo su espacio en el zoo de New York.

No me importa demasiado, sin embargo, cuántos animales, cuántas especies animales, se hayan sumado al lado más gay de la naturaleza. Porque yo no soy un animal. O para ser más exacto, porque yo soy otro tipo de animal. Conozco mi cuerpo, conozco mis emociones, conozco mis sentimientos, conozco mi esencia. Conozco en suma mi naturaleza. Y esa naturaleza dictó en algún momento que ignoro su particular instrucción: eres gay, y desearás a tu prójimo en vez de a tu prójima, amarás a tu prójimo, llorarás por tu prójimo y tocarás el cielo con las caricias y los besos de un prójimo muy muy próximo.

Ni siquiera me importa la ironía de que quien me acuse de no seguir los mandados naturales lo haga desde una fotografía en la que luce un aditamento tan artificial, tan poco natural, tan impropio de la naturaleza como unas gafas. Unas gafas que significan, en su caso, César Sinde, y en el mío, que es contrario a la naturaleza que dos seres cortos de vista y poco aptos para la supervivencia hayamos sobrevivido a tantos años y tantas tempestades. Pero ya ve, hemos sido capaces de superar esa ley natural y seguir vivos gracias a nuestras antiparras. Y yo además he sido capaz de superar esa ley antinatural por la que usted y los suyos pretendían convertirme en un reo eterno de la culpa, en un prisionero del armario.

6 comentarios:

BRUNO6 dijo...

por mucho que argumentes no hay caso.
Sinde es un (otro) meapilas idiota esférico incurable y no hay nada que hacer al respecto.

Agata dijo...

No sé qué decirte:lo has dicho tú todo y la mar de bien.
Lo único que puedo decir es que siento vergüenza ajena de estos heterosexuales tan catastróficos.
Un beso,chulo.

Leopold Estapé dijo...

Entre otras cosas atacan a la asociación a la que pertenezco, Gais Positius, por el simpre hecho de pertenecer a la FELGTB y nos acusan de ser cercanos al PSC, como si de ser cierto esto fuera delictivo.
Anualmente organizamos un encuentro de asociaciones o grupos de seropositivos, el objetivo es compartir experiencias y coordinar esfuerzos. Este es nuestro pecado, por el que además nos ha recortado considerablemente la asignación.

Agata dijo...

(Con permiso de Rukaegos)
LEOPOLD:seguid con la cabeza alta y el corazón henchido por lo bien que hacéis vuestro cometido.Pecado no es lo que hacéis, pecado es no valorar vuestro esfuerzo.Un saludo.

Rukaegos dijo...

Ágata, no necesitas permiso alguno para escribir aquí, faltaría más :)

Ya sabes,Leopold, cualquier miseria les vale para atacar a una sociedad que quiere ser libre, abierta y respetuosa. Y contra nosotros están de uñas. Malos vientos apuntan para los derechos lgtb, para el activismo lgtb y lo que es todavía más grave para quienes trabajáis en la educación, prevención y soporte a las personas afectadas de vih.

Rukaegos dijo...

Meapilas Idiota Esférico Incurable, cuando te sale tanta precisión en las definiciones pareces el diccionario de la RAE, Bruno

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